Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los cuadros de colores de Abril, una niña arcoíris de Ibiza

La pequeña artista presenta esta mañana los seis cuadros que ha donado al Área de Salud pitiusa

«Mi nombre es Abril Fajardo Mendoza y soy una niña arcoíris. Nací después de varias pérdidas y mi nacimiento llegó antes de tiempo. Con tan sólo 25 semanas y 620 gramos de peso. Desde el primer día de vida me tocó luchar. Derrame cerebral, mis pulmones no respondían, trombos, sepsis de meningitis, no producía glóbulos rojos suficientes, retinopatía del prematuro y era tan pequeña que todo lo que llegaba me afectaba. El camino no fue fácil, pero ni mis padres ni mis doctores dejaron de apostar por mí. Ahora soy una niña fuerte de ocho años con muchos sueños. De mayor quiero ser veterinaria y científica y llevarlo al campo de la robótica. Amo los animales y ellos me ayudan a crecer feliz». Así se presenta Abril en el cartel de su primera exposición. Esa que se inaugura hoy a las once y media de la mañana en el centro de salud de Sant Antoni y que está compuesta por seis lienzos en los que la pequeña ha dado rienda suelta a su creatividad.

Abril dibuja un gato mientras su madre, Coral, la observa. Juan A. Riera

«Pinto desde siempre», asegura Abril, que hace sólo unos instantes estaba sentada en el suelo del Hospital Can Misses, pegadita a su madre, Coral, leyéndole una de las aventuras de las ‘Princesas Dragón’. La portada del libro es lila, el color favorito de la pequeña. Abunda en sus cuadros y tiñe un mechón de su larga melena morena. «También me gusta el rosa», confiesa. «Bueno, me gustan todos los colores del arcoíris», añade señalando la mascarilla con la que se protege del coronavirus, cuajada de ellos. «Soy una niña arcoíris, ¿lo sabes?», indica Abril disponiéndose a abrir su agenda.

Los cuadros de colores de Abril, una niña arcoíris | ARCHIVO PERSONAL

Los cuadros de colores de Abril, una niña arcoíris | ARCHIVO PERSONAL Marta Torres Molina

Abril llegó después de que sus padres hubieran visto esfumarse la posibilidad de tener hijos en tres ocasiones. Que la pequeña artista esté hoy inaugurando una exposición es, para quien crea en ellos, un milagro. «Al tercer mes empecé a sangrar y tuve que quedarme en reposo», explica su madre, quien, al llegar a Can Misses tras perder el tapón mucoso, se negó a que le practicaran un legrado. Quería tener a su niña. Aunque las posibilidades de que saliera adelante fueran muy pocas. «Lo tenía claro porque conocía el caso de una vecina», recuerda la madre, a la que, tras firmar un documento responsabilizándose de la decisión, enviaron a Son Espases en helicóptero. «Sola», recuerda. «Apostamos por ella», señala. A pesar de todas las dificultades, salió bien. Abril no sólo salió adelante sino que, además, desde bebé ya demostró ser una niña muy despierta y muy curiosa. En esos momentos, reconoce la madre, no imaginaba que aquella niña que apenas pesó 620 gramos al nacer pudiera llegar a ser el terremoto que es ahora. A Abril le interesa absolutamente todo. Hace mil preguntas. Siempre quiere saber más. Lo único que la congela, lo que la paraliza, es todo aquello que huela a violencia o agresividad. Su mente, explica su madre, va más rápida muchas veces que su cuerpo, la motricidad fina es algo en lo que trabajan todo lo que pueden, explica.

Abril, pintando un lienzo. Archivo personal

Amuletos a bolígrafo

Hubo un momento, cuando aún era un bebé frágil, en el que la familia comenzó a intuir que, quizás, nada saldría tan mal como les habían dicho al ser Abril una gran prematura. Una enfermera, Marta, le puso un termómetro. «Y sonrió», afirma Coral mientras la pequeña, bolígrafo en ristre, dibuja amuletos en las manos de quienes escuchan su historia. Un número 4, la palabra ‘suerte’ en mayúsculas, un trébol de cuatro hojas... Comenzó con la pintura de bien pequeña, con apenas trece meses. Extendían telas en el salón y pintaba con los pies, explica la madre que ahora, seis años después, sigue extendiendo telas cada vez que su hija entra en modo artista, no sea que la creatividad acabe salpicando todos los muebles del salón.

Abril, ayer, en el Hospital Can Misses. Juan A. Riera

La idea de la exposición que se inaugura esta mañana en el centro de salud de Sant Antoni fue de Ana Amor, matrona de Sant Antoni, y de Nika Indorf, que ya ha impulsado otras iniciativas en el Área de Salud pitiusa y que conoce a Abril. De hecho, la niña, que tiene altas capacidades, la admira tanto que pidió lienzos redondos para sus obras cuando vio que la artista los usaba como soporte para sus cuadros. El objetivo de la muestra es, como Abril asegura en la invitación, demostrar con su propia experiencia «que los sueños se consiguen».

Abril tiene muy claro cuál de los seis cuadros que ha donado al Área de Salud pitiusa le gusta más: uno en el que predominan los tonos morados. Ella, en la figura alta de la derecha ve a Raven, el personaje de cómic, pero su intención es que cada persona deje volar su imaginación cuando observe los cuadros. Precisamente por eso puso el freno en uno de ellos, el perfil de una mujer con un pelo multicolor. Iba embalada, pero optó por no completar el rostro. Las seis obras son lienzos con escayola y acrílico. Ahora, explican, ya no pinta con los pies, como cuando era pequeña. Se romperían», justifica Coral, que agradece todo el material de pintura que le regalan amigos y familiares. «Mi padre, que falleció de covid, siempre le compraba de todo cuando veía ofertas», recuerda. A cambio, numerosos amigos y allegados de la familia tienen, en las paredes de sus casas, auténticos Abril Fajardo Mendoza.

Los pies de Abril y los de su padre, cubiertos de pintura. Archivo personal

Aunque la pintura le encanta, Abril, de mayor no quiere ser artista. Tira más por las ciencias. «Con cuatro años pidió un microscopio y ahora quiere uno en el que pueda ver bien las células», asegura la madre. Así, en el futuro se imagina dedicada a la robótica, diseñando prótesis para animales que hayan sufrido amputaciones. Los animales son su gran pasión. En casa tienen tres gatos: Sky, Moon y Leo. Los viajes de la familia siempre ponen el foco en la naturaleza y en que tanto Abril como su hermano, Leo, que también nació prematuro, puedan tener el máximo contacto con los animales. Abril asegura que sus vacaciones favoritas fueron en dos islas de Tailandia en las que pudo ver muchos animales, aunque la conexión especial con ellos la descubrieron en el parque de la Fundación José Luis Malpartida. «Uno de los trabajadores nos dijo que tenía una mano especial», asegura la madre. «Vi búfalos y suricatos que me besaron la cara y monos tití», comenta la pequeña, que confiesa que su pintor favorito es Dalí, algo que ha descubierto acompañada de su padre, que es artista.

«Dalí pinta unos elefantes con unas patas larguísimas», justifica la niña, concentrada en pintar un gato, de perfil, con ojos brillantes y unas grandes orejas, en la libreta de esta redactora. Entre los trazos de las cinco letras que forman su nombre se esconden los rostros de otros seis mininos.

Compartir el artículo

stats