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José Luis Benítez Gerente de Ocio de Ibiza

«Quienes no estén vacunados no deberían entrar ni en Ibiza ni en las discotecas»

Entre las limitaciones y el retraso de otra semana para saber cómo y cuándo se reabren las discotecas, el gerente de Ocio de Ibiza teme que la música sólo sonará este año, a lo sumo, en el 50% de las salas de la isla

José Luis Benítez J.A. Riera

Gerente de Ocio de Ibiza, José Luis Benítez (Ibiza, 1969) es además director de relaciones institucionales de Palladium Hotel Group. Representa a la empresa en asociaciones como la Cámara de Comercio, el Fomento de Turismo y la Federación Hotelera, así como en ayuntamientos, Consell, Govern balear y, si no pueden estar presentes Abel Matutes Juan o Abel Matutes Prats, ante el Ejecutivo central. De la mesa de su despacho en el Grupo de Empresas Matutes sobresalen montañas de papeles y carpetas, arrumbados durante los días previos a la prueba piloto que se realizó en el hotel Hard Rock Café con la fiesta ‘Children of the 80’s’. Aficionado al motor, de una estantería cuelgan los pases de paddock de carreras de motos y de Fórmula 1, de las que ha presenciado las de Cataluña, Mónaco, Jerez y Valencia, así como un par de coches de rally y de motos GP de juguete. Para la sesión de fotos, recoloca, para que se vea bien, el retrato de su hija, de cinco años.

Benítez en su despacho. J.A. Riera

¿Cómo es el diálogo con el Govern?

Bueno, sobre todo la parte que toca a Ocio de Ibiza, quizás porque el año pasado fuimos muy responsables y decidimos, de motu proprio, no abrir. Nosotros dimos un paso atrás, algo que llegó al Govern, mientras otras asociaciones del sector pedían abrir sí o sí. Eso fue un antes y un después en la relación.

¿Aliviado tras la prueba piloto?

Sí, sobre todo porque se acaban los nervios. Teníamos mucha tensión, queríamos que todo saliera bien porque todo el mundo nos estaba mirando. Sabíamos que habría críticas, pero demostramos que todo funcionó. Lo mejor fue ver la cara de las personas ese día, darnos cuenta de cómo se lo pasaban, de que volvían a reír y a divertirse, a bailar y a dar saltos. Salió genial.

« La idea era empezar a hablar con el Govern a partir de este fin de semana sobre la apertura, pero se ha retrasado siete días tras el megabrote de Mallorca»

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¿Qué salió mejor de lo esperado?

El llamamiento que hicimos a la responsabilidad. Fue de 10, increíble. La gente se comportó. Cuando se llamaba a alguien la atención, se disculpaba y lo aceptaba. Es lógico que se nos olviden las cosas, que nos relajemos.

¿Qué fue lo que no salió bien y qué cree que habría que rectificar?

Quizás la elección del horario. Abrimos demasiado pronto. Y fue un día muy caluroso. El público empezó a llegar más tarde. Pero se hizo así porque la prueba debía cumplirse a unas horas determinadas con el fin de comprobar cómo se podía trabajar. Lo ideal hubiera sido una prueba de 21.30 a 24 horas, pero no cuadraba con ese test piloto.

Se les vio a usted y a Abel Matutes, tanto al padre como, sobre todo, al hijo, hablar largo rato con el conseller balear de Turismo y Trabajo, Iago Negueruela. ¿Qué le trasmitieron y qué les trasmitió él?

Le comenté que estábamos demostrando que el sector podía ser responsable y servir para parar el desmadre que se está viviendo por todas partes. Creo que Negueruela vio que la gente era responsable, que hacíamos muchos controles, lo comprobó él mismo en la puerta. Por la mañana le enseñamos cómo se hacían y dónde los PCR. Estaba encantado.

¿Han tenido ya alguna respuesta, aunque no sea oficial, sobre qué decisión tomará el Govern?

La idea era empezar a hablar a partir de este fin de semana para saber cómo se podría trabajar, pero se ha retrasado siete días tras el megabrote de Mallorca. Nos volveremos a ver tras el 11 de julio con el Govern para que nos diga cómo se hace la desescalada, que tenemos claro que será lenta, como en otros sectores, para buscar, poco a poco, una normalidad en nuestro sector.

