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La Formación Profesional (FP) será una enseñanza a la carta que se adaptará a las necesidades de los estudiantes. Hasta ahora, la única opción era realizar un ciclo completo, fuera del grado que fuera. Según ha podido saber este diario, cuando entre en vigor la nueva ley de FP que perfila el Ministerio de Educación, los alumnos y alumnas podrán realizar microformaciones, cursos especializados y elementales de aproximadamente 50 horas lectivas en centros oficiales. Además éstos serán acumulables, por lo que los estudiantes podrán realizar los cursos que puedan o quieran para ampliar su currículo académico. Al estar dentro del sistema educativo, todos tendrán titulación oficial.

Bajo la filosofía de formación a lo largo de la vida, los cursos de 50 horas estarán disponibles para cualquier alumno, con independencia de su edad y formación. Fuentes de Educación explican que estas microformaciones pueden ser muy interesantes para mujeres y hombres de mediana edad que quieran reciclarse tras quedarse en paro y a los que el cuidado de los hijos les impide cursar actividades académicas más extensas.

Esta es una de las novedades que incluye el anteproyecto de la nueva ley de FP, norma orgánica que sustituirá a la de 2002. Con toda probabilidad, el texto será aprobado la semana que viene en el Consejo de Ministros, donde regresará dentro de varias semanas para recibir una segunda luz verde. Después, será remitido al Congreso y al Senado para su aprobación definitiva.

Flexible y adaptable

La nueva ley -que supondrá un sistema único y sin apellidos para que sea atractivo para cualquiera- es la guinda de la revolución que está viviendo la FP desde 2018, un empeño personal de la ministra Isabel Celaá. «Queremos una FP flexible y adaptable. Es un paso muy ambicioso, mucho más que un plan de modernización. Es una transformación global», explican fuentes ministeriales, que destacan que ha nacido con una inyección económica históricaa: 1.500 millones de Educación y otros 500 de los fondos europeos.

En este escenario, el plan ministerial pasa por aumentar las plazas (200.000 en cuatro años). Otro de los retos es que, dentro de tres años, el 10 % de la oferta sea bilingüe e incorpore el inglés. Empezará el próximo año académico y afectará a unos 20.700 alumnos. Asimismo, también están contempladas las dobles titulaciones. Ese será el caso de los estudiantes que realizan dos grados y también de los que cursen un grado en España y otro en otro país.

El objetivo final del departamento de Celaá es que la FP deje, por fin, de ser considerada como la hermana pobre de la universidad y empiece a ser vista como lo que es: un sistema educativo con empaque académico y laboral. No en vano, la previsión económica es que en 2025 el 50 % de los puestos de trabajo requieran un técnico o un técnico superior. Ahora mismo, España solo llega a cubrir el 25 % de esos puestos de trabajo, así que el reto es doble, algo que no se soluciona con la sobrecualificación (titulados universitarios), sino con una cualificación ajustada a las tareas demandadas.

Acreditación de competencias

En este sentido, la FP tendrá tres vértices: formación, orientación profesional (se multiplicarán los puntos de información y orientación no solo académica sino profesional) y acreditación de competencias profesionales. Este punto atañe a los trabajadores con amplia experiencia en su sector pero sin un título que acredite sus conocimientos. .