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Medio ambiente

Los 77 islotes de las Pitiusas

Una publicación de la Societat d’Història Natural de Balears reúne todas las pequeñas islas del archipiélago y revela el tesoro biológico que constituyen, con decenas de especies únicas en el planeta

Islote de es Vedrà, que alberga 156 especies de flora, muchas de ellas endémicas de Ibiza. | XAVIER DURÁN

Decenas de especies y subespecies animales y vegetales únicas en el mundo se encuentran en determinados islotes de Ibiza y Formentera. Se trata de un microcosmos de biodiversidad que, pese a su importancia, carecen aún de la protección y gestión ambiental necesaria. Así lo indica un completo volumen dirigido por el biólogo Joan Mayol que analiza, uno por uno, todos los islotes de Balears, incluyendo los 66 de Ibiza y los 11 de Formentera. 

Vista aérea del islote de s’Espalmador, al norte de Formentera. | JOAN COSTA Joan Lluís Ferrer

Ibiza, Formentera y 77 pedazos más de tierra repartidos por su costa. Esto son en realidad de las Pitiusas, un tesoro biológico fragmentado. Los islotes (entendidos como tales cualquier porción de tierra con vida animal o vegetal permanente y situados por lo menos a cinco metros del litoral) son un receptáculo de biodiversidad insospechado. Al estar sometidos a un aislamiento máximo, muchos de ellos han desarrollado subespecies endémicas que en todo el planeta solo se encuentran en ese pedacito de roca.

Islote de sa Conillera, protegido con la figura de Reserva Natural. | Xavier Duran

‘Atles de les petites illes i illots de les Balears’ es un volumen de más de 350 páginas y primorosamente editado que, por primera vez, reúne todos esos miniparaísos ecológicos del archipiélago, con todas sus características naturales. Aunque está disponible en pdf en la web de la conselleria de Medio Ambiente, incomprensiblemente solo se han impreso en papel unos 300 ejemplares, que se han quedado casi todos en Mallorca. Su coordinador es el biólogo Joan Mayol.

El pequeño islote de es Canaret, junto a Xarraca, que sirvió como criadero de conejos. | V. Pons

Incluso islotes de Ibiza anónimos y desconocidos para el público tienen su historia y sus curiosidades. En la pequeña islita de es Canaret, junto a Cala Xarraca, «había hasta hace poco tantos conejos domésticos que había que llevarles forraje a diario para alimentarlos», señala el libro.

Ejemplar de la planta endémica de ses Margalides, ‘Euphorbia margalidiana’, que solo existe en este islote en todo el mundo, y en s’Illa Murada, a donde se trasplantaron ejemplares. | Fuicn

Este no era el único islote que se usaba como corral para la cría de ganado. En los tres islotes situados frente a la costa de Santa Eulària también se mantenían cerdos hasta hace apenas un siglo. Hoy, en cambio, están llenos de gaviotas, más de las que debería haber, puesto que no hacen más que traer basura desde el vertedero de Ca na Putxa, además de deteriorar la vegetación existente, señala el trabajo.

La mayoría de los pequeños islotes del norte y el este de Ibiza (exceptuando Tagomago) carecen, sin embargo, de protección adecuada. «Ninguno de ellos disfruta de gestión activa bajo la figura de espacio natural protegido, que muchos merecen. La protección se milita a su carácter no urbanizable y su inclusión en la Red Natura 2000. Pero no hay ningún plan de gestión ni vigilancia activa, pese al consenso social y político para aplicar alguna figura normativa de gestión». Ni siquiera en Tagomago existe nada parecido a una gestión ambiental por parte del Govern, pese a sus sempiternas promesas.

Portada del libro, disponible en pdf en la web del Govern

Y eso que hay verdaderas joyas de la biodiversidad mundial. Es el caso del islote de ses Margalides, frente a las costas de Sant Mateu, donde 1978 el botánico H. Kuhbier descubrió una planta única en el planeta: la Euphorbia margalidiana, una especie de lechetrezna que sólo crece allí y, por ello, está catalogada como en peligro de extinción extremo por los organismos internacionales. De hecho, para garantizar su continuidad, el Govern llevó ejemplares de esta planta al vecino islote de s’Illa Murada, frente al Port de Balansat, donde ahora también crece.

Esta otra isla es en sí misma un pequeño microcosmos, con su propia subespecie de lagartija endémica (mientras las serpientes lo permitan), la Podarcis pityusensis muradae, y varias especies de invertebrados también únicas en el mundo: el coleóptero Alphasida ibicensis y el Phylan mediterraneus, o el gasterópodo Xerocrasa ebusitana muradae, nombrado así por su exclusividad de este islote.

Lagartija del islote na Gorra, de ses Bledes. | Pavel Smek

No es una excepción. Esta serie de endemismos propios de una única isla es la tónica en muchos de estos microterritorios.

En Tagomago, aparte de ser colonia del virot, el halcón peregrino y otras aves, es el hogar de nada menos que 204 especies de plantas. El impacto que causa la presencia humana en la vivienda del islote es uno de los retos que las instituciones tienen aún sin resolver.

Entre los islotes que sí tienen una cierta gestión, con personal y vigilancia, están los de la Reserva Natural dels Illots de Ponent (es decir, ses Bledes, s’Espartar, sa Conillera y, más al sur, es Vedrà y es Vedranell).

En s’Espartar, por ejemplo, existe una colonia realmente numerosa, a escala mundial, de paíño europeo (Hydrobates pelagicus), llamado fumarell o paio en Ibiza y Formentera. En ese pequeño islote viven nada menos que entre 750 y 1.250 parejas de esta ave marina. «Es la colonia más importante de todo el Mediterráneo occidental», afirma el libro.

Paíño europeo. | Daniel Bergmann

Pero, además, «estos islotes poseen, junto a Cabrera, los fondos marinos más espectaculares de Balears», con gorgonias rojas en buen estado y presencia de coralígeno en la mayoría de ellos, síntomas de una salud biológica considerable.

Es Vedrà reúne a 156 especies de flora, de las que 19 son endémicas o de interés biogeográfico. Gracias a la retirada de las cabras domésticas que se multiplican sin control, estas especies inician una lenta recuperación.

S’Espalmador, con sus 137 hectáreas, constituye el islote más grande, con playas de arena y una antigua vivienda en su centro.

Ante esta situación, el Grup Balear d’Ornitologia (GOB) ha emitido un comunicado en el que reclama que se prohíba el desembarco de personas en todos los islotes del archipiélago, para preservar la frágil y valiosa biodiversidad que albergan. En el caso de Ibiza, ahora solo está prohibido el acceso en menos de la mitad de los islotes existentes (los amparados por las figuras de Reserva Natural), lo que deja a muchos de ellos a expensas de los daños que puedan ocasionar las visitas de intrusos.

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