Ernesto de Hannover no parece interesado en regresar al centro de rehabilitación en el que el juez le obligó a ingresar. Si hace unos días el príncipe alemán se dejaba ver en Ibiza, disfrutando de una cerveza en una terraza, sin preocuparle demasiado las consecuencias que estos hechos pudieran tener de cara a la justicia (tiene prohibido el consumo de alcohol hasta el próximo enero), ahora se ha desplazado hasta Formentera para disfrutar de la familia.

Allí, el noble y aún marido de Carolina de Mónaco, ha disfrutado de un día de playa al lado de su hijo Christian, su esposa Sassa de Osma, y los hijos de estos, los mellizos Nicolás y Sofía, que acaban de cumplir un año, según recoge la revista Vanitatis.

En las imágenes publicadas por la citada revista, Ernesto de Hannover ha dejado ver su lado más tierno jugando y disfrutando con sus nietos.

Christian, a diferencia de su hermano Ernesto Augusto, sí mantiene una buena relación con su padre a pesar de que, tal y como informa Vanitatis, durante su boda con Sassa de Osma en Lima, Ernesto de Hannover acabara ingresado de urgencia por una intoxicación.

El pasado mes de marzo, Ernesto de Hannover fue condenado por un tribunal austríaco a 10 meses de meses de prisión en régimen de libertad condicional, se le prohibió el alcohol durante ese período y se le obligó a ingresar en un centro de rehabilitación, por proferir amenazas a algunos de sus empleados y a la policía, mientras se encontraba bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, el príncipe no se habría adaptado a las estrictas normas del centro y ha decidido cumplir su condena en Ibiza y Formentera, sin importarle qué consecuencias pueda tener.