Zahara (Úbeda, 1983) ha elegido compartir los abusos y el maltrato sufridos en un disco, lo ha titulado Puta y ha convencido al público y a la crítica. Liberada y renovada tras la catarsis, la artista se ha embarcado en una extensa gira este verano por la geografía del país.

¿Cómo afronta el momento de presentar Puta en directo?

Pasan dos cosas, hay canciones donde me vengo muy arriba; por ejemplo, Joker, un momento en que el show entero cambia y se vuelve más oscuro y electrónico; y luego hay otras canciones como Sansa, incluso Merichane, donde siento que hago una conexión conmigo tan profunda que tengo que lanzarme, pero con paracaídas. Sé que tengo que ser cuidadosa con lo que estoy viviendo para que no me destroce, tengo que enfrentarme a estas canciones desde la honestidad, pero a la par estar en paz. Sí que me ha pasado en ensayos en el local, con mi banda y estar cantando Merichane y ver esas frases como si acabara de escribirlas y me di cuenta que si eso me pasa tengo que dejar de cantar y me tengo que poner a llorar. Sí que vi que tengo que tener mi red de seguridad y lanzarme porque en cualquier momento se desestabiliza todo y es bonito en algún momento, pero no puedo hacer todo el bolo llorando porque son dos horas.

¿Se ha sentido demasiado expuesta?

Mientras hacía las canciones nunca me censuré ni pensé en protegerme de ninguna manera. En los momentos previos a lanzar el disco sí que tuve ese vértigo, pero no tanto por lo que estaba contando. Contar esto me ha liberado, son cosas súper íntimas y complicadas, pero es verdad que he llevado durante tantos años una carga invisible y lo que yo sentía es que era una farsa y que cada vez que me comunicaba con los demás estaba ocultando esta montaña de mierda. Algo que tenía y que nadie veía, pero que a mí esconderla me suponía un esfuerzo emocional muy grande y el haberlo hecho público a mí me ha liberado. Sobre todo el haberlo hecho en forma de canciones que luego cada uno conecta con lo que ha vivido. Eso es precioso y en ese sentido más que vulnerable me he sentido más poderosa. Ahora voy a los sitios y ya saben que abusaron de mí. Antes, pensaba en que nadie me lo note, que no se note mi inseguridad, que no se noten las vergüenzas, pero aquí están, estas son. Esto es lo que soy y no pasa nada y en ese sentido es una liberación brutal.

«Sentía que yo era una farsa y que estaba ocultando esta montaña de mierda»

Cuando se publicó Merichane, ¿pensaba que conectaría de esa manera?

Para mí era una canción muy personal, pero entiendo que hay cosas, como cuando hablo de lo de volver a casa con las llaves en la mano, con las que todas las mujeres se van a sentir identificadas. Joder, esto es una mierda que hemos vivido todas y pensaba que esa sería la frase con la que conectarían y por eso flipé con los comentarios al resto de la canción. Me encantó y me destrozó: ¿Cuántos relatos hay? ¿Cuántas más van a sali r a contar lo que les ha pasado?

Han dicho que este disco es su #metoo particular.

Lo que sucede a posteriori es algo que no controlo ni espero ni busco, porque cuando yo escribo este disco estoy tan triste, estoy tan deprimida, estoy tan en la mierda que en realidad solo quiero sacar esto. Me preguntaron si esto era el nuevo feminismo de Zahara y dije que soy una persona atormentada, con traumas, no quiero abanderar ninguna causa. Obviamente soy una mujer feminista, pero al final soy una persona con millones de problemas que simplemente los ha compartido, entonces no puedo abanderar nada. Que a partir de mi historia otras mujeres hayan contado la suya, se hayan sentido reconfortadas o acompañadas, me produce mucha felicidad pero cuando yo escribo todo esto me creo que soy una mierda de persona y lo último que pienso es que una mierda de persona vaya a inspirar a nadie. Lo que pensaba es a ver si me denuncian, a ver si entienden que he llamado Puta a mi disco, por eso no me deja de sorprender como algo precioso cada cosa buena que pasa, y me la tomo como un regalo.

¿Sigue habiendo algo de la Zahara de antes en este disco?

Siempre tengo la impresión de que soy la misma solo que soy una persona que evoluciona y que se adapta y que siempre está buscando. Y una de las cosas preciosas que he descubierto de mis fans es que ellos me comprenden de verdad, que saben quién soy mucho antes que yo. Saben que soy una persona que siempre está buscando. Uno de los comentarios que más he leído es «Zahara vuelve a ser ella haciendo otra cosa» y eso es lo que en realidad yo siento. Soy yo haciendo canciones, expresando y contando las cosas que siento utilizando los recursos que tengo a mi alrededor para conseguirlo y eso es lo que veo en ellos, debajo de toda esta abrasión, de toda esta saturación, de estas letras y más que nunca eres tú.

Después de este disco, ¿le da miedo pensar ahora qué?

Me ha pasado algo precioso y es que ahora pienso que después de este disco puedo hacer lo que quiera. Siento una especie de impunidad artística, ya da igual si hago un disco a guitarra y voz o si todas las canciones hablan del amanecer porque ya lo conté todo y ahora, lo que venga, creo que tiene que seguir respondiendo a lo que sienta en ese momento. Entonces, no tengo la sensación de que tenga que superar nada, tengo la sensación de libertad. Después de esto, de contar toda mi vida y todas las cosas que más pudor me daban creo que ahora puedo romper con otros pudores que tenga ahí y mostrarlos o al revés, guardármelos todos. Me siento ante una oportunidad bestial por todo lo que está por hacer ahora. Nunca me había sentido así.