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Turismo

Turismo en Sant Antoni: entre el miedo y la incertidumbre

Después de recuperar la actividad turística en las últimas tres semanas, los empresarios del sector de Sant Antoni temen que las nuevas restricciones a la movilidad de los británicos arruinen las expectativas creadas para el resto de la temporada

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Turismo en Sant Antoni: entre el miedo y la incertidumbre Toni Escobar

Después de que en las últimas tres semanas los turistas del Reino Unido que viajaban a Balears quedaran exentos de la cuarentena a su regreso, desde hoy vuelven a estar obligados a aislarse durante diez días. No es el caso de los británicos que cuenten con la pauta de vacunación completa, el 52% en la actualidad, pero el sector está a la expectiva sobre cómo pueden afectar a la temporada estas nuevas restricciones.

Las restricciones de entrada en los diferentes países de la UE han favorecido un importante nicho de mercado gracias a los viajeros que deben someterse a un test de covid. Paloma Méndez trabaja para la empresa Salud Villalegre y acaba de salir del Hotel Gran Sol, en Sant Antoni, donde ha realizado una prueba de antígenos a un turista en su propia habitación.

«Tenemos muchísimo trabajo y ahora son casi todos británicos, pero en junio eran alemanes», detalla Méndez. El recepcionista del hotel, José, precisa que la ocupación se encuentra cerca del 90% y que la mitad de la clientela es del Reino Unido, mientras que tanto los italianos como los españoles representan un 15%.

De momento, no han notado un importante movimiento de cancelaciones de reservas a raíz del paso de Balears en el listado de destinos turísticos al color ámbar, que entra en vigor hoy. Esta medida obliga a los británicos que no tengan la pauta completa de vacunación a pasar una cuarentena de diez días al regresar al Reino Unido. El recepcionista sí que advierte que las previsiones para agosto están más bajas que en 2020, a un 50%, pero achaca esta caída a que «este año se contrata todo en el último minuto».

Tanit Acezat inauguró la semana pasada su heladería. | TONI ESCOBAR.

A las once de la mañana, Toni y su padre acaban de montar la terraza del Támesis, el establecimiento más longevo del West End con medio siglo de historia. «De 59 bares que somos, ahora solo abrimos diez y, hasta hace dos semanas, solo éramos cinco como máximo».

Regreso antes de hora

Toni Asume con resignación las nuevas limitaciones para los viajes de los británicos («seguiremos luchando») y ya ha percibido sus consecuencias. «Tenía tres mesas de clientes, una docena en total, que iban a irse este martes y adelantaron la vuelta ayer [por el sábado] por culpa de la cuarentena. Perdieron el dinero del hotel, pero les daba igual porque tenían que volver al trabajo», constata.

En la calle de Sant Mateu, una de las principales vías comerciales del centro del pueblo, vuelve el escepticismo después de las expectativas creadas en las últimas semanas. «Ahora que habíamos arrancado, volvemos a estar muy preocupados con el semáforo ámbar, porque seguro que vendrán menos británicos», teme Joan Prats, del souvenir Ibiza’s Shop.

«Una docena de clientes británicos adelantaron su vuelta el sábado por culpa de la cuarentena»

TONI - PROPIETARIO BAR TÁMESIS

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Fina Ferrer, de la Bodega Texas, tiene peores augurios. Este año atiende sola el negocio porque con las limitaciones horarias «y que la cosa está muy floja» no ha podido contratar a la otra dependienta de las últimas temporadas. «Tal y como lo veo, puede que vengan más restricciones y que no acabemos el mes de agosto», lamenta.

En la misma calle Sant Mateu, en el Hostal Roca destacan que cuentan con unos niveles óptimos de ocupación gracias al turismo francés, italiano y el nacional. Su recepcionista, Fina Prats, detalla que el sábado se encontraban al 90%, aunque el domingo la ocupación bajó al 60%. «Hemos tenido alguna cancelación de británicos y holandeses, pero ha venido sucediendo en las últimas semanas», apunta. A pesar de la incertidumbre de la actual situación, también destaca que puede disfrutar de mayor calidad de vida. «La verdad es que Sant Antoni tiene ahora un ambiente más bueno y sano que nunca», sentencia.