« Muchos no se arriesgarán a abrir. Los empresarios del sector tienen claro que este año no ganarán dinero»

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Eso supone un retraso añadido. Quizás algunas salas se replanteen abrir este año porque, al paso que se va, lo mismo ya no les merece la pena.

Se empieza a complicar bastante todo. De pensar que podríamos empezar a trabajar a principios de julio pasamos a que quizás lo hagamos a finales. Será difícil que algunos abran si sólo tienen por delante los meses de agosto y septiembre. Alguno se lo replanteará.

Parte de la prueba piloto es el seguimiento posterior de los invitados y de quienes se hicieron los test de antígenos. ¿Tienen ya algún resultado?

Hay que esperar unos 10 días para ver todos los resultados. Emergency Staff se pondrá en contacto con quienes se hicieron los test de antígenos, que se los hicimos incluso a quienes sólo tenían una dosis. Y a los que tenían las dos dosis, les enviaremos un email por si ha experimentado un cambio en su estado de salud. De ser así, informaremos a Sanidad.

En Palma se celebra un concierto que nadie ve ni controla y que genera un megabrote. Y con ustedes, además de que no les pasan ni una, actúan de manera preventiva, al estilo ‘Minority report’.

Nos sentimos estigmatizados. Siempre lo hemos estado. Hay una fiesta privada en la que meten seis tiros a un chico y se celebran cantidad de eventos ilegales con muchísima gente, pero nos siguen echando la culpa a nosotros, que estamos cerrados. Esta vez no es culpa de las discotecas. La sociedad tiene que empezar a darse cuenta de que no todos los males de esta isla tienen su origen en nuestro sector. Las discotecas de Ibiza son casi un artículo de lujo. Hablamos de que se paga entre 40 y 70 euros por entrar, y de 20 a 25 euros por una copa. Pero dicen que todo lo que viene malo a esta isla es por las discotecas. Pues ahora no están abiertas y vemos qué está pasando: tiros, gente subida al capó de los coches... Alguien financia esos macrobotellones y fiestas ilegales, y eso es dinero totalmente opaco. Alguien pone el hielo, los equipos de música y hace los transfer de los clientes, pero todo el mundo sigue callado.

« Si se reduce un aforo de 5.000 personas a 2.500, habrá 2.500 privilegiados que, al final, tendrán que pagar más»

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Esta vez la culpa no es del chachachá. ¿Cómo les afecta el megabrote de Mallorca?

Es malo para todas las islas y para todos los sectores, desde la restauración a los hoteles. Permitir que se celebrara una fiesta en la plaza de toros de Palma ha sido un error garrafal que vamos a terminar pagando todos. Esa noticia lleva una semana abriendo los telediarios. Nuestra imagen, por la que tanto hemos luchado, se viene abajo por culpa de unos críos, de sus padres, de los organizadores y de las autoridades que lo hayan permitido.

¿En qué condiciones cree que se debería abrir?

Quizás deberíamos dar prioridad a la gente que esté vacunada, que sea esa población la que pueda entrar en las discotecas. Una PCR o un test de antígenos es una foto del momento: te lo hacen y, mientras esperas los resultados, puedes contagiarte mientras te metes en un autobús o te tomas una caña.

Supongo que, además, hacer test a diario no sería asumible económicamente.

No es por el precio. Como te dije antes, este es un sector casi de lujo y a los clientes no les viene de 10 euros que cueste el test. El problema es que el test se debería hacer justo al entrar, para lo que se debería esperar hasta tener el resultado. Eso no es viable para estas salas, que tienen una media de aforo de 4.000 personas. Imagina lo que ocurriría si sólo un millar tuvieran que hacerse esa prueba en una sola sala. Se generaría una cola multitudinaria y, a la vez, un problema.

¿Qué porcentaje de las salas confía que reabran este año?

Con las limitaciones quizás no abra más del 50%. Muchos no se arriesgarán a abrir. Los empresarios del sector tienen claro que este año no ganarán dinero. Hay que adecuar las instalaciones con nuevos aparatos de aire, colocar los geles, preparar al personal, hacer las pruebas sanitarias semanales a los empleados… Los números no salen.

