Diario de Ibiza

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La mascarilla se resiste a desaparecer de las calles de Ibiza cuando ya no es obligatoria en exteriores

Algunos residentes se muestran renuentes a quitarse esta protección en el momento de mayor llegada de turistas, ya que temen que suponga un nuevo aumento de contagios y un final anticipado de la temporada, como ocurrió el año pasado

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Primer día sin mascarilla en Ibiza VICENT MARÍ- J.A. RIERA

Son muchas las personas que ayer, cuando dejó de ser obligatorio llevar mascarilla al aire libre siempre que haya distancia de seguridad, seguían llevándola. Algunas por miedo, otras por responsabilidad, expresan sus reticencias ante un verano con turistas de todo el mundo y unas medidas sanitarias muy relajadas. También hay quienes creen que este cambio era necesario y que homologa a España a la normativa de otros países europeos.

ILARIA PERGOLATO - ITALIANA RESIDENTE EN IBIZA

«Hemos estado todo el invierno yendo con mascarilla y solo estábamos las personas de la isla»

ILARIA PERGOLATO - ITALIANA RESIDENTE EN IBIZA

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Es el caso de Viviana Berenguer y Javier Martí, ambos de 62 años. Son turistas de Valencia y acaban de llegar a Ibiza, lugar que ya conocían, para dirigirse a Formentera. Los dos celebran la medida: «Creo que era bastante innecesario tener que llevar mascarilla al aire libre», explica Martí, que subraya que «no tenía sentido que la gente se pudiera sentar en grupo en los bares sin mascarilla y que para cruzarte con alguien por la calle tuvieras que ponértela».

JAVIER MARTÍ turista de VALENCIA Toni Escandell

«Creo que era bastante innecesario tener que llevar mascarilla al aire libre»

JAVIER MARTÍ - Turista de Valencia

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Sin embargo, ella lleva la mascarilla en el brazo por si acaso, mientras que su pareja se la quita al principio de la encuesta, como recordando que ya no está obligado a llevarla.

MARÍA PULIDO AUXILIAR DE ENFERMERÍA en CAN MISSES Toni Escandell

«El virus existía ayer y hoy, y al ser sanitaria me tengo que proteger para no poner en riesgo a los demás»

MARÍA PULIDO - AUXILIAR DE ENFERMERÍA en CAN MISSES

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Además, Martí estuvo hace tres meses en Copenhague y recuerda que ya no era necesario cubrirse en la calle. Berenguer, por su parte, admite que la ha llevado «por obligación». «Desde el principio he pensado lo mismo, nunca he estado de acuerdo en tener que ir obligatoriamente con mascarilla por la calle», remarca esta turista, que ya ha recibido las dos dosis de la vacuna por ser trabajadora esencial. Trabaja como psicóloga en un centro ocupacional de personas con discapacidad intelectual. Él, abogado retirado, tiene la primera dosis.

ANTONIO MORILLAS - PAQUETERO DE IBIZA

«Ayer fui en autobús y vi a muchos sin mascarilla, y eso sí que me preocupa»

ANTONIO MORILLAS - PAQUETERO DE IBIZA

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Ilaria Pergolato es italiana, de Milán, pero vive en Ibiza desde hace seis años, por lo que ha vivido aquí toda la pandemia. Tiene 29 años y trabaja en una tienda de ropa. Expresa su incertidumbre por la relajación de los protocolos sanitarios ante la llegada de turistas: «No quiero estar otra vez encerrada en casa todo el invierno», como ocurrió, recuerda, en la temporada pasada tras la llegada de visitantes. «Hemos estado todo el invierno yendo con mascarilla y solo estábamos las personas de la isla, además de que nos teníamos que sentar en mesas de cuatro y ahora, con turistas, nos podemos poner muchos en una y sin la mascarilla», lamenta Pergolato. Concluye que esto «no tiene sentido».

JULIA, RESIDENTE EN IBIZA.

«Los jóvenes piensan que el covid no va con ellos y la pandemia no se ha acabado»

JULIA - RESIDENTE EN IBIZA

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De hecho, comenta que ha estado hace poco en su país y que hay una gran diferencia con España: «Aquí la gente sigue saludando con abrazos y besos, en Italia la gente tiene más miedo y se suele saludar todavía con el codo», asegura Pergolato, que lleva la mascarilla durante toda la entrevista y desea vacunarse cuanto antes para «estar más tranquila».

La mascarilla se resiste a desaparecer cuando ya no es obligatoria en la calle | VICENT MARÍ

Mientras ella habla, sentada en Vara de Rey para descansar del paseo con su perro, a su alrededor pasan constantemente personas que ya han prescindido de la mascarilla y otras que todavía la llevan, aunque de vez en cuando se la bajan para poder resistir los 25 grados de este sábado de junio en Vila.

A pocos metros, mirando escaparates de la Marina se encuentra María Pulido, que es auxiliar de enfermería en el Hospital Can Misses. También vive este cambio con incertidumbre: «Para mí el virus existía ayer y hoy también, y al ser sanitaria me tengo que proteger para no poner en riesgo a los demás».

Pulido va a comportarse de la misma manera hasta que la pandemia sea cosa del pasado, pero cree que «la gente tiene muchas ganas de quitarse la mascarilla» y que «eso va a ser un error», comenta mientras también pasea a sus dos perros.

También caminan por el centro Lourdes Costa, maestra de escuela, y Antònia Cirer, catedrática de biología jubilada. Ambas tienen 63 años y ya han completado las dos fases de la vacunación. Coinciden pero también divergen en sus opiniones acerca de este cambio legislativo.

Costa señala que le parece bien siempre que se respeten las distancias, pero lamenta que «en lo que llevamos de pandemia se ha demostrado que la mayoría de la gente no respeta muchas las normas». Por lo tanto, seguirá con la mascarilla, dice, en la ciudad y en otros lugares poco seguros a nivel sanitario. «Me gustaría quitármela, porque llevamos mucho tiempo con ella, hace calor y molesta, pero iré con precaución», añade. En este sentido, cuenta que algunas personas pasan cerca de ella, incluso fumando, y denuncia que ciertos establecimientos de hostelería no cumplen con las normas de ventilación pertinentes.

Cirer, que está de acuerdo con Costa en muchos aspectos, también tiene en cuenta que esta modificación legislativa se ha aprobado por una serie de factores, tales como que «en verano hay menos probabilidad de contagio, que disminuye todavía más por el porcentaje de población vacunada que hay» con una o dos dosis. «Siempre he sabido que al aire libre la probabilidad de contagio es muy baja», agrega Cirer, que cree que hasta ahora se pedía usar el cubrebocas al aire libre y en interiores, en cualquier circunstancia, por desconfianza a que la gente incumpliese las medidas.

En esta línea, también destaca que la gran mayoría de países de Europa ya no obligaban a usar la mascarilla en exteriores, lo que era difícil de sostener por parte de España. Sin embargo, una vez destacados estos aspectos, Cirer, que subraya que la mascarilla sigue siendo obligatoria en interiores y en exteriores cuando no haya distancia suficiente, cree que hubiera sido «literalmente imposible hacer cumplir a la gente que viene de fuera» la anterior normativa sobre el uso de mascarillas. Y Costa señala a un numeroso grupo de turistas que llega desde la avenida de España, entre quienes es complicado encontrar alguna mascarilla.

Adaptar la normativa

Es por ello que Cirer concluye que «como es imposible hacer cumplir a los turistas», desde la Administración «han adaptado la normativa a la realidad que vivimos todos en la calle», por lo que este cambio no solo se debería a motivos estrictamente sanitarios.

Algunos residentes creen que es imprudente relajar las medidas durante la temporada turística

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No obstante, se puede observar que en el paseo de s’ Alamera y en el puerto de Vila también hay turistas con maletas y folletos de la isla que se resisten a dejar de utilizar la mascarilla.

Lejos ya de Vara de Rey, Julia pasea por el Parque de la Paz, también con mascarilla: «Estoy operada del corazón, así que voy a seguir con ella». Cuenta que el 12 de julio le pondrán la segunda dosis de la vacuna y que «hasta que no esté todo el mundo vacunado, el covid no se va a acabar». También tiene presente el brote de estudiantes que se produjo en Mallorca por varios viajes de final de curso: «Los jóvenes piensan que el covid no va con ellos y la pandemia no se ha acabado», alerta esta residente de la isla.

Muy cerca, sentados en un banco, pasan parte de la mañana del sábado Antonio Morillas y María Encarnación Padilla, que también son residentes, de 46 y 52 años respectivamente. Ella trabaja como jefa de cocina y él en paquetería. Morillas ha decidido prescindir de la mascarilla y ella la lleva puesta pero la baja un poco para poder soportar el calor que hace. Al ser convivientes, están cumpliendo la normativa, pero recuerdan que en determinados espacios es necesario seguir poniéndose la mascarilla. Morillas nota que su uso no ha disminuido desde hoy, sino ya desde el anuncio de la medida: «Ayer fui en autobús y vi a muchos sin mascarilla, y eso sí que me preocupa», explica este residente.

Mascarillas al aire libre Sin distancia de 1,5 metros serán obligatorias

En el caso de los convivientes, se podrá prescindir de ella aunque no haya distancia.


Residencias. Con condiciones

Cuando el 80% de los residentes y empleados tengan la pauta de vacunación completa, la mascarilla no será obligatoria. Sí para los visitantes o los trabajadores.


Eventos al aire libre. Obligatoriedad en algunos casos

Cuando los asistentes estén de pie o sentados sin distancia mínima, también deberá usarse el cubrebocas.

Usarla en el transporte público

Y es que su uso en el transporte público no ha dejado de ser obligatorio. Tampoco, por ejemplo, en las terrazas cuando no se pueda mantener la distancia. Y ante cualquier duda, para exteriores la regla de oro de la nueva norma es que la mascarilla es obligatoria cuando el metro y medio de desaparición no sea posible.

Padilla, por su parte, añade que también hay mucha gente que no ha dejado de usar la mascarilla, por lo que ha podido ver en las primeras horas del cambio legislativo. Ninguno de los dos ha sido infectado por covid y Morillas tiene una dosis de la vacuna. Padilla, la pauta completa.

En definitiva, hay división de opiniones entre los turistas y entre los residentes. En ambos casos hay quienes seguirán optando por protegerse cuando lo consideren necesario.

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