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La acusada de quedarse un millón de euros dice que fingió su muerte por estrés

La mujer confiesa que envió un certificado de defunción falso al juzgado que la estaba investigando, pero niega haberse adueñado del dinero de la empresa para la que trabajaba

La acusada, ayer a su llegada a los juzgados de Vía Alemania, en Palma. B. RAMON

La mujer acusada de quedarse un millón de euros de su antigua empresa y fingir su muerte al ser imputada alegó ante la jueza que simuló su fallecimiento por estrés. La sospechosa, alemana de 47 años e investigada por media docena de delitos, aseguró que atravesaba una mala época y quiso desaparecer, pero negó haberse adueñado del dinero. La magistrada denegó la petición de la acusación particular de decretar su ingreso en prisión y acordó que se presente en el juzgado una vez al mes como medida cautelar.

Inna Z. se ocultó tras la mascarilla, unas grandes gafas de sol y la capucha de una sudadera a su llegada al juzgado, donde la esperaban varios reporteros. Trató incluso de acceder por una puerta trasera, pero no lo consiguió. La mujer compareció durante algo más de media hora ante la magistrada, en calidad de imputada por delitos de estafa, apropiación indebida, administración deslealtad, falsedad documental, usurpación de estado civil y estafa procesal. Solo respondió a las preguntas de sus abogados, Pedro Munar y Tomeu Simonet.

La investigación judicial es fruto de una querella presentada por la empresa de energía solar de la que la mujer era delegada en Mallorca, que ejerce la acusación particular a través del letrado Arno Meuser. Según sostienen, la acusada se adueñó de un millón de euros que había recibido para realizar unos pagos a Hacienda. El juzgado la imputó por estos hechos y la citó a declarar en noviembre del año pasado. Entonces, través de un correo electrónico, se notificó que la mujer había fallecido en un accidente en Alemania. La empresa desconfió de este certificado y encargó una investigación a la agencia de detectives Cabanach, que descubrió que la sospechosa estaba viva y residía en un chalé de Calvià. Con su informe, la Guardia Civil la localizó y la detuvo, como adelantó en exclusiva Diario de Mallorca.

En su declaración judicial, Inna Z. confesó ayer que fue ella misma quien envió al juzgado el falso certificado de defunción. Lo hizo, según alegó, por estrés. Se sentía presionada por su antigua empresa y a la investigación judicial se sumó un grave accidente de tráfico que, de acuerdo con su versión, habían sufrido sus padres. La mujer, sin embargo, negó en todo momento haberse adueñado del dinero de su antigua empresa y haber utilizado documentación falsa tras fingir su muerte.

La acusación particular solicitó al concluir el interrogatorio que la mujer ingresara en prisión provisional y una fianza de un millón de euros. La jueza considera que los hechos no son lo suficientemente graves como para acordar su encarcelamiento y le impuso como medida cautelar la obligación de comparecer una vez al mes.

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