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La nueva normativa provoca retrasos hasta de media hora en las barcas entre Ibiza y Formentera

Desde el pasado 27 de julio están prohibidas dos maniobras a la vez en los puertos pitiusos, lo que provoca colas de barcos de la línea regular esperando para entrar en los puertos de Ibiza y la Savina

Un barco zarpa de la Savina mientras otros tres esperan en la bocana para entrar, este mes. César Navarro

Desde hace algo más de dos semanas, se ha convertido en habitual en la Savina la imagen de hasta tres y cuatro barcas de la línea regular esperando en fila su turno para acceder a la dársena exterior del puerto formenterés y acumulando retrasos hasta de media hora, lo que provoca que prácticamente dupliquen el tiempo que invierten en el trayecto. Estas esperas se repiten en el puerto de Ibiza.

Podría pensarse que estos ‘atascos’ son normales debido a la ingente cantidad de embarcaciones de recreo que deambulan por es Freus en estas fechas pero, en realidad, se trata de una consecuencia de la norma aprobada por la Autoridad Portuaria de Balears (APB) el pasado 26 de julio que impide a las navieras realizar dos maniobras simultáneas de entrada y salida de los puertos pitiusos.

«No es nada normal, es totalmente anormal», declaró ayer Rafael Cardona, delegado de la Asociación patronal de empresarios de actividades marítimas (Apeam), sobre estas esperas. «Es producto de la decisión de la APB de restringir las maniobras», añadió Cardona.

En opinión del portavoz de la patronal, esta nueva orden «no soluciona el tema de la seguridad porque no cumple una serie de parámetros que hemos pedido por activa y pasiva, como la instalación de una torre de control que organice las maniobras y controle al 100% el tráfico que se genera, no solo el comercial».

Además, Rafael Cardona aseguró que «no se aportan unos medios materiales y humanos para respaldar» esa medida, «se deja toda la responsabilidad a los capitanes» de los barcos de línea. Unos profesionales que «se están cansando de recibir denuncias sin lógica de los policías portuarios, que deciden cuándo se ha terminado una maniobra de entrada o salida, según su criterio».

«Al final lo paga el usuario, el pasajero que está más de 20 minutos delante de la bocana y paga su frustración con la tripulación. Tenemos quejas continuas, a diario y en cada viaje», concluyó Rafael Cardona.

Medida provisional

Por su parte, la APB confirmó ayer que «el objetivo que se busca con esta medida es un aumento de la seguridad en el tráfico de entrada y salida de los puertos, que estaba comprometida por la rapidez con la que se hacían las escalas». Con esta restricción, «se han alargado los tiempos mínimos de espera en puerto», consideró el portavoz de la institución.

Además, el portavoz del organismo portuario aseguró que «se trata de una medida provisional hasta que no tengamos una solución más estable para poder regular de una forma más clara y concisa los slots y las escalas en los puertos».

«La norma que hemos aprobado es una solución temporal consensuada entre prácticos, Capitanía Marítima y el propio Govern balear, que tiene competencias en el transporte marítimo», añadió.

Esta actuación de regulación «era necesaria» y los usuarios «deben entender que se está asegurando su viaje», justificó el portavoz de la APB.

Los profesionales del sector creen que la seguridad marítima empeora

Consideran que la medida de la APB responde a una motivación política

El Colegio de Oficiales de la Marina Mercante Española (Comme) emitió hace unos días un manifiesto criticando la implementación «por decreto y sin consultar a representantes del sector» de esta norma que limita las maniobras en los puertos pitiusos y que afecta «exclusivamente al tráfico comercial».

«Resulta muy llamativo este anuncio cuando son las embarcaciones de recreo, y no las comerciales, las que generan la inmensa mayoría de incidencias», recoge el texto.

«Este tipo de medidas evidencian que no solo no se mejora la seguridad marítima, sino que además se empeora, ya que suponen requerimientos adicionales que los oficiales deben implementar».

Además, «se da la paradoja de que policías portuarios, sin formación marítima, deben vigilar el cumplimiento, por parte de los capitanes, de esta nueva normativa: se encargan de interpretar cuándo un barco está de maniobra y en qué momento exacto accede o abandona las nuevas zonas restringidas», critica el manifiesto. «Una mejor medida hubiese sido apoyar a los profesionales con una asistencia de tráfico marítimo adecuada, en lugar de medidas de carácter más bien coercitivas y de acoso y no encaminadas a incrementar y mejorar la seguridad» añade el Comme.

Los firmantes del manifiesto consideran que «la motivación de estas medidas no está encaminada a mejorar la seguridad en las maniobras portuarias, es dar cumplimiento a los deseos expresados por diferentes representantes políticos de reducir el número de frecuencias de buques comerciales que operan en la ruta» entre las Pitiusas.

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