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Comercio

La Marina de Ibiza ya está preparada para recibir a los primeros turistas

Los comerciantes del casco histórico se muestran optimistas de cara a la temporada, aunque lamentan que su horario sea más restrictivo que el de la hostelería | Buena parte de los locales del puerto se ponen a punto para abrir a principios de junio

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La Marina de Ibiza sale de su letargo J.A. Riera

Tras una Semana Santa anecdótica, los barrios de la Marina y del Poble Nou recuperan de manera incipiente el colorido y la actividad habitual, al menos durante el día, con la mayoría de sus establecimientos en marcha y una concurrencia de turistas que va en aumento. Esta reactivación aún no se comparte en la zona del puerto y de la calle de la Mare de Déu, a la espera de unos horarios más acordes a su perfil nocturno.

«Hace dos semanas, salías a la calle y estaba vacía como en el mes de febrero, pero ahora ya se ve bastante movimiento», destaca Juan Antonio Landáburu de Can Vinyes, la centenaria cestería de la calle de sa Creu. Mientras que las zonas del casco antiguo que dependen de la vida nocturna, como el puerto y la calle de la Mare de Déu, aún tardarán unos días en ponerse en marcha de manera mayoritaria, en la última semana la Marina y el Poble Nou han recuperado su colorido.

Yolanda Barchín, de Havaianas Freak Ibiza. |

Landáburu ya notó un importante aumento de turistas el jueves y el viernes. «El lunes fue más flojo, pero esta mañana vuelve a estar bastante concurrido», valora. A pesar de ser plenamente optimista de cara al verano, lamenta que «es una injusticia que los comercios deban cerrar a las diez de la noche y los bares a las once».

Ana Ferrer y Juan Antonio Landáburu. |

Su vecina Luisa Tur, de Delta, ironiza con esta diferencia horaria. «Se ve que el bicho sale a partir de las diez en los comercios». «No digo que en los bares se produzcan contagios, pero allí se acumula gente, mientras que los que entran en una tienda no se quitan la mascarilla». Tur constata que, en el último mes, se ha producido un leve crecimiento de visitantes semana a semana, hasta incrementarse notablemente en los últimos días. Ahora, su única preocupación ante sus buenas perspectivas es que puedan llegar cruceros. «Si se reactivan, podremos trabajar muy bien en esta zona».

Elena Almazor, frente a su boutique. |

En las calles peatonales del Poble Nou, Alessandra Rabolini, de la tienda de joyas y objetos de colección Purnima, tacha de «estúpidos» los horarios fijados para su actividad. «Pero no creo que se deba a ninguna maldad, sino a que se ha hablado tanto del sector de la restauración que se han olvidado del resto», asegura. En su caso, reabrió el negocio el 1 de abril, aunque apenas notó la Semana Santa. «Se ha empezado a trabajar bien ahora, sobre todo la semana pasada, que llegaron muchos suizos. «Pero la gran sorpresa vendrá el 1 de junio, cuando empezará a abrir todo el mundo en el puerto y la calle de la Virgen», asegura.

Lourdes Ribas, de Décadas. |

De hecho, Rabolini cuenta con otra tienda en el carrer d’Enmig, donde su marido, Eduardo Menoyo, ultima los preparativos para su inminente reapertura. Al contrario que en la Marina, aquí son minoría los establecimientos abiertos, aunque abundan los que se están poniendo a punto.

Valentina Nuzzi, de Soleil Ibiza. |

«El problema es que la franja horaria del puerto empieza a las siete de la tarde y hasta que no se amplíe el horario hasta medianoche, no compensa abrir», explica Menoyo, que confía en que con la llegada de junio se reactivará la zona. Pero, eso sí, también recuerda que, «independientemente del covid», el puerto ha ido perdiendo protagonismo en la última década. «En esta calle ahora hay doce letreros de ‘se alquila’ o ‘se vende’, cuando en 2006 era imposible encontrar un local aquí».

Luisa Tur, de Delta. |

Primer día del negocio

Valentina Nuzzi no solo se ha animado a abrir sus puertas antes que la mayoría de la calle d’Enmig, sino que es el primer día del negocio que acaba de crear, la tienda de bikinis Soleil Ibiza. «En media hora han entrado diez personas, aunque aún no he vendido nada», bromea. «Siempre he tenido la idea de tener una tienda en el puerto y mi hermano y yo nos hemos animado este año». A pesar de la incertidumbre provocada por el covid, Nuzzi, que lleva dos años en la isla, afronta el verano «muy positiva»: «Conocí esta calle antes del covid y funciona muchísimo».

Alessandra Rabolini, de Purnima. |

En la calle de la Mare de Déu, la tónica es la misma. Al mediodía, están abiertas una peluquería, un restaurante y tres tiendas. Una de ellas, Ibiza 45, hace siete años que se animó a abrir también en invierno. «Soy de los pocos que abre todo el año», apunta su propietario, Andreas Ordowski, que es el vicepresidente de la Asociación Empresarial de la Calle de la Virgen. Al igual que en el puerto, la vida nocturna es la que marca la agenda de este zona, así que «la gente espera a que se amplíe el horario para abrir», constata Ordowski.

Unas turistas en la calle de sa Creu. |

«Ahora estamos todos pendientes de junio, porque en julio y agosto las previsiones son muy buenas», incide. Otro factor que le invita al optimismo es que la calle de la Mare de Deú ha sido distinguida por la Fundación Gayhood como uno de los 33 mejores barrios LGTBI del mundo. Es el único núcleo de España que cuenta con esta distinción. «Puede que este año aún sea muy temprano, pero este título nos va a dar mucha visibilidad y servirá para recuperar el turismo LGTBI».

Andreas Ordowski, de Ibiza 45. |

Actividad diurna

Tras recorrer la calle de la Mare de Déu, la Marina destaca aún más por su actividad. Sobre todo en la calle Castelar, donde prácticamente han levantado puertas todos los comercios. «Solo queda algún restaurante por abrir», detalla Lourdes Ribas, de la tienda de ropa y calzado Décadas. Pese a que confía en que su horario se amplíe en las próximas semanas, indica que ahora no afecta a su sector. «Empezamos a tener ambiente por la mañana, pero a las nueve de la noche, queda muerto».

Unos turistas pasean en la calle Castelar. |

En la calle Comte de Rosselló, Yolanda Barchín, de la tienda Havaianas Ibiza Freak, tampoco ve lógico que los comercios «no tengan las mismas condiciones que la hostelería». No obstante, los últimos días le dan esperanza. «Se nota que está empezando a venir gente y, en comparación con lo que hemos pasado, ahora estamos como en un pequeño oasis».

Su vecina, Elena Almazor, de la boutique homónima, va más allá y destaca que el perfil del visitante de estos días es el ideal. «Aparte de los números, soy muy positiva porque hacía tiempo que no veía a gente así, tan tranquila».

«Empezamos a tener ambiente por la mañana, pero a las nueve de la noche se queda todo muerto»

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Almazor lamenta que mucha de esta clientela se queja porque «cada vez hay menos comercios pequeños». «Esta gente que pasea con educación es la que da clase, porque a mí el millonario hortera no me llega», sentencia.

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