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Crisis sanitaria

La trastienda de la vacunación

Berta Lozano y Encarnación Medina son el enlace entre la dirección de Enfermería y los trabajadores de los puestos del Recinto Ferial. Ambas enfermeras, que aseguran que todo marche sobre ruedas, son también testigos de la actitud de la población hacia la vacuna

Encarnación Medina (izquierda) y Berta Lozano (derecha) posan junto a una de las líneas para la vacunación del Recinto Ferial

Los testimonios de Berta Lozano y Encarnación Medina son imprescindibles para acercarse al día a día en el espacio de vacunación del Recinto Ferial. Su cargo oficial es el de coordinadoras, pero podría decirse que son enfermeras, gestoras, pedagogas e informadoras. Es lo que tiene estar a la vez a pie de pista y en contacto con la dirección de Enfermería.

Las dos coordinadoras conversan en la sala donde se almacenan las dosis de la vacuna contra el coronavirus. | ZOWY VOETEN

Su labor comprende desde la recepción de los viales que llegan cada día hasta la planificación de los turnos del personal, voluntarios que optan por hacer unas horas extra, nada menos que 14, durante sus días libres. ¿Quiénes se ofrecen a hacer estas prolongadas jornadas? «Los fines de semana viene personal de Atención Primaria. También suele venir gente de consultas externas, y muchos otros. En este momento tenemos a dos enfermeras jubiladas», destacan.

Lozano, en un momento de la conversación. | ZOWY VOETEN

Ellas llevan coordinando el proceso desde el inicio. En este tiempo han visto y vivido de todo, pero recuerdan con especial cariño algunos momentos particularmente emotivos, pequeñas historias que ponen de manifiesto el papel de la vacuna para salir de la crisis sanitaria. Una de ellas, recuerda Medina, es la de un antiguo paciente de coronavirus que acudió a vacunarse. Había llegado a estar intubado en una UCI, y cuando pasó, -en una silla de ruedas por las secuelas- por el punto de vacunación preguntó por la enfermera que había estado a los pies de su cama durante el difícil proceso, y que precisamente estaba ese día en el recinto. «¡Me has salvado la vida!», cuenta Medina que exclamó el hombre. «Fue un momento tremendamente emotivo», afirma.

«Ante todo soy provacunas», declara Medina. «Salvan vidas. No evitan contagiarse, que hay mucha gente que no lo tiene muy claro, pero sí atenúan los síntomas, que son más leves». Para Lozano, de hecho, la razón principal para vacunarse es que el tiempo de ingreso se reduce. Explica que sus compañeras de la rama asistencial le trasladan que los hospitalizados en UCI «no son los pacientes de antes, con estancias larguísimas».

Sin embargo, las experiencias en el punto de vacunación son variopintas. «Nos encontramos de todo», resume Lozano. «Al principio -de la vacunación- venían los mayores emocionados y se te ponen los pelos de punta». «Ahora hemos llegado al otro extremo», comenta. «Viene gente con dudas o que no cree en esto», relata Medina, que explica que en varias ocasiones algunas personas deciden marcharse sin recibir el antídoto. Por ello, explica, hacen mucha «pedagogía y psicología», y presume de que ha convencido a personas inicialmente reticentes a vacunarse.

En este punto, Lozano matiza que no fuerzan a nadie para que se vacune a regañadientes. «Siempre les digo que si se les pone la vacuna es porque ellos -los usuarios- quieren», declara. Medina especifica que algunas de las personas que se vacunan sin gran convencimiento lo hacen para poder obtener el documente conocido como certificado covid. Para Medina, el problema es que mucha gente se dedica a buscar «información que es desinformación, en lugar de pensar en todos los esfuerzos que que hay detrás de la vacuna» contra el coronavirus. Lozano, por su parte, apostilla: «Ahora hay mucha preocupación por la marca de la vacuna que se les va a poner, y nadie sabe las marcas de las que se han puesto otras veces» para tratar patologías distintas.

Planificar la vacunación

En cualquier caso, explican que ahora hay bastante flexibilidad a la hora de dar a elegir suero, ya que actualmente hay más oferta de dosis que demanda. Al comienzo de la campaña de vacunación el problema era el contrario, pues los viales llegaban con cuentagotas y quedaba más gente por recibir el antídoto.

La cantidad de dosis que reciben les sirve a Medina y a Lozano para calcular el número de líneas a habilitar. Explican que hacen planificaciones semanales a partir de la cifra de viales que recibirán. «También depende de cuánto personal te llega», señala Medina, que detalla que ellas dos siempre intentan solicitar un mínimo de personal disponible ante la posibildad de que algunos de los enfermeros sean requeridos para otras funciones durante el servicio.

Una de los mayores preocupaciones de ambas coordinadoras es asegurar que no queden dosis de la vacuna sin administrar. No es fácil, ya que cada vez que se abre un vial se debe estar seguro de que se podrán inyectar todas las dosis que se puedan extraer de él antes de que pierdan su eficacia. Por ello, cada día elaboran un cronograma con los viales que prevén inocular de cada una de las marcas de la vacuna. Sin embargo, explican que esta premisa de no malgastar ninguna dosis es más difícil de cumplir desde que se inició la vacunación sin cita, pues no es posible conocer la cantidad de personas que se acercarán al Recinto Ferial a lo largo del día. Aun así, siempre tratan de administrar las dosis sobrantes, aunque valoran que antes era más fácil encontrar personas dispuestas a recibir un pinchazo, ya que al principio había numerosos candidatos deseando inmunizarse a los que todavía no les correspondía por turno. «Hemos vacunado a muchos de la ITV», comentan, ya que esta revisión normativa de vehículos se ha llevado a cabo en el exterior del Recinto Ferial. Otro de los factores que dificultan aprovechar al máximo los viales, es, lamentan, la poca consideración de muchas personas que acuden al recinto fuera de la hora en la que están citadas.

Además, ambas coordinadoras han realizado pruebas diagnósticas en cribados. Lozano ha formado parte del equipo que efectuaba los cribados masivos que se convocaron en enero a fin de identificar contagios en mitad de la tercera ola del coronavirus -la más mortífera en Ibiza- en la isla. La enfermera recuerda que venía mucha gente que conocía ya que era positiva y otra que por presentar síntomas no debería acudir. A pesar de estas muestras de irresponsabilidad, Lozano valora la gran cantidad de casos detectados gracias a los cribados.

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