Desde "una nueva tradición" estival con fuegos artificiales sobre el cielo romano hasta la reconversión de un antiguo escudo franquista en pieza de museo: los 21 becarios residentes de la Real Academia de España en Roma exponen a partir de hoy los proyectos artísticos en los que han trabajado durante los últimos nueve meses. Entre estas obras se encuentra la de la artista ibicenca Irene de Andrés y Alán Carrasco, que presentan una de las piezas más llamativas de la exposición.

Irene de Andrés y Alán Carrasco llevan a la Real Academia un antiguo escudo franquista abandonado, que había estado en la fachada de la Academia, reconvertido ahora en escultura al darle la vuelta y mostrar su molde de cemento, unas "entrañas sucias y malformadas", lo que anima a reflexionar sobre "la relación de España con su pasado", explican ambos.

Al fondo, dos piezas de Irene de Andrés; delante, una escultura de Alán Carrasco y a la derecha, el escudo franquista cara a la pared, obra de los dos artistas. I. A.

El resultado final, en muchos casos de las obras que se presentan, no coincide con la idea inicial de los artistas, a algunas obras aún les falta el broche final y otras se presentarán próximamente, como es el caso de las piezas de danza de Muriel Romero y del ciclo para cuarteto de cuerda de Javier Quislant, que se estrenará en la Academia a principios de diciembre, como explica a Efe el compositor bilbaíno.

Algo parecido ocurre con la propuesta de Maral Kekejian, representante de la curaduría junto con Leire Vergara.

El proyecto de Kekejian ha empezado este año, pero se prolongará al menos durante dos veranos más, hasta la celebración del 150.º aniversario de la Academia. Consiste en la repetición durante una semana de verano de unos fuegos artificiales lanzados desde la sede de la institución en la colina romana del Gianicolo, visibles en toda la ciudad, que persigue la idea de "estar juntos" y de "permanencia", y pretende ser "una nueva tradición" sobre el cielo de Roma por parte de su autora.

La restauradora Virginia Morant también ha trabajado en torno a la Academia, centrada en la conservación de parte del archivo fotográfico de la institución.

El estilista gastronómico Miguel de Torres ha buscado el diálogo con sus compañeros desde el principio, ya que trabaja sobre el pan como elemento de "comunión" y "compañero diario". Una receta poetizada por el escritor Carlos Pardo o un cómic obra de Yeyei Gómez son algunas de sus colaboraciones.

La arquitecta madrileña Gadea Burgaz también ha exprimido las posibilidades de intercambio con el resto de becarios, así como Txuspo Poyo, representante del videoarte, la música de cuya pieza es obra del compositor Quislant.

En representación de la fotografía, la murciana Mar Sáez y el mallorquín Toni Amengual retratan Roma y sus alrededores con una visión propia: la primera, a través del concepto de "libertad"; el segundo, relacionando las imágenes contemporáneas con las históricas, cuyo resultado final se plasmará en un libro.

"Un libro visual en forma de cubo construido en papel" es la obra del diseñador gráfico Gonzalo Golpe, titulada 'Verba volant', una experiencia de lectura por medio de imágenes que reflexiona sobre diferentes aspectos del lenguaje, comenta a Efe desde el interior de la estructura.

La grabadista iraní Shirin Salehi, la pintora Sara García y la artista visual Àngels Viladomiu son otras de las becarias que exponen los proyectos nacidos durante su estancia en Roma, así como la Premio Nacional de Narrativa 2019 Cristina Morales.

Finalmente, Elo Vega muestra, en forma de ensayo visual, un "análisis crítico de la escultura clásica, que camufla una serie de violencias que se repiten", como el canon de belleza femenina.

Para ello, recopila miniaturas de grandes figuras artísticas, como la 'Venus' de Botticelli, el 'Rapto de Proserpina' de Bernini y el 'Rapto de las Sabinas', de Giambologna, entre otras, y las enfrenta con lienzos tejidos con mensajes relativos a la igualdad.

La presidenta del Congreso de los Diputados de España, Meritxell Batet, alabó ayer "el papel fundamental" de la Academia de España en Roma "en la formación de generaciones" de artistas, además de su adaptación "a los nuevos tiempos", en la inauguración de la exposición de los trabajos de sus 21 residentes.

Desde 1873, más de mil creadores, restauradores e investigadores -casi todos españoles- se han beneficiado del programa anual de residencias artísticas de la Academia de España.