Abel Matutes Prats, CEO de Palladium, dio a entender el día de la prueba que no tiene muy claro que vaya a abrir el Hï. ¿Se mantendrán cerradas este año las salas cubiertas?

Es difícil saberlo. Hï tiene un aforo de unas 5.000 personas. Cada uno deberá estudiar si puede trabajar con las limitaciones de aforo que se impongan. Ya veremos si interesa o no abrir.

« El sector ha demostrado que tiene buenos pulmones. Sus empresas tienen reservas que les permiten aguantar»

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¿Será difícil contratar las plantillas? La temporada está muy avanzada.

Será complicadísimo. Siempre lo es, siempre hemos tenido muchos problemas para conseguir mano de obra cualificada, sobre todo por los precios carísimos de la vivienda. Más si encima sólo ofreces dos meses de trabajo y sin saber si en tres semanas te cerrarán el negocio. Vamos a tener muchos problemas para completar las plantillas. La vivienda no ha bajado y la gente no quiere ahora compartir piso. Además, con todos los controles que exigen, necesitaremos más plantilla que habitualmente. Una discoteca que se abría antes con 150 personas, ahora necesitará medio centenar más como mínimo.

Eso encarece el producto. ¿Lo trasladarán al precio de las entradas y consumiciones?

Probablemente. Si se reduce un aforo de 5.000 personas a 2.500, habrá 2.500 privilegiados que, al final, tendrán que pagar más, está clarísimo.

¿Habrá que replantearse todo el concepto de ocio nocturno tras esta pandemia? ¿Se acabaron las multitudes?

No lo creo. Seguiremos en la misma línea, aunque nos cueste volver a la normalidad. Hubo gente apuntada a la prueba piloto que al final no vino por temor a que hubiera mucha gente. Lo que antes nos parecía muy normal, como dar saltos rodeados de 5.000 personas, ahora nos preocupa. No todos se atreverán a meterse en una sala cerrada hasta que pase la pandemia en todo el planeta o la situación se normalice.

¿Han calculado las pérdidas del sector tanto en 2020 como en lo que va de año?

Llevamos dos años sin entrada de dinero. Las pérdidas pueden ser bestiales. Casi mejor ni pensarlo. Lo que se está demostrando es que el sector del ocio tiene buenos pulmones. Son empresas bastante profesionalizadas que tienen reservas que les permiten aguantar. De lo contrario podría pasarnos como en la Península, donde están cerrando casi todos los negocios. Allí trabajan de otra forma: no cobran tique de entrada, las copas son muy baratas… Son discotecas, pero a veces parecen bares.

Lo de mantener abiertas las salas hasta noviembre o más allá, ¿es posible o es una utopía?

Es posible y la idea nos gusta, pero necesitamos vuelos. Y la planta hotelera y la restauración deberían estar abiertas. Lo podemos intentar, pero no todos los días de la semana: quizás de jueves a sábado. No hace tanto tiempo que Pacha lo hacía en invierno. Pero no depende de nosotros. Hasta 2019, la gente cerraba antes porque ya había ganado suficiente dinero. Quizás este, como llevamos dos años malos, a la planta hotelera y a la restauración les interese seguir abiertas.

¿Cómo acogió el sector que el Reino Unido incluyera a Ibiza en el semáforo verde?

Todos tuvimos un subidón de adrenalina al pensar que con la llegada de los ingleses, nuestro público mayoritario, nos iría bien este año.

Otros países están poniendo trabas a la llegada de británicos, incluso con cuarentenas, pero Balears sólo pide que demuestren que no están contagiados o que están vacunados, nada más. ¿Cree que esas medidas son suficientes?

Yo creo que habría que controlarlos. No podemos tirar por la borda lo que hemos conseguido y acabar como Portugal, que Reino Unido pasó a ámbar en cuanto se celebró la final de la Champions, disputada, ojo, por dos equipos ingleses. Deberíamos ser más duros y exigir que quien llegue esté vacunado.

¿Sólo permitir venir a los vacunados, descartar los test PCR?

Sí. Una PCR es nada, es una foto del momento que puede cambiar en 10 minutos. Es evidente que esa limitación reduciría la llegada de turistas, pero es preferible a que dejemos de estar en el nivel verde.

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