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Puig d’en Valls.

Una fiesta que recupera la forma

Puig d’en Valls celebra su día grande con ejercicio físico al aire libre, talleres de cocina, música, baile, animación infantil, humor y ceremonia religiosa | Para celebrar los 50 años de la bendición del templo, la parroquia corona a la patrona del pueblo

‘Masterclass’ de ‘stronger jump/hiit de Amparo Jiménez.

A medida que la situación sanitaria mejora, la actividad cultural y lúdica comienza a retomar el ritmo y las fiestas de los pueblos recuperan parte de la añorada ‘antigua normalidad’, siempre, eso sí, con mascarillas, distancias de seguridad y aforo limitado. Se notó ayer en Puig d’en Valls, que celebró su día grande con un buen número de actividades presenciales, que tuvieron todas muy buena acogida entre el público. 

Celebración de la misa solemne en la iglesia del pueblo. VICENT MARÍ

Cerca de una treintena de personas saltan al ritmo de la música en el aparcamiento ubicado junto a la sala polivalente de Puig d’en Valls. No llevan mascarilla, pero guardan entre sí la distancia de seguridad. A falta, de momento, de conciertos como los de antaño en los que poder dar brincos como posesos, bienvenidos sean los sucedáneos, aunque sea a pleno sol, con ropa deportiva y botas de rebote y estemos hablando de una clase de stronger jump. La imparte Amparo Jiménez, de Ibizafitness, y es una de las actividades que forma parte del programa festivo del pueblo para este día grande. Se nota que hay ganas de celebración aunque sea con restricciones sanitarias. Lo confirma el concejal del pueblo, Toni Marí: «La gente agradece» que este año se hayan podido hacer actividades presenciales, teniendo en cuenta que el año pasado, en plena crisis del coronavirus, la mayoría tuvieron que ser telemáticas. También se aprecia más participación en los festejos de público de edad avanzada. Al estar ya vacunados, comenta el edil, los mayores se animan más a salir a la calle y muchos ya están soñando con que se reabra de nuevo el centro de la tercera edad. Algunos de ellos se pasan a partir de las diez de la mañana por el centro cultural de Puig d’en Valls para recoger el regalo que anualmente por estas fechas ofrece el Ayuntamiento de Santa Eulària a los que superan los 75 años y están empadronados en el pueblo: una ensaimada y una botella de vino dulce. Antes de mediodía se acerca al centro cultural uno de los vecinos más ilustres de la parroquia, el maestro ceramista Antoni Marí Frígoles, que el año pasado fue galardonado por el Consell de Ibiza con el Premio al Mérito Ciudadano. Va a recoger la ensaimada, que será el postre de la comida que ha programado la familia con motivo del día grande.

Taller de cocina en el centro cultural de Puig d’en Valls. VICENT MARÍ

Mientras Susi Ribas, coordinadora de esta parroquia, atiende a los mayores que visitan el centro cultural, en una de sus aulas, la que alberga la exposición de los alumnos de los colegios de Puig d’en Valls y S’Olivera, están reunidas una decena de mujeres. Están elaborando un pastel de manzana y plátano, que al terminar, hornearán en sus casas. El taller lo imparten Jocelyne Calafat y Azucena Cano, presidenta y secretaria de la Asociación de Vecinos Els Molins des Puig d’en Valls. Esta agrupación «autogestionada», antes de la pandemia, organizaba talleres de cocina todos los sábados. Éste es el primero que hace tras un año de parón, explica Cano. «Echaba de menos esta actividad y poder compartir con la gente», comenta Susana Batalla, una de las participantes.

En la iglesia de Puig d’en Valls ya están con los preparativos de la misa solemne, que presidirá el administrador diocesano de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas Prats, al que acompañarán, entre otros sacerdotes, el que fue el primer párroco de la iglesia, Vicent Colomar Pins. Como explica poco antes de que comience el evento Francey Gómez Salazar, actual párroco, hoy (por ayer) es una jornada especial porque se celebran los 50 años de la bendición del templo y con este motivo «se va bendecir y coronar a la patrona del pueblo, Santa María madre de la Iglesia, con una diadema elaborada con pequeñas piezas de oro regaladas por la comunidad parroquial». Cerca de un centenar de personas acuden a la ceremonia religiosa, que este año, como el anterior, tiene que prescindir de la procesión debido al covid.

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