Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Incivismo

Electricistas de Ibiza no certifican ilegalidades en sa Penya por miedo a las represalias

Un vecino que paga la electricidad de tres pisos explica que los instaladores no se atreven a acreditar los enganches porque temen que les quemen las furgonetas

Imagen incluida en la denuncia de un vecino que muestra enganches ilegales en sa Penya.

La pesadilla de Gonzalo no tiene fin. Compró un piso en sa Penya hace 17 años del que intenta deshacerse porque la vida en el barrio, rodeado de traficantes, adictos y actos incívicos de todo tipo, es una angustia diaria. Hace unas semanas denunció que en tres viviendas, unos «okupas» de la zona han ‘pinchado’ su contador de la electricidad.

Suele pagar unos 60 o 70 euros al mes, pero su último recibo es de 531 euros por 23 días. Para acreditar esta situación necesita un instalador electricista autorizado que certifique los enganches, pero no lo encuentra. «Me dicen [algunos instaladores con carné profesional] que no quieren problemas con la gente de sa Penya porque estas personas les pueden quemar la furgoneta o prepararles cualquier problema», afirma Gonzalo, que no usa su nombre auténtico porque vive amenazado por los traficantes e intenta mantener el anonimato. Mientras el problema se resuelve, él y su pareja siguen pagando la electricidad que gastan sus vecinos. «Vivir aquí es una película de terror, los vecinos pedimos por favor al Ayuntamiento y a la Policía que nos ayuden, porque tememos por nuestras propias vidas», lamenta Gonzalo, que después de años intentando llevar una vida más o menos normal en el barrio ha decidido hacer pública su desdicha.

Agentes en sa Penya, uno de ellos con la cara tapada.

Lo del jueves por la tarde es un ejemplo del día a día: «Una de estas personas celebró su cumpleaños en el barrio, en plena calle, y asistieron más de 50, por supuesto todos sin mascarilla y consumiendo bebidas y estupefacientes al mismo tiempo que vendían drogas impunemente a un interminable desfile de yonkis y ciudadanos de a pie que peregrinan diariamente a la calles Fosc y Retir, que son los supermercados de la droga en la isla». «La fiesta duró de las cinco de la tarde a la una de la madrugada, que es cuando el personal empezó a disolverse, aunque la venta de drogas es todos los días durante las 24 horas, y en ese tiempo, mientras ellos campan a sus anchas, cometiendo todo tipo de infracciones y delitos, nosotros no podemos salir de las casas con nuestras parejas, niños o mascotas por miedo a que nos hagan algo», relata este vecino.

Denuncian que el jueves se celebró una fiesta en la calle con más de 50 personas a la que los yonkis acudían a comprar sus dosis

decoration

El jueves, Gonzalo llamó la Policía: «Nos dicen que no pueden enviar un ‘Z’ porque les ven de lejos y se avisan unos a otros y no pueden hacer nada, y tampoco podían mandar un coche camuflado porque no disponían de unidades. Y nos dicen que ya sabemos dónde vivimos y que nos tenemos que acostumbrar, que no pueden poner un policía por persona».

Compartir el artículo

stats