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Reconocimiento | Medalla al mérito del colegio de médicos

La vida de película del expresidente del Consell de Ibiza Marí Calbet

El expresidente del Consell Insular protagoniza un documental dirigido por Enrique Garcerán, su médico de cabecera | La entrega de la Medalla al Mérito del Colegio de Médicos ofrece un adelanto centrado en la década en la que ejerció como doctor en el Congo

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La vida de película del expresidente del Consell de Ibiza Marí Calbet

Trayectoria. En su etapa política, Antoni Marí Calbet impulsó el Patronato de Salud Mental y Bienestar Social o el Hospital Residencia Asistida de Cas Serres, entre otros servicios básicos. Pero, como sanitario, ya había protagonizado una trayectoria que le ha hecho merecedor de la Medalla al Mérito del Colegio de Médico de Balears, al frente de proyectos como la vacunación de 970.000 congoleños para erradicar la viruela.

La imagen de Antoni Marí Calbet que comparte la mayoría de ibicencos es la de un hombre de carácter firme y vehemente, sobre todo cuando le tocaba defender sus posturas en Mallorca durante sus doce años como presidente del entonces Consell de Ibiza y Formentera. Pero su enérgica personalidad, lejos de la corrección política y los discursos de cara a la galería que imperan hoy en día, no es el rasgo que más ha llamado la atención de Enrique Garcerán, su médico de cabecera desde hace 12 años.

Marí Calbet, navegando por el río Lopori.

«Yo me encuentro con un hombre con sus fragilidades, muy tierno, preocupado por los suyos y encantado de recibir en su casa a sus nietos», destaca. Garcerán ha profundizado en la biografía de su paciente, más allá de la deontología. Además de profesional sanitario, es un apasionado de la realización audiovisual y se ha enfrascado en el documental ‘Antoni Marí Calbet. Eivissenc, metge, president’.

Durante la campaña de vacunación de la viruela en el 68. | D.I.

De momento, cuenta con diez horas de entrevistas y le queda recopilar más testimonios para abarcar todas la facetas del protagonista, pero ya ha podido presentar un adelanto el pasado viernes, durante la ceremonia de entrega de la Medalla al Mérito del Colegio de Médicos de Balears a Marí Calbet. Su contribución a la mejora de la sanidad trasciende el ámbito insular y llega a una dimensión universal, ya que este ibicenco, nacido en la Marina en 1932, jugó un papel fundamental en la erradicación de la viruela en el Congo.

Su vocación fue temprana. «De pequeño ya me gustaba abrir una lagartija u otros bichos y mirarla por dentro», relata en el documental. En una época en que apenas salían jóvenes fuera de Ibiza a estudiar, convenció a su padre, comerciante de la Marina, para matricularse en la facultad de Medicina de Valencia.

El médico ibicenco, en un poblado en la selva junto a unas monjas, en una imagen del documental sobre su vida. DI

En su paso por la Universidad conoció a una joven francesa que pasaba un curso estudiando castellano, Maryse Rennesson, que se convertiría en su compañera de vida. En cuarto curso, también se cruzó con una persona, con la que tenía amigos en común y que solo estaba de visita en Valencia, pero jugaría un papel clave en su carrera profesional.

El joven doctor posa en el hospital de Gemena, donde un temporal había destrozado el techo. DI

Era un colega valenciano, que había realizado el curso de Medicina Tropical en Amberes y ya estaba ejerciendo en el Congo Belga. «Lo fácil hubiera sido venir a Ibiza, pero yo primero quería recorrer un poco de mundo», confiesa Marí Calbet.

En el salón de su casa, donde atiende a este diario, llaman la atención varios colmillos de marfil. Un enorme retrato de su esposa sobre una canoa, rodeada de selva tropical, también evoca su paso por el país donde pasaría una década y nacerían tres de sus cinco hijos.

Antes de cumplir su sueño, tras pasar por la mili, concluyó el curso de Medicina Tropical en Amberes en 1958. En enero del 59, recibía una carta del gobierno belga para confirmarle su contratación para la entonces colonia africana. «Maryse estaba dispuesta a acompañarme hasta el fin del mundo». Querían casarse antes de partir, así que, el 5 de febrero, solo pudieron acudir sus padres a la ceremonia.

Desde su llegada, ya se vivía el proceso de descolonización del Congo, pero no imaginaba que resultaría tan agitado. «Tuve la mala suerte que, un año después, Lumumba le quitó al espada al Rey Balduino y comenzó un follón que aún no ha acabado».

Marí tuvo un papel clave en la erradicación de la viruela en el Congo, donde vacunó a 970.000 personas

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Se refiere al acto de declaración de independencia, del 30 de junio del 1960, en el que el líder congoleño denunció el colonialismo belga. Se sucedieron enfrentamientos entre bandos o rebeliones de las fuerzas armadas, con momentos en los que «en la radio oías que se tenían que afilar machetes para acabar con los hombres blancos», tal y como relata en ‘Antoni Marí Calbet, memòries d’un polític eivissenc’, [Genial Edicions] escrito por José Manuel Piña.

¿No llegó a pasar miedo? «Si en casa movías una cortina, se caía un fusil o una pistola. Estábamos armados para protegernos todo lo que fuera necesario. Pero la verdad es que a mí me respetó siempre todo el mundo y nunca llegué a tener problemas». De hecho, él permaneció allí hasta finales de 1968.

Su mujer y sus hijos se habían mudado a la isla un año antes, porque habían planificado su regreso para escolarizar a los niños. «Yo siempre me añoré mucho de Ibiza y ya tocaba volver». Sin embargo, amplió su estancia por un compromiso ético y, como funcionario de la OMS, afrontó el reto de dirigir la campaña masiva de viruela.

Su equipo, compuesto por 60 personas, se encargó de inmunizar a 970.000 congoleños, una aventura para la que debían llegar a los poblados más remotos y avisar con una semana de antelación. Culminaba así una labor asistencial que le llevó a tratar directamente con el gobierno y a ganarse el respeto generalizado, también como ginecólogo. «Allí tienen la costumbre de que si un médico tiene una intervención importante en un parto, como una cesárea, le ponen sus apellidos al niño hasta los seis o siete años y luego recupera los de la familia con una fiesta». Esa década, muchos bebés congoleños se llamaron Marí Calbet en su honor.

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