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Vacunación en residencias en Ibiza: «No tengo miedo al virus»

Mariano Riera Clapés, de 92 años, el primer interno de las residencias de la isla en recibir la tercera vacuna

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Los usuarios de residencias de Ibiza reciben la tercera dosis de la vacuna contra el covid Sergio G. Cañizares (EFE)

«Yo no he tenido miedo al virus, no le tengo miedo a nada, pero con la vacuna estoy más tranquilo», confiesa Mariano Riera Clapés, el primer interno de la residencia Can Blai en recibir la tercera dosis de la vacuna contra el covid. Mariano tiene 92 años «y diez meses» y lleva cuatro en este centro de Santa Eulària al que ayer se desplazó un equipo de vacunación, formado por dos enfermeras y dos técnicos en cuidados de enfermería, para administrar la dosis de refuerzo a los usuarios.

En total, pincharon a 76 de los 92 internos, explicó el director de Can Blai, Jesús Díaz-Santos Chico: «Algunos no pueden porque no han pasado seis meses desde la segunda dosis o han pasado la infección este año y se ha decidido no vacunarles», explica poco antes de que los sanitarios inoculen la tercera dosis a Mariano, que ha pasado «bien» la pandemia. No opina lo mismo el director del centro. «Ha sido muy duro», afirma antes de reconocer que, si bien la vacuna ha servido para traer un poco de tranquilidad y una «cierta normalidad», el miedo no lo han perdido del todo. «No es lo mismo 2020 sin vacuna que 2021 con vacuna», concluye.

El Área de Salud pitiusa asegura que, en el caso de Ibiza, el 29 de septiembre, es decir, el próximo miércoles, tendrán ya la tercera dosis los casi 500 internos de las cinco residencias de mayores que hay en la isla: Can Blai, Sa Serra, Cas Serres, Reina Sofía y Sa Residència. En próximas semanas, los equipos de vacunación regresarán a estos centros para administrársela a quienes ahora no podían recibirla.

«Si me muero, ¿qué pierdo yo ya?», pregunta Isabel Mesa Zamora, otra de las primeras internas de Can Blai en quedar trivacunada. Isabel, que en dos meses cumplirá los 83, ha vivido de cerca la pandemia: «Mi nuera lo cogió». Fue la única. Ni Isabel ni su hijo ni su nieta, que tiene 19 años, se contagiaron. «Yo iba en el coche con ella y tampoco lo cogí», comenta esta usuaria de la residencia de Santa Eulària, que no lleva ni tres meses viviendo ahí: «He estado en el centro de día dos años y hace unos meses me dieron plaza en la residencia». «Vacunándote estás mejor», comenta antes de sentenciar: «Ésta es la vida que nos ha tocado. Hay que aguantarse».

Por las manos de Aurelio Alcayde, el enfermero encargado de inocular las terceras dosis, pasa también Eulària Ferrer Colomar, que el 19 de diciembre cumplirá 90 años. «A ver si puedo llegar», comenta la ibicenca, que justo ingresó en Can Blai diez días antes de que el Gobierno decretara el confinamiento tras la explosión de la pandemia. Ella, a diferencia de sus compañeros de residencia, sí ha tenido miedo, confiesa. «Mucho», reconoce. Un temor motivado por no saber qué podía pasar, explica la casi nonagenaria segundos después de recibir el pinchazo. «¡Hombre, claro!», contesta cuando se le pregunta si vacunándose por tercera vez se queda más tranquila. Eso sí, Eulària lo tiene claro: «Hasta el año que viene, ¿no?».

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