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Entrevista
Romualdo Romero Catedrático de física de la tierra

Romualdo Romero, catedrático de física de la tierra: «El mar podría subir entre 60 y 80 centímetros en Baleares hasta final de siglo»

El experto en meteorología cree que «hay que estar preparados para cualquier escenario» y avisa de que en el futuro habrá fenómenos atmosféricos mucho más violentos e intensos

Romualdo Romero, cerca del edificio Mateu Orfila de la UIB, donde trabaja como profesor.

Aunque para muchos la lluvia y el mal tiempo es un fiasco, para Romualdo Romero (Manresa, 1970), catedrático en Física de la Tierra en la UIB y especializado en meteorología, el día se anima cuando empieza a nublarse. Su pasión son los fenómenos atmosféricos del Mediterráneo occidental, región que su doctorado analiza como punto caliente del cambio climático. Lidera el grupo de investigación de Meteorología de la Universitat de les Illes Balears, en el que expertos de varias áreas trabajan para entender los procesos físicos que intervienen en el tiempo y el clima de la cuenca en la que se sitúa esta comunidad.

¿Hacia dónde van las predicciones climáticas de los próximos años?

Todos los modelos de simulación del clima apuntan hacia un futuro claramente más adverso en la zona mediterránea. De hecho, el Mediterráneo occidental y, en concreto, Balears, es un punto caliente del cambio climático. Todo apunta a una futura disminución de las precipitaciones medias y un aumento clarísimo de las temperaturas, sobre todo en la parte más cálida del año. Es una situación que tiende a extremizar este clima, que realmente ya es semiárido por naturaleza.

¿Es posible revertir las consecuencias del calentamiento global en Baleares?

Al ser un territorio tan pequeño, aunque en el futuro lleváramos unas políticas muy drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, si el resto del mundo se sigue comportando igual, no serviría de nada. Hacen falta esfuerzos globales y coordinados.

¿Y cree que eso acabará pasando algún día?

El problema es que las sociedades nos enfrentamos a problemas más puntuales en el tiempo. Por ejemplo, el coronavirus o la crisis económica. Sabemos que son pasajeros. Pero el cambio climático es una cuestión de una naturaleza muy diferente, eso es lo que a la gente le cuesta entender. El sistema climático tiene una memoria a largo plazo y una inercia muy potente. Como un vagón que se acerca a la estación a toda velocidad, que ha ido acelerando durante mucho tiempo y ya no se puede frenar de golpe.

«El futuro será claramente más adverso en el Mediterráneo occidental» «Los veranos podrían llegar a ser insoportables en las Islas»

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Entonces no cree que se pueda revertir.

Ahora mismo no se trata de revertir el cambio climático. Retornar el clima a su estado anterior a corto plazo es imposible. Llegados a este punto, se trata de limitar sus efectos, porque ya es imparable.

¿Qué signos nos ha mandado el cambio climático en los últimos 20 años que deberíamos tener en cuenta?

En todo el mundo se está produciendo un calentamiento desigual, mayor en el hemisferio norte y en latitudes más altas. El Mediterráneo es una zona con un aumento de temperaturas superior a la media mundial: en los últimos 30 años ha subido casi dos grados, y se espera una aridificación de esta región.

¿Qué nos quieren decir las cien noches tropicales de este verano?

Una racha de cien noches seguidas a más de 20 grados es un episodio que en principio podría suceder también a principios del siglo pasado, aunque era menos probable. Cada vez será más fácil que se den este tipo de fenómenos, aunque no quiere decir que este en concreto haya sido por el cambio climático.

Entonces, ¿cómo sabemos que un fenómeno en concreto se ha dado por culpa del cambio climático?

En realidad, es imposible saberlo. El clima son series consecutivas de tiempos; tomando como referencia un solo fenómeno, no es fácil aseverar a qué se debe. Lo que sí podemos decir es que hay episodios difícilmente explicables sin el cambio climático. Cogiendo un suceso con pinzas, es lo único a lo que podemos llegar.

Estadísticamente, ¿cuándo sucederá la próxima torrentada como la que hubo en Sant Llorenç?

Es imposible saberlo. Lo único que puedo hacer es coger una zona más amplia, como todo el Mediterráneo, y decir que los estudios de cambio climático me llevan a suponer que episodios de ese estilo podrían ser más frecuentes y extremos

¿Cuánto podría llegar a aumentar el nivel del mar en Balears?

