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Crisis sanitaria

La restauración de Ibiza rechaza el turismo entre islas sin prueba negativa de covid

«Da igual que venga un virus mallorquín, valenciano o alemán»

El pasado día 15 se reabrieron las terrazas, como esta en la plaza del Parque de Eivissa. | VICENT MARÍ

Las patronales de restauración de Ibiza se oponen a los movimientos interislas sin control sanitario en puertos y aeropuertos previstos durante la Semana Santa, después de «todo el sacrificio que se está haciendo para salvar la temporada», con prolongadas y severas restricciones que han permitido a la isla ser una de las zonas con menor incidencia de covid.

Pimeef Restauració y la Associació de Bars y Restaurants d’Ibiza (ABRE) temen que una cuarta ola ponga en riesgo su actividad en los próximos meses, por lo que se muestran contrarios a que los residentes de Baleares puedan viajar a otra isla sin necesidad de presentar una prueba covid negativa.

Además, consideran «discriminatorio» que Ibiza sea uno de los lugares de España con las restricciones «más duras» en la hostelería –sólo terrazas al 50% y hasta las cinco de la tarde– a pesar de tener la incidencia a 14 días más baja del archipiélago y una de las más bajas del país, con 20 casos por 100.000 habitantes.

Una terraza de Ibiza con clientes en la desescalada de 2020, en el mes de mayo. César Navarro

«Me da igual que venga un virus mallorquín, valenciano o alemán. Si la estrategia es limitar la entrada para llegar sanos a la temporada, hagámoslo de verdad, que el sacrificio sirva de algo», afirma la portavoz del sector de bares y restaurantes en la Petita i Mitjana Empresa d’Ibiza i Formentera (Pimeef), Verónica Juan, que entiende la «preocupación y los nervios» de sus colegas de Formentera porque tienen «muchas reservas de mallorquines y menorquines –donde están experimentando un repunte de contagios– para Semana Santa».

«Así no se nos está protegiendo. Si aquí todo el sacrificio se está haciendo para salvar la temporada, ¿a santo de qué van a venir ‘cuatro’? No comparto que venga gente de las otras islas sin una prueba», subraya Juan.

Los controles en puertos y aeropuertos «deberían ser obligatorios»

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El directivo de la asociación ABRE Joan Roig comparte sus críticas y denuncia que «no hay una regla para todos». Cree que los controles en puertos y aeropuertos «deberían ser obligatorios» y que las pruebas PCR «garantizan que si se puede viajar, puedan viajar todos». De esta forma, y teniendo en cuenta la situación epidemiológica que presenta la isla, Roig considera que las autoridades autonómicas «deberían ser más flexibles con el horario de las terrazas» en Ibiza, región que está a la cabeza de España en las restricciones sobre la restauración.

Además, incide en los riesgos que puede implicar una cuarta ola en la isla, como ya padecen muchos países emisores de turistas. «Entiendo que mucha gente está esperando para salvar la temporada, pero si Alemania, Francia, Austria, Holanda o Bélgica siguen con números disparados, sin vacunación ni pasaporte no veo una solución», argumenta.

¿Copiar a Madrid?

Por su parte, Verónica Juan confiesa que muchos empresarios y autónomos del sector le preguntan «por qué no se hace aquí lo mismo que en Madrid», donde pueden abrir interiores y terrazas hasta las once de la noche. «Habría que preguntar a los dirigentes, pero supongo que tendrá que ver con que allí tienen muchas