El Ayuntamiento de Sant Josep ha decretado la suspensión de las actividades de comercio y servicio de restauración de un establecimiento en el que se realizaron varias inspecciones durante las que se constató que en su interior se vendía comida sin la licencia correspondiente.

El establecimiento, ubicado en Sant Jordi, en la carretera de Sant Josep a Ibiza, acogió una presentación de productos alimenticios para la que los agentes de la Policía Local comprobaron que no tenía autorización, informó el Ayuntamiento de Sant Josep en un comunicado. Esto se ratificó en una segunda inspección.

El Consistorio advirtió al responsable de la actividad que si en 48 horas no paralizaba la actividad en el negocio, procedería a su precinto. Además, en caso romper los precintos, el dueño se exponía a «las responsabilidades penales que pueda determinar el Ministerio Fiscal, al que se informará de los hechos».

Aglomeraciones

El expediente se abrió en abril tras las quejas de algunos vecinos por la aglomeración de personas. Una patrulla se desplazó al lugar y comprobó que se habían desplegado toneles y mesas con taburetes y sillas en la terraza, con una distribución de asientos que impedía mantener la distancia social de metro y medio entre la veintena de personas que se encontraban en el recinto, apunta el Consistorio.

Durante la inspección se comprobó además que en el interior no se hacía un uso correcto de las mascarillas

Además, se constató que las bebidas se servían libremente mientras que la comida la llevaba una persona encargada desde el interior del local. Los agentes detectaron un incorrecto uso de la mascarilla, y el encargado del negocio no pudo aportar la autorización de apertura.

La sociedad propietaria, por su parte, alegó ante el Consistorio que se puso el establecimiento a disposición de una empresa para que llevase a cabo una degustación para profesionales de Ibiza.

Desde el Ayuntamiento señalaron que los servicios jurídicos desestimaron estas alegaciones, y comprobaron que tras este acto de degustación, unas dos semanas después, el local seguía operando sin licencia, incurriendo de este modo en un delito de desobediencia.