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Residuos

Algo huele a podrido en los contenedores de Ibiza

Vila asegura que ha triplicado la limpieza y reconoce que no se ha estudiado su ubicación para que no estén expuestos al sol

Detalle de uno de los contenedores de residuos orgánicos del municipio de Eivissa. | TONI ESCOBAR

Instalar los contenedores de residuos orgánicos a pleno sol y limpiarlos una vez a la semana no era la mejor opción, opinan vecinos y empresarios de Platja d’en Bossa, que denuncian el nauseabundo olor que desprenden algunos de ellos. El Ayuntamiento asegura que hace dos semanas pasó de limpiarlos una vez a tres por semana y justifica que se instalaron en mayo y que aún hay que hacer «correcciones».

Pleno verano. La tarde está avanzada pero el sol cae aún a plomo y las aplicaciones de los móviles marcan más de 30 grados. La terraza de un restaurante de Platja d’en Bossa está llena de clientes, la mayoría turistas. Algunos arrugan la nariz. Algo huele a podrido. El olor es nauseabundo. Insoportable. Los ocupantes de varias mesas se levantan y deciden emigrar en busca de otras terrazas, en otros bares, en las que se pueda respirar. Algunos de los que están cenando temprano ni se acaban sus platos, incapaces de dar un bocado más. Piden la cuenta, protestan por el hedor y también se marchan.

El camarero y el dueño del establecimiento señalan al otro lado de la calle, a la esquina, a los contendores. El objeto de su dedo índice es, en concreto, el último en incorporarse a la fila de contenedores, el marrón, en el que se deposita la materia orgánica. «Los demás contenedores llevan ahí desde siempre, pero desde que han instalado el último el olor, algunos días, es insoportable», comentan.

Basta acercarse hacia el señalado como culpable para darse cuenta de que tienen razón. Prácticamente hay que aguantar la respiración para acercarse. El suelo en los alrededores del contenedor está algo pringoso. También hay manchas secas. El depósito de residuos está situado a pleno sol la mayor parte del día. Lo mismo que en buena parte de las calles del barrio, una de las zonas más turísticas del municipio de Ibiza.

Ventanas cerradas

«Ya que los iban a instalar justo antes del verano lo lógico hubiera sido hacer un estudio de las calles y escoger los puntos de más sombra», comenta una vecina. Vive justo en la esquina y, cuando el viento no se lleva los hediondos efluvios hacia la zona en la que están los bares, se le cuelan por las ventanas y la corredera de la terraza. «A pesar de que abriéndolo todo me corre aire, esos días tengo que tener cerrado porque es inaguantable», añade.

Los afectados aseguran que el olor no se debe a que la gente deposite los residuos orgánicos fuera del horario sino al calor incidiendo en los restos que quedan después de vaciarlos. «No hubiéramos tenido este problema si, simplemente, la mayoría de los contenedores de la zona de Platja d’en Bossa se hubieran puesto justo enfrente, donde no da tanto sol ni en las horas más intensas del día», señalan varios vecinos, que critican, además, que no se limpian lo suficiente. «Deberían limpiarlos todos los días, al menos en los meses de más calor. A nadie se le ocurriría, ahora, en verano, tener la basura toda una semana en casa porque olería, pues con esto tendrían que hacer lo mismo», continúan los vecinos.

El caso de los establecimientos afectados es aún más sangrante. Denuncian que en un año tan complicado como éste, después de las pérdidas derivadas del confinamiento y las sucesivas restricciones a la hostelería, lo último que necesitaban es que los contenedores marrones les espanten a los turistas. «Los días de más calor, depende de cómo viniera el viento, el tufo es constante, desde media mañana hasta la hora del cierre, después de medianoche», señalan.

Más limpieza

Desde el Ayuntamiento de Ibiza aseguran que los contenedores marrones «se vacían de forma diaria al tratarse de un contenedor con residuo húmedo». Además, desde el departamento de prensa explicaron que se han estado limpiando «una vez a la semana, tanto en su exterior como en el interior». Sin embargo, desde hace dos semanas, el Ayuntamiento tiene el compromiso de hacerlo «cada tres días» con el objetivo de «mejorar el servicio». Desde el Consistorio confían en que con este aumento de frecuencia de la limpieza «se reduzcan de forma considerable las molestias por los olores».

«Recordamos que este tipo de contenedores se instalaron el pasado mes de mayo y ahora se están llevando a cabo correcciones, una vez vistas las necesidades», señalaron desde Can Botino, donde reconocieron que el tipo de residuo que recogen estos contenedores, sumado a las elevadas temperaturas que se registran en Ibiza durante el verano, «provoca que se desprendan una serie de olores». El Ayuntamiento recalca, además, que esta situación se da «en todos los municipios con condiciones climáticas similares a las de Ibiza».

En este sentido, explican que su ubicación se ha decidido «pensando siempre en completar las islas de fracciones, es decir, situarlos allí donde ya había contenedores de plástico, vidrio, papel y rechazo, o algunos de ellos».

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