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Un estudio revela el lado oscuro de los servicios de ‘concierge’ de Ibiza

Isidoro Escandell denuncia en ‘Resiliencia del sector de las viviendas turísticas frente al Covid’, su trabajo de fin de máster, la opacidad de muchas ‘conciergeries’ que operan en las Pitiusas, su precariedad laboral y el dinero en negro que manejan

Vista aérea de la isla de Ibiza. J.M.L.R

Isidoro Escandell, autor del estudio sobre las viviendas turísticas. | I. E.

El lado oscuro de algunas empresas de concierge, el impacto ambiental que provocan determinadas villas de lujo y el elevado número de robos que sufren los inmuebles turísticos radicados en el campo son desvelados por Isidoro Escandell Rodríguez en ‘Resiliencia del sector de las viviendas turísticas frente al Covid y su problemática en Ibiza y Formentera’, su trabajo de fin de máster en Gestión Turística por la UIB. Empleado del sector hotelero desde hace dos décadas (de una importante cadena ibicenca, donde se dedica a la gestión del cliente), Escandell, de 47 años de edad, aporta en este estudio su propia experiencia en el sector de la vivienda turística reglada (regenta una de su propiedad), para el que reclama «poner de relieve su importancia frente al ámbito hotelero convencional», así como «la falta de regulación que existe por parte de las administraciones públicas en cuanto a intrusismo, seguridad e impacto ambiental».

«Esas empresas dan una imagen lamentable de nuestras instituciones y de que aquí, en Ibiza, vale todo»

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Para Escandell, la mayoría de los servicios de concierge son sinónimo de intrusismo. «Nacidos al calor del boom de la vivienda turística en los últimos años», son, asegura, empresas que en su mayoría proceden «de Reino Unido, Italia, Francia y Alemania», aunque las hay también locales. Su «dinámica habitual» es, en muchos casos, muy irregular, tal como describe en su estudio: «Consiguen hacerse con viviendas turísticas regladas, firman un contrato con el propietario por un dinero X y por un tiempo determinado, siempre ventajoso para estas empresas. Para los propietarios es muy cómodo, ya que perciben una cantidad de dinero anual y además no tienen que preocuparse de nada en absoluto, ni de la gestión, ni de la comercialización». Las empresas, a cambio, «hacen un verdadero negocio, ya que están muy especializadas, sobre todo, en el sector de las villas de lujo y además ya tienen así una cartera de clientes con los que pueden comercializar otras viviendas ilegales, muchas ellas de más de 12 plazas y de superlujo y sin tener que publicitarlas en páginas web con el consiguiente riesgo de multa que eso conlleva con la normativa actual».

Afirma que «la mayoría de estas empresas utilizan a parte de su staff sin contrato laboral y sin Seguridad Social», lo cual conlleva «precariedad laboral para muchos de ellos». Se trata, recalca, de «una situación de precariedad inaudita que pasa desapercibida», en la que se da con frecuencia «la opacidad» y en la que habitualmente circula «el dinero en negro».

Si bien advierte de que hay empresas de concierge que «cumplen escrupulosamente con la ley», señala que «la tendencia» es a que «las que más proliferan» sean las que operan de manera ilegal. «Y es que -añade- la sensación de impunidad que genera la isla a la hora de perseguir este tipo de infracciones y por la falta de control por parte de las administraciones hace que aumenten año a año […] Dan una imagen lamentable de nuestras instituciones y de que aquí, en Ibiza, vale todo».

La intención de Escandell con este trabajo de fin de máster es «poner de relieve la importancia del sector de las viviendas turísticas», que, a su juicio, «por sus características ha tenido una demanda muy alta durante la pandemia y ha minimizado en gran manera la crisis turística de las Pitiusas en el 2020». Pero sobre todo recalca «la ausencia de control y regulación por parte de las administraciones locales», lo cual puede producir «problemas importantes como el alto índice de intrusismo, el impacto medioambiental que generan o el alto índice de robos que sufren».

Despilfarro de agua

Escandell reconoce en su estudio que «el impacto en el medio ambiente del cliente que se aloja en una vivienda turística es muy superior a aquel que lo hace en un hotel o apartamento reglado». Considera que la normativa «tendría que ser más restrictiva y exigir a las viviendas turísticas aisladas que tuvieran depuradoras domésticas más eficientes, por ejemplo, con depuración biológica o de oxidación total, pues vierten las aguas grises en mejores condiciones». Otro requisito debería ser, asegura, «exigir la sustitución de jardines de césped y plantas que requieran mucha agua por jardines mediterráneos, donde predominan plantas adaptadas al clima cálido y seco del verano ibicenco».

«El impacto en el medio ambiente del cliente que se aloja en una vivienda turística es muy superior a aquel que lo hace en un hotel»

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Lamenta, en ese sentido, que «un porcentaje muy alto de viviendas turísticas, sobre todo las de lujo, tengan enormes jardines de césped y plantas de una alta exigencia de riego, adonde en la mayoría de casos llega el agua diariamente en camiones-cisterna única y exclusivamente para mantener las zonas ajardinadas». Es, dice, un «despilfarro de agua» al que hay que añadir «la huella de carbono generada por el transporte», lo cual es «insostenible con el medio ambiente y con el sentido común».

Critica, en ese sentido, la entrada en vigor de la obligatoriedad de acreditar la sostenibilidad mediante la obtención de un certificado energético que clasifica a las viviendas turísticas por su eficiencia energética. Cree que es «absurdo», pues un inmueble puede tener la mejor clasificación energética y, sin embargo, contar con «enormes jardines que son regados con agua que es transportada en camiones desde acuíferos alejados y que generan una huella de carbono desproporcionada».

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