Los episodios de acoso disminuyeron en los centros educativos de Baleares el pasado curso, cuando se registraron sesenta casos confirmados frente a los 111 contabilizados el año anterior, según consta en la memoria elaborada por el Institut per la Convivència i l’èxit escolar (Convivèxit) presentada ayer en la conselleria de Educación. Es un drástico descenso de casi un 50% que sin embargo hay que poner en cuarentena. El confinamiento significó la clausura de las escuelas los últimos tres meses del año académico, por lo que la comparación con cursos anteriores ‘normales’ puede resultar engañosa.

Asimismo, este año la memoria no es tan completa porque solo 265 centros educativos han hecho llegar sus respectivos informes frente a los 382 recogidos el curso anterior. «La memoria se refiere a un curso condicionado por el cierre de las aulas en marzo y el inicio del proceso del aprendizaje a distancia. Por eso la comparación de los niveles de convivencia en los centros escolares con otros años es difícil», argumentó el conseller de Educación, Martí March. 

Durante el curso 2019-2020 se registraron un total de 60 casos de acoso, frente a los 111 del año anterior

Los números recogidos en el informe no son tan sólidos como en ediciones anteriores, pero dibujan un claro retroceso del acoso, o bullying, en las escuelas de las islas. Durante el atípico curso 2019/20 se abrieron 262 protocolos por presuntos casos de acoso escolar, de los que se confirmaron sesenta, un 22,5%. El año lectivo anterior se estudiaron 407 posibles episodios y se corroboraron 111, el 29% del total. «El protocolo se activa cuando un alumno implicado lo traslada al centro educativo. Se analiza cada caso y se determina si efectivamente se trata de acoso o de otro tipo de conflictos que implican a dos alumnos o que no perduran en el tiempo», subrayó Amanda Fernández, directora general de Primera Infancia, Innovación y Comunidad Educativa del Govern.

‘Ciberacoso’

El 12% de los 262 protocolos analizados el pasado curso, un total de 32, se relacionaban con ‘ciberacoso’, una práctica que se prolongó después del cierre de las escuelas. En casi un 10% de los casos hubo aparejada una denuncia a la Policía o a la Fiscalía, mientras que el 5,34% de los protocolos abiertos estaban relacionados con episodios de abuso sexual. 

Buena parte de los 262 conflictos analizados, un 18,3%, afectaron a alumnos con necesidades educativas de soporte específico (NESE), aunque la memoria refleja un descenso de casi el 5% con respecto al curso anterior. En cambio aumentaron un 4,65% los casos relacionados con género y violencias machistas. El informe explica este incremento en el hecho de que «en la mirada de los centros educativos las violencias machistas han dejado de ser invisibles y tanto profesores como alumnos tienen más herramientas y recursos para denunciarlas». 

La memoria recoge otras motivaciones de bullying: culturales o religiosas (5,72%), por diversidad sexual o género (2,29%) o por el aspecto físico de la víctima (11,83%). Asimismo, Convivèxit recoge los actos educativos con perspectiva de género que tuvieron lugar en el archipiélago durante el curso pasado y destaca que los centros cuentan con 224 agentes de coeducación. 

La memoria también se ocupa de los programas preventivos de convivencia que los centros desarrollaron el pasado curso. El más numeroso fue el de metodologías avanzadas, seguido por el de acogida y el de fomento de la cohesión de grupos. Asimismo, el documento recoge un llamativo incremento de programas de prácticas restaurativas, un 13,57% más que el curso anterior. Le siguen programas de educación social y emocional, con un aumento del 10,2%.