«No nos importa la cuarentena al volver a Gales, así nos salvamos de diez días de trabajo»

BLUE Y LUCY - TURISTAS

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En la zona de las golondrinas del puerto, a las once y veinte ya hay una decena de personas bajo la marquesina de la empresa de excursiones Capitán Nemo, que tiene en servicio una de sus tres embarcaciones. Esperan a embarcarse en el catamarán que zarpa a las doce del mediodía para recorrer la costa a Platges de Comte. Ana Tur atiende a los clientes, que llegan mayoritariamente con los trayectos comprados por internet. «Mucha gente hace la reserva hasta con un mes de antelación», indica.

Ella se incorporó a su puesto de trabajo el 1 de julio, aunque la empresa empezó a operar en junio. «Cada vez venía más gente y esta mañana tenemos el barco lleno, aunque solo podemos cargar 100 plazas, la mitad de las disponibles», precisa.

Ahora afronta las condiciones de viaje para los ciudadanos del Reino Unido «con más incertidumbre que temor». «Los británicos son la clientela con la que más trabajamos, pero en estas fechas es cuando empiezan a venir más los españoles», constata.

«La verdad es que Sant Antoni tiene ahora un ambiente más bueno y sano que nunca»

FINA PRATS - HOSTAL ROCA

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Sophie y Jade son dos turistas galesas asiduas de Sant Antoni que apuran las últimas horas de las vacaciones que empezaron el día 9 de julio. «Teníamos que irnos este viernes, pero hemos decidido quedarnos otro fin de semana». Ellas se salvarán de la cuarentena, pero tienen amigos que ya han planificado sus vacaciones en Ibiza en los próximos días y que luego están dispuestos a aislarse diez días en sus domicilios .

«Solo tienes vacaciones una vez al año y necesitas disfrutarlas, así que yo también haría como ellos y estaría dispuesta a pasar la cuarentena con tal de venir a la isla», asegura Jade. «Ahora mismo, es mejor no preocuparse por qué pasará mañana».

En la calle Ramón y Cajal, Cecilia Frassi atiende a unos compatriotas italianos que se llevan una scooter. Su negocio de alquiler de motos se nutre principalmente de los turistas transalpinos y en julio estaba rindiendo bien, después de un junio «flojo».

«Ya tenemos el ejemplo del año pasado y temo que en agosto va a cerrar todo»

CECILIA FRASSI - RENT A SCOOTER

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Ahora, Frassi contempla el resto de temporada «con más miedo que incertidumbre». Teme que se produzca un efecto dominó y «todos los países de Europa empiecen a aplicar cuarentenas». «Ya tenemos el ejemplo del año pasado y creo que en agosto van a cerrar todos otra vez», augura.

En la misma calle, un grupo de cuatro jóvenes galesas sale de The Blue Apartments. «Llegamos ayer y pasaremos una semana, pero como yo y Olivia estamos vacunadas no tendremos que aislarnos», explica Jess. En cambio, las otras dos amigas, Lucy y Blue, asumen que tendrán que guardar cuarentena, pero no parece importarles. «Así nos salvamos de diez días de trabajo», bromean.

«Abrimos hace cuatro días, sabemos que será un año de transición, pero el covid pasará»»

TANIT ACEZAT - HELADERÍA COCÜ

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Planes de futuro

En la calle de Sant Antoni, Tanit Acezat saluda sonriente a la gente que pasa delante de su heladería, Cocü. «Abrimos hace cuatro días, era el momento de invertir porque los locales están más baratos», explica. Además, su marido se dedicaba al ocio nocturno y «le fue muy bien en los últimos años, pero decía que, con otro año sin trabajar, se arruinaría». Así que se han animado a aprovechar «las facilidades que hay ahora con los créditos ICO». «Sabemos que este año es de transición, pero el covid pasará, estamos muy bien ubicados y creo que nos va a ir muy bien».

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