En un escenario pesimista en el que siguiéramos emitiendo los mismos gases a la atmósfera, hasta final de siglo podría subir entre 60 y 80 centímetros.

¿Y las temperaturas?

En ese mismo escenario, a nivel global podrían subir unos cuatro grados. Y en Balears siempre vamos por encima de la media, así que podrían ser hasta seis grados, aproximadamente. Y en cuanto a precipitaciones, podría haber un 20 ó 30 por ciento menos. Aunque, por supuesto, estamos hablando de promedios. Ese episodio podría convivir perfectamente con fenómenos extremos.

De todas formas, ¿existen datos que confirmen que las temperaturas son cada vez más altas?

Por supuesto. En Balears tenemos estaciones desde hace más de cien años. Lo de las temperaturas es evidente, y no solo aquí, sino en todo el planeta. Aumentan los picos de calor y disminuyen los de frío.

¿Habrá cada vez más gota fría en los meses de otoño?

En general, en la zona mediterránea, la tendencia es de más anticiclones, es decir, buen tiempo. Igualmente, seguirá habiendo entradas de aire frío y formaciones de gota fría, pero con menor frecuencia. Si a este cóctel le sumamos un mar mediterráneo más caliente y una mayor disponibilidad de vapor de agua, en el futuro podría haber menos días de lluvias fuertes, pero cuando se den, serán muy intensas. Es decir, será más probable que haya fenómenos muy violentos, pero menos precipitaciones medias.

Parece que el cambio climático podría llegar a trastocar las estaciones así como las conocemos.

En latitudes como la nuestra, seguirá habiendo invierno, primavera, verano y otoño. Pero sí que se espera que las temperaturas aumenten en los periodos más cálidos —primavera y verano—, y el clima sea más agradable en los meses de otoño.

«Todos los modelos de simulación del clima apuntan hacia un futuro más adverso en la zona mediterránea» «Contra el cambio climático hacen falta esfuerzos coordinados y globales»

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Partiendo de esa base, ¿puede que los meses de temporada alta en las Islas se retrasen?

No me atrevo a afirmarlo, porque la gente suele tener vacaciones para viajar en verano. Pero sí es cierto que eso va a favor de la desestacionalización de la que tanto se habla en Balears. Quizá esto ayude a evitar la saturación que tenemos en verano. Pero, ojo: hay dos caras de la misma moneda. En el norte de Francia, Inglaterra, o los países nórdicos, los veranos se alargarán. Podría haber una migración de turistas hacia enclaves que ahora mismo no son muy turísticos, sobre todo si en el Mediterráneo hace tanto calor. En Balears, los veranos podrían llegar a ser insoportables.

¿Podría llegar a haber migrantes climatológicos en este archipiélago?

Desde luego, el caldo de cultivo está. En un razonamiento simple, habrá gente que no quiera vivir los fenómenos extremos de los que te hablo, pero el sistema es mucho más complejo que eso e intervienen más factores.

¿Las previsiones de lluvias en los próximos años garantizan agua para unas islas de 1,2 millones de habitantes?

El futuro habla claramente de un clima más cálido y de una disminución de las lluvias. Si juntamos los dos ingredientes, el panorama no es muy agradable. Habrá un estrés hídrico mucho más acusado. Puede que hacia el final de siglo haya especies que no estén tan cómodas. Pero no dudo que falte agua para toda la población. Una sociedad avanzada como la nuestra se las arreglará para conseguir agua. El ejemplo paradigmático son las desalinizadoras. Me preocupan las sociedades más pobres, como el norte de África. Allí, dos años seguidos de sequía podría significar quedarse sin nada para comer.

¿Qué debemos cambiar como sociedad para luchar por la emergencia climática?

Hay que empezar a actuar ya. El sistema tiene tanta inercia que cuanto más esperemos será peor. Al final, la única receta es dejar de emitir gases de efecto invernadero. Habrá que cambiar de fuente energética: o progresivamente dejamos de quemar carbón y petróleo, o no hay nada que hacer. Por eso habría que pedir a nuestros políticos un cambio del modelo de producción de energía. Y a nivel personal, hay que ahorrar: cada vez que dejamos una luz encendida, hay una central térmica funcionando. O, por ejemplo, coger menos el coche. Es un pequeño granito de arena, pero si todos los ciudadanos del mundo lo hicieran, sería muy valioso.

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