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El Consell de Ibiza toma medidas para mitigar los olores «inesperados» del vertedero

Se ha encargado un estudio de dispersión de olores para decidir si se cierra la nave de maduración, lo que costaría cinco millones

Un momento de la reunión de ayer con representantes de los vecinos afectados.

El Consell de Ibiza y la UTE Giref, concesionaria del vertedero de Ca na Putxa, han adoptado diversas medidas para tratar de mitigar el incremento de los olores que se produce desde la puesta en marcha de la planta de triaje y que provoca muchas molestas a los vecinos.

Acompañado por técnicos de la institución y de la concesionaria, el conseller de Gestión Ambiental, Vicent Roig, se reunió el jueves y ayer con representantes de las asociaciones de vecinos de Roca Llisa, Jesús, Cap Martinet y Can Fornet para explicar las medidas que se han adoptado para intentar reducir este problema. Roig admite que las molestias «se han triplicado».

«Hay que ser consecuentes y pedir disculpas», destaca antes de nada Roig, que, a modo de ejemplo, señala que el hedor del vertedero ha alcanzado el campo de fútbol de Jesús. «Una cosa es soportar alguna molestia y otra que en agosto los vecinos no puedan ni cenar en la terraza de su casa».

Los técnicos consideran que el foco principal del aumento de los olores se encuentra en la nave de maduración, que se utiliza para secar la materia orgánica en el proceso de compostaje y que no está cerrada. Tiene una apertura en una pared lateral y el frontal abierto. En esta instalación no sólo se culmina el proceso del compostaje (después de la obtención del biogás para generar electricidad), también se seca la materia orgánica impura (la que se recupera en la planta de triaje pero que está mezclada con otros elementos como plásticos) que, como no se puede destinar a compost, se utiliza para cubrir (antes se utilizaba tierra) la basura que se entierra en el vertedero.

La nave de maduración tiene el frontal abierto y parte de una pared lateral. | D. I.

Materia orgánica impura

Por ello, la principal medida inmediata ha sido eliminar, al menos temporalmente, el proceso de secado de la materia orgánica impura. Desde hace una semana, este material se vierte directamente a una celda de Ca na Putxa junto al resto de residuos irrecuperables, y todo ello se cubre de nuevo con tierra. Ahora, hay «una cantidad mínima de materia orgánica en esta nave», explica Montse Ruiz, técnica de Medio Ambiente del Consell, que asegura que ya se ha notado un cambio. «No es lo mismo. Pasas por delante de la nave y ya no se nota el mismo olor que antes», afirma.

Mientras tanto, el Consell ha encargado un estudio de dispersión de olores para concretar los focos del vertedero donde se producen los olores, su intensidad y las zonas que pueden alcanzar en función del viento. Con el resultado de este diagnóstico, se decidirá si se acomete el cierre de la nave de maduración. El conseller de Gestión Ambiental explica que el coste de esta obra ascendería a «cinco millones de euros», aproximadamente.

«No se trata de levantar paredes, lo cual tendría un coste de 30.000 euros, sino de instalar un sistema de extracción y reciclaje de aire con biofiltros que cuestan un dineral», explica. La técnica de Medio Ambiente advierte también del incremento del coste energético de esta medida.

Al ser una inversión tan importante, el Consell esperará a las conclusiones del estudio para determinar si esta actuación será suficiente. «Políticamente lo fácil sería hacerlo ya», indica Roig, que reconoce que cuando se proyectó la planta de triaje no se previó este impacto.

En el pliego de contratación ya estaba previsto este diseño de la nave porque «esta intensidad [de los olores] no era la esperada», admite Ruiz.

La técnica de Medio Ambiente asegura que esta instalación «no es el único foco». «El olor ha llegado tan lejos porque se ha producido un conjunto de cosas, entre ellas un régimen de vientos muy constantes hacia esa zona». En los últimos dos meses, cada vez que el Consell recibía una queja por olores del vertedero, un técnico de la institución o la UTE se desplazaba lugar para comprobar su intensidad y determinar la posible procedencia. Ruiz admite que el hedor ha alcanzado este verano zonas «anormales».

Neutralizadores de olores

Aparte de la actuación en la nave de maduración, también se han instalado aspersores de neutralizadores de olor en diversos puntos del perímetro del vertedero. Para controlar la contaminación difusa también se han regulado todas las puertas de la planta de triaje para que se abran y cierren en 15 segundos, según Ruiz.

Además, según el conseller, los fardos de residuos que son irrecuperables se entierran cada día. Antes se apilaban y cuando se alcanzaba una cantidad determinada se vertían en una celda.

"Son olores, no emisiones tóxicas", aclara la institución.

La técnica de Medio Ambiente del Consell Montse Ruiz asegura que una de las cuestiones «importantes» de la reunión con los vecinos era «quitarles el miedo» y aclararles que «lo que respiran no es tóxico». «Se hacen análisis de emisiones y si hubiera algún contaminante se detectaría y corregiría». Un vecino afectado asegura que las soluciones tendrían que ser «más radicales» y que no se debería haber legalizado el vertedero en 2001 cuando hay viviendas a 150 metros y la normativa impide estas instalaciones a menos de 2.000 metros.


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