El colectivo animalista ibicenco Assaib ha mostrado su «total rechazo» a la aprobación de la nueva Ordenanza de Tenencia, Convivencia y Protección de los Animales en el entorno humano de Sant Josep, que fue aprobada en el último pleno municipal con el voto en contra de la oposición y generó un tenso debate.
En concreto, los animalistas critican, igual que hizo la oposición en el Ayuntamiento, el hecho de que se puedan arrojar los cadáveres de las mascotas muertas a la basura, siempre que pesen menos de 50 kilos, algo que la concejala de Bienestar Animal, Guadalupe Nauda, amparó en la ordenanza municipal de residuos.
«No se puede permitir, bajo ningún concepto, que cualquier persona pueda desechar en los contenedores el cuerpo de cualquier animal. Esto no tiene ningún sentido. Ni siquiera dejando de lado el afecto que podamos tener (unos más que otros) por los animales y el mal cuerpo que se le quedaría a tu hijo después de encontrar un animal (muerto, o abandonado) en un contenedor de basura», han señalado los animalistas a través de una nota.
«Es inadmisible desde el punto de vista de la salud pública, que se permita el desecho de cuerpos de hasta 50 kilos. Además de que lo prohíbe la Ley de Residuos. Realmente no creemos que esta medida haya sido apoyada ni por profesionales, ni veterinarios ni asociaciones animalistas, como dice Nauda. Nos habría gustado poder escuchar su opinión», continúan.
El veterinario
De hecho, aseguran que han confirmado que el veterinario insular, Jordi Massip, «no avaló ni revisó» la ordenanza antes de ser publicada y dice «no haber tenido acceso a la última versión», además de que el veterinario incluyó algunas indicaciones profesionales que «no han sido aceptadas». «Desde el colectivo animalista no entendemos cómo estas decisiones están siendo tomadas por personas ajenas al bienestar animal (Nauda, asociaciones de cazadores, Seprona) y sin ningún tipo de acreditación profesional que avale su opinión respecto al cuidado y tenencia de animales; y sin embargo, se pasen por alto las indicaciones del veterinario insular y las recomendaciones hechas desde los colectivos animalistas», advierten.
También critican el hecho de que no se les haya invitado a la mesa de bienestar animal, «siendo entidades animalistas sin ánimo de lucro, las que realmente velamos siempre por el bienestar real de los animales».
Tampoco están de acuerdo con la prohibición de la alimentación de «animales asilvestrados» en un municipio donde más del 70% del suelo es rústico, algo que consideran «ridículo».
