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Medio Ambiente

La lagartija ya ha desaparecido del 50% de Ibiza y se extinguirá en 2030

Una de las 22 subespecies, que habitaba en un islote, ya está extinta

Un grupo de lagartijas, en el agujero de una pared en Ibiza, en una imagen de archivo. Sebastián Candela

La lagartija pitiusa, especie endémica (única en el mundo) con 22 subespecies catalogadas, constituye un tesoro biológico que ya estaba en Ibiza y Formentera cuando llegaron los primeros humanos. Sus poblaciones se han mantenido sin grandes cambios durante 4.000 años de convivencia con el hombre, pero han bastado veinte años para que quede al borde de la extinción. La causa: la llegada, sin ningún control por parte de las autoridades, de olivos procedentes de la Península que vienen infestados de culebras, su gran depredador y ante el que están totalmente indefensas.

Por primera vez, se dispone de un estudio científico que pone datos concretos a la situación y da idea de la magnitud del problema. La ambientóloga, estudiante de doctorado de la Universitat de Valencia y extécnica del Consell de Ibiza Elba Montes ha publicado el estudio 'Collapse of the endemic lizard Podarcis pityusensis on the island of Ibiza mediated by an invasive snake' (‘Colapso de la lagartija endémica Podarcis pityusensis en la isla de Ibiza provocado por una serpiente invasora’) en el Oxford Academic Journals.

Área de distribución de la serpiente de herradura en Ibiza entre los años 2010 y 2018, incluido en el estudio.

Las conclusiones son claras: la presión que ejerce sobre la lagartija autóctona la serpiente de herradura (Hemorrhois hippocrepis) ha logrado ya, de momento, «que en la mitad de la isla las lagartijas hayan desaparecido», afirmó ayer Montes a este diario.

Se trata fundamentalmente de los municipios de Sant Joan, Santa Eulària y Ibiza, los más afectados por la primera llegada de olivos infectados con culebras a un vivero de este área. «Eso no quiere decir que en esa zona no se encuentren aún algunas lagartijas, pero es que en la otra mitad de la isla también hay sitios con problemas», aclara.

Elba Montes, con un ofidio entre sus manos. | DI

De las 22 subespecies catalogadas, ya ha desaparecido una, la que habitaba en s’Illa de s’Ora, frente a es Figueral. Pero otra subespecie, la de s’Illa Grossa de Santa Eulària, también tiene los días contados. La propia autora del estudio observó serpientes en el islote, «y también las hay en s’Illa Murada», donde vive otra de las subespecies. La culebra de herradura ha demostrado ser, además, buena nadadora, lo que no deja ningún refugio posible a las milenarias sargantanes.

Una culebra de herradura. | DI

Sin embargo, el reptil pitiuso no tiene a las culebras como único enemigo, pues tiene un repertorio de enemigos bastante amplio, concretamente, la lechuza, el cernícalo (xoriguer), los gatos salvajes, las gaviotas y las ginetas. Ninguna de estas especies, sin embargo, había puesto contra las cuerdas a la lagartija con la contundencia y rapidez con que lo hacen las serpientes.

Ello es así porque ninguna de ellas ha causado serios estragos en las poblaciones de Podarcis, porque no son la base de su alimentación. En cambio, constituye el 56% de la dieta de las culebras.

Viendo el ritmo de propagación, que comenzó hacia 2003, se empezó a hacer notorio en 2010 y escaló imparable hasta el momento actual, Elba Montes cree que la culebra de herradura puede terminar colonizando toda la isla antes de 2030.

De hecho, ya ha llegado a las puertas del Parque Natural de ses Salines, pues se han encontrado ejemplares en el recinto del aeropuerto.

La lagartija pitiusa, especie única en el mundo, se observa ya solo excepcionalmente en la mitad Este de la isla. | BARAVI THARAMAN

La carretera de Ibiza a Sant Antoni sirvió de barrera de contención para las culebras en un primer momento, pero no ha resultado totalmente efectiva: ya se han encontrado ejemplares al otro lado.

«Si se hubiera actuado antes, se podría haber parado allí», señala Montes, quien afirma que «se ha llegado tarde» en la lucha contra esta plaga. Solo en Formentera la situación parece algo más controlable. Allí, hay una población de culebra de escalera «arrinconada contra un acantilado, bastante delimitada en el espacio».

Pero en Ibiza, todos los expertos que trabajan sobre este tema coinciden en afirmar que ya solo es posible contener o reducir la población de esta especie invasora, pero ya casi es imposible erradicarla.

«El problema se conocía desde el primer momento, pero han pasado 18 años y estamos como estamos», lamenta Montes.

En estas condiciones, ¿son útiles las trampas que se distribuyen por toda la isla? Elba Montes opina que, si se hace de forma masiva y organizada, «sí pueden ayudar a minimizar la expansión». «Se ha visto que estas trampas funcionan bien», señala la técnica, que recuerda que el Govern ha redoblado ahora la colocación de estas trampas con los fondos de la ecotasa.

La autora del estudio considera que, tal y como está la situación, es urgente proceder a crear colonias de lagartijas en cautividad para formar un repositorio que permita afrontar su extinción en el medio natural.

Sin controles en las llegadas

Otra de las medidas que aconseja es algo tan elemental como «controlar la vía de entrada de las culebras, cosa que, sorprendentemente, aún no se ha hecho».

«El grifo de los olivos sigue abierto. Podrían aplicarse medidas sencillas para reducir drásticamente la llegada de olivos a los meses de primavera: se trataría de evitar los meses de invierno, cuando las serpientes hibernan en los huecos de los troncos, y también los de verano, pues podrían esconder puestas de sus huevos», señala la ambientóloga en otro artículo publicado en el último número de la revista Quercus.

La colocación masiva de trampas ha de seguir siendo otra de las estrategias, junto con su catalogación como Especie en Peligro.

En Ibiza, las culebras de herradura alcanzan récords de tamaño, peso y porcentaje de grasa respecto a sus congéneres de la Península. «Esto da idea de lo bien alimentadas que deben estar y de los pocos enemigos naturales que tienen en la isla. Todo esto confirma la grave amenaza que suponen las culebras para nuestro único vertebrado no volador. Si acaban con las sargantanes, extremo que empieza a parecer posible, ¿Cuál será su siguiente presa fácil? Recordemos que tanto la pardela balear como la curruca balear están a su alcance», advierte.

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