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Peatonalización

La eliminación de 20 plazas de ‘parking’ solivianta a los comerciantes de Sant Josep

Vecinos del pueblo se movilizan contra la peatonalización de dos calles porque «agrava el problema del aparcamiento, afecta negativamente a la calidad de vida y perjudica la actividad de los comercios»

Calle del Ajuntament, también cerrada al tráfico.

Veinte plazas de aparcamiento tienen la culpa. Su desaparición tras la peatonalización de dos calles que transcurren en paralelo al Ayuntamiento de Sant Josep ha provocado la agria protesta de vecinos y comerciantes, que reunieron 300 firmas contra esa medida. Tras «ser ignorados» por el Consistorio, vuelven a la carga con otra recogida de apoyos. 

La eliminación de 20 plazas del aparcamiento situado frente al Consistorio y en la calle del Ajuntament ha puesto en pie de guerra a los comerciantes de Sant Josep, que se quejan de que no se contó con ellos a la hora de tomar esa medida, de que no se adoptaron soluciones alternativas para paliar la reducción de plazas y de que les está perjudicando económicamente.

Maceteros que impiden el paso en la zona peatonalizada. | J.A.RIERA

El asunto fue llevado al pasado pleno del mes de abril a través de una moción presentada por el PP, que se hizo eco de la queja de los empresarios del pueblo: «Protestamos porque no nos parece bien que se eliminen sin consultar a nadie. No es que nos opongamos a peatonalizar esa calle, pero hay que hacerlo bien. No se puede querer mejorar el pueblo creando un problema», explica Javier Marí, portavoz del grupo popular. Dos días antes, los comerciantes presentaron ante el Consistorio un escrito contra esa medida respaldado por 300 firmas de vecinos, así como por el 90% de los dueños de los negocios (35 firmas). La moción fue rechazada por PSOE y Unidas Podemos.

La peatonalización de ese tramo de la calle Pere Escanellas (la arteria principal del pueblo) se ha llevado también por delante varias plazas reservadas a carga y descarga (de 8 a 13 y de 17 a 20 horas), lo que obliga a los transportistas a estacionar en lugares prohibidos, como ayer tuvo que hacer José Tur, que colocó su furgoneta de 3.500 kilos de tara en la esquina entre la avenida es Cubells y las tres macetas que desde hace casi dos meses impiden el tránsito calle abajo: «Es un problema para nosotros porque ya no tenemos un aparcamiento cerca del centro del pueblo y tenemos que estacionar en lugares donde nos pueden multar o muy lejos. Y los policías están detrás de nosotros. Si ahora no hay plazas libres, no quiero ni imaginar cuando lleguen los turistas, no sé cómo lo vamos a hacer», detalla Tur.

Nueva zona azul junto al Consistorio. J. A. RIERA

Uno de los empresarios al frente de esta revuelta contra la peatonalización de ese tramo es Jordi Segarra, cuya librería está ubicada en la calle del Ajuntament. Asegura que ni convirtiendo en zona azul (sin pago, basta con colocar una hoja escrita) la explanada situada entre la avenida principal y la calle Can Bernat Toni se ha solucionado el problema del aparcamiento: «No, porque los trabajadores del Consistorio ocupan las plazas todo el día, pese a que les pidieron que no lo hicieran». A su juicio, con esa medida «el pueblo, que ya tenía problemas de aparcamiento, va a menos. Y sin comercio no hay vida». Tampoco cree que sea una solución el estacionamiento alternativo habilitado junto al centro médico: «Quien venga a comprar un bolígrafo o el periódico, no se irá a aparcar lejos, al centro médico, en el quinto pino». Ese aparcamiento está a 350 metros a pie.

Aparcamiento disuasorio de tierra habilitado junto al centro de salud. J. A. RIERA

Segarra cree que la peatonalización, que calcula que le ha restado el 30% de las ventas, «sólo ha beneficiado a dos bares que no tenían terraza», algo que entiende que se haga «sólo mientras dure la pandemia», pero no de manera permanente. «El equipo de gobierno tiene en la cabeza convertir esto en una especie de Santa Gertrudis, pero aquí, en este tramo, sólo hay un par de negocios. ¿Qué piensan, que la gente vendrá a pasear por la rambla, de arriba abajo?». Advierte, además, de que se ha perjudicado así a las personas con minusvalías, ya que para llegar hasta la iglesia deben ahora dejar el vehículo en la parte baja del pueblo y subir la pendiente en sillas de ruedas o con muletas.

Las personas mayores que acuden a la farmacia en busca de sus recetas son otra parte de los afectados. La farmacéutica Melania Vacas Vidal se encargó de recoger las primeras 300 firmas de vecinos y de comerciantes, y ahora vuelve a la carga con una segunda ola de rúbricas que encabeza con un duro escrito: «Después de que el alcalde haya ignorado más de 300 firmas de vecinos y comerciantes del núcleo del pueblo de Sant Josep, volvemos a pedir que abran a la circulación de vehículos las calles que han sido peatonalizadas porque no sólo agrava el problema del aparcamiento, sino que también afecta negativamente a la calidad de vida de los vecinos y perjudica la actividad de los comercios». En el caso de la farmacia, Vacas afirma que su negocio «ha bajado entre un 30 y un 40%, sobre todo por las mañanas». Exige, además, que «se tomen decisiones responsables y consensuadas» con los vecinos y empresarios afectados. Eso es algo que disgusta expresamente a Vacas: «Me molestó que el alcalde dijera en el pleno que se nos había consultado y que habíamos dado nuestra aprobación. Eso no es cierto». De ahí que decidiera emprender la segunda recogida de respaldos vecinales.

Por un callejón estrecho

La farmacéutica no cree que el parking disuasorio habilitado junto al centro médico sea una solución, por varias razones: está a 300 metros de la avenida principal, no está asfaltado y su señalización deja mucho que desear. Para acceder desde la calle Pere Escanellas hay que atravesar un callejón muy estrecho (sólo cabe un coche) y, como señalan tanto ella como otros vecinos, pocos conocen su existencia, menos aún los turistas o los que vienen desde otras poblaciones de la isla. Tiene tres plataformas (antiguas feixes), de las que en sólo una se ha podado y apenas quedan hierbajos.

Bartolo Tur, de la tienda Can Pou, cree que debería solucionarse el problema del aparcamiento antes de reducir plazas en la arteria principal del pueblo: «No estoy en desacuerdo con peatonalizar ese tramo, pero antes habría que arreglar el problema del estacionamiento con la construcción de un parking alternativo y señalizando bien el del centro médico, que está un poco escondido». Cerca, en Sa Floristeria, Juana Torres Escandell se queja: «No me parece bien. Al quitar plazas, la gente se para menos en el pueblo. Y el aparcamiento alternativo del centro médico tiene muy mal acceso». Torres sí está de acuerdo en que se cierre al tráfico los sábados, cuando se instala un mercadillo, o los domingos, «pero no entre semana. Es innecesario. La gente se queja de que no hay dónde dejar el coche».

«Me molestó que el alcalde dijera en el pleno que se nos había consultado y que habíamos dado nuestra aprobación. Eso no es cierto»

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Sobre la mala señalización del aparcamiento del centro médico insiste el edil del PP Javier Marí: «No saben de su existencia más que los del pueblo». Apuesta por señalizar mejor su acceso desde el concesionario de Renault, a la entrada de la población, e insiste en que no se opone a la peatonalización «siempre que se dé una solución» a las plazas perdidas. Recuerda, además, que el Consistorio planteó una solución similar para Sant Jordi, junto a la iglesia: «Pero tuvo que recular cuando se les echaron encima los empresarios».

Sam Hedley, que regenta Es Racó Verd, también es reacio: «Me ha sorprendido mucho lo que ha hecho el Ayuntamiento. Es un poco loco. Si van a peatonalizar esa calle, que lo hagan bien, no quitando aparcamiento a nuestros clientes. Hemos perdido muchas plazas», indica. Hedley calcula que el pueblo pierde así «unos 800 visitantes al día». «Los transportistas no tienen dónde aparcar (ahora pasean con sus carros de abajo arriba de Sant Josep) y los ancianos tienen que hacerlo lejos de la farmacia para recoger sus medicamentos», protesta, al tiempo que subraya que se ha creado así «una zona vacía en el centro del pueblo que carece de ambiente. No lo han pensado bien».

Pero lo que más le disgusta es que no se les ha tenido en cuenta: «Sentimos que no nos escuchan en el Ayuntamiento». Como el resto de empresarios también se queja del parking disuasorio del centro médico: «No lo van a encontrar ni los turistas ni la gente del pueblo».

«Desde que hay zona azul sobran aparcamientos»

El Consistorio recuerda que ha habilitado un ‘parking’ «inmenso» a «minuto y medio andando»

Pilar Ribas, edil de Comercio de Sant Josep, recuerda que tomaron la decisión de cerrar al tráfico las dos calles que rodean el Consistorio aprovechando el mercadillo artesanal que se celebra los sábados: «Lo hicimos para ver cómo funcionaba. Pensamos que en este periodo excepcional debíamos dar a la gente un sitio donde poder estar en la calle tranquilamente». Ribas reconoce que le llegaron las quejas «por la falta de aparcamiento, en realidad el único motivo por el que hay gente en contra de esta actuación». Admite que «se perdía así la circulación de periodo más corto, por ejemplo para comprar el periódico o la carne». Por eso, el Consistorio marcó «enseguida» una zona azul nueva que, a su juicio, ha sido un éxito: «Desde que existe, sobran allí aparcamientos, vayas a la hora que vayas, cuando antes era un problema. Hay circulación, la gente no deja allí su coche aparcado todo el día».

También cree la edil socialista que «estamos muy mal acostumbrados». Es el eterno problema de Ibiza: queremos aparcar delante de la puerta del lugar adonde vamos. «Pero en la Agenda 2030 el objetivo es humanizar las zonas más céntricas, devolvérselas al peatón. En eso consiste nuestro proyecto de peatonalización de Sant Josep, que presentaremos en breve, quizás la próxima semana, a todos los vecinos, para que vean por qué se hace eso y cuál es el objetivo final». Entre los objetivos, destacar los valores patrimoniales del pueblo, por ejemplo iluminando la iglesia o el Ayuntamiento, que «ahora mismo no se ven porque tenemos la desgracia de que una carretera lo parte por la mitad».  

La concejala recuerda, además, que han habilitado un «aparcamiento inmenso, con capacidad para 150 vehículos», junto al centro de salud, que «está prácticamente vacío» todos los días: «Y está a minuto y medio andando del pueblo. Es verdad que el acceso ahora en coche hasta allí es un poco raro, pues has de pasar por una calle estrechita o por detrás del cementerio. Y hay gente que no lo conoce», admite la edil. Por eso están tramitando la apertura de un vial más accesible. Respecto a las dos plazas de movilidad reducida, «han sido desplazadas, no se han anulado». «Nos falta por corregir -reconoce- las plazas de carga y descarga. Están previstas en el proyecto, en la calle del Ajuntament, ahora cerrada. Pero en la zona azul, cualquier furgoneta puede aparcar ahora un momento, no pasa nada».

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