El Grup d’Estudis de la Naturalesa (GEN) se opone al reglamento insular que permite la explotación turística de casas payesas. Para el presidente del grupo ecologista, Joan Carles Palerm, la propuesta supone «jugarlo todo al mismo monocultivo. Palerm recuerda que el GEN presentó alegaciones a la medida, y explica que no entiende que «la única salida para dar posibilidad a los propietarios de un bien cultural -en referencia a las casas payesas- sea convertirlo en viviendas turísticas».
Según valora, «es una salida muy fácil, poro no es la que conviene», ya que, expresa, «se deben hacer otras cosas que no sea transformar el interior de la isla en una zona potencialmente turística» «para hacer rentable el campo». Palerm interpreta que, con esta nueva iniciativa, serán muchas las viviendas que construyan una piscina para ofrecer una oferta atractiva, y, además, alerta de que contribuirá a la proliferación de vehículos en estas zonas.
El GEN, que ya en junio se pronunció contra esta decisión, no ha sido la única plataforma del ámbito de la protección ambiental que se ha mostrado contraria a esta medida. Prou ya expresó -también en junio- su rechazo a la misma, y reclamó que se destinase dinero de la Ecotasa a payeses para evitar el aprovechamiento turístico de este tipo de viviendas.
La iniciativa
El Consell de Ibiza anunció en mayo su voluntad de modificar el Plan Territorial Insular (PTI) para permitir la explotación turística de las viviendas rurales en cualquier tipo de terreno edificadas con anterioridad a 1956, de lo que ya informó entonces este diario, y aprobó un reglamento por el que, a falta de modificar el PTI, se pueden alquilar las casas payesas en suelo rústico, siempre que se oferte un máximo de tres habitaciones (con dos plazas en cada una), y se haga durante un máximo de 60 días.
En la isla de Ibiza hay 1.040 casas payesas registradas, según publicaba en junio este diario, por lo que el número máximo de plazas turísticas extra que permitiría esta legislación sería de unas 6.000.