No todos los hoteleros ven el vaso medio lleno. El responsable de una importante cadena de la isla (que prefiere mantener el anonimato) no tiene clara «esa visión de que se puede alargar la temporada hasta casi noviembre». «Seguro -señala- que quedarán hoteles abiertos y que entraremos bien en octubre, pero no toda la planta». Augura que «en la segunda quincena de septiembre empezará a verse un cierre bastante progresivo de hoteles por falta de demanda».
Recuerda que el mercado español «va desapareciendo progresivamente» durante este mes y que «el internacional no está respondiendo como se esperaba», especialmente el británico. Tiene dudas de si el alemán mejorará.
«Hay que tener en cuenta -indica- de que aún, dentro de lo que cabe, hay bastantes restricciones. Hay aún muchas complicaciones, costes e incomodidades asociados para viajar. El turista británico debe hacerse pruebas, aunque estemos en ámbar, para regresar a su país. Para un paquete de vacaciones para septiembre y octubre, ese coste es, proporcionalmente, muy superior al que supone uno para agosto».
Respecto a la posibilidad de continuar la actividad en noviembre cree que «es más un desideratum político que una circunstancia real de mercado. Algunos hoteles aguantarán hasta finales de octubre, pero será una parte muy pequeña de la planta hotelera».
Para su cadena «ha sido un verano mejor de lo esperado, pero no con las cifras habituales. Según los establecimientos puede haber entre 15 y 20 puntos menos de ocupación que en 2019. Pero Eivissa ha resistido bastante en comparación con otras zonas turísticas». También cree que este año «se ha demostrado que la temporada no la abren y cierran las discotecas. Poca gente podrá ya sostener eso».
