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Cala Llonga sale del letargo

Poco a poco esta zona de Santa Eulària recupera su actividad turística debido a la llegada de nuevos mercados emisores. Por el camino se quedan varias pymes de la localidad que siguen muy alejadas de las cifras de 2019 a pesar de la diversificación

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Cala Llonga sale del letargo Toni Escobar

Cala Llonga sigue lejos de las cifras precovid de visitantes, pero la zona, tradicionalmente ‘británicodependiente’, está captando visitantes de diferentes países. Aunque no resultan suficientes para compensar la falta de británicos, poco a poco el pueblo va diversificando sus mercados emisores, además de que algunos trabajadores, cuyos negocios han abierto recientemente, explican que en los últimos días se ha notado un aumento de la actividad.

Autos Pinet es una empresa de alquiler que cuenta con 20 coches y 12 motos. Desde el martes han conseguido alquilar prácticamente todos sus vehículos cada día. Gracias, en parte, a la apertura de nuevos hoteles como el Cala Llonga Resort. Lali Ramón, copropietaria, asegura que «si la temporada sigue como ahora, el negocio podrá aguantar bien» para cubrir los gastos y las necesidades de las cuatro personas que trabajan en él.

De hecho, Ramón explica que este año ya han tenido clientes de Alemania, Holanda, Polonia, Eslovenia o Lituania, entre otros países: «Antes casi todos los turistas eran británicos, pero ahora están atrayendo turistas de muchos países para poder llenar los apartamentos, cosa que nos va muy bien para no depender solo de un país», explica esta pequeña empresaria.

«La temporada va ‘tirando’, pero mi miedo es que se empiecen a anular reservas a raíz de los brotes», teme. Asimismo, aunque reconoce que todavía se ven muy pocos ingleses por la zona, también muestra su incertidumbre ante lo que ocurra en la próxima revisión del semáforo verde de Boris Johnson.

Por otro lado, L’Altre Balagar, restaurante de Cala Llonga, está trabajando esta semana al 70% de su capacidad, por lo que ha aumentado su actividad más de un 50% respecto a las semanas anteriores. Su encargado, Ramón Ardura, confirma que ahora la procedencia de los turistas es más heterogénea: «Siempre habíamos trabajado con holandeses, pero este año también hay más italianos, franceses y alemanes». Aun así, reconoce que esta variedad no compensa la falta del que venía siendo el primer mercado: «Estamos empezando a trabajar bien ahora y estamos ya en julio, hemos perdido abril, mayo y junio, que es media temporada», lamenta Ardura. Además, señala que antes del covid venía gente mayor que ya no viaja tanto por miedo a contagiarse. Lo que sí que sigue habiendo, destaca, es el turismo familiar y de matrimonios jóvenes, característico de Cala Llonga.

Susana Sánchez es camarera en Kiosko Hollywood, un chiringuito de la playa. Tiene esperanzas de que lleguen más turistas de Gran Bretaña a partir de la segunda quincena de julio: «Allí el colegio acaba a mediados de este mes», algo que ya se comenta en la localidad, apunta Sánchez.

«Estamos trabajando con mucho turismo holandés y español», apunta. Pero matiza que no es «en absoluto suficiente» para compensar la falta de visitantes del Reino Unido. Sin embargo, también señala que su negocio tiene el «privilegio» de estar cerca del mar: «En la playa siempre que hay sol se trabaja, aunque no se llegue a las cifras de hace dos años». «Como hubo un momento en el que todo el mundo abrió, el poco turismo que tenemos se divide en muchas empresas, y esto es insostenible», lamenta Sánchez. Cree que algunos negocios no aguantarán la temporada, y los últimos días ha notado que los británicos que han vuelto son los turistas habituales de Cala Llonga. Pero no todos los que solía haber en la localidad a estas alturas del verano. Así, aunque la zona poco a poco se va adaptando a nuevos públicos, el camino es duro para ciertos negocios de Cala Llonga que añoran temporadas anteriores.

Hace tan solo tres días que hay velomares (y uno, barcos a motor) en la cala. Raul Fassi, uno de los encargados, señala que «se ve un repunte de gente», pero que «debe mantenerse hasta septiembre para cantar un poco de victoria». Destaca que la actividad depende de los hoteles porque la gente que llega a Cala Llonga se queda en ella. Lina Guasch, por su parte, trabaja en el Souvenir Playa, que abrió hace una semana. Normalmente lo hacía el 1 de mayo. Guasch recuerda que aunque las nacionalidades hayan cambiado, el turismo sigue siendo familiar: «Aquí hay muchas ofertas de todo incluido». Con todo, la gente de Cala Llonga se mantiene a la expectativa y desea que la situación sanitaria no empeore, como ocurrió en la pasada temporada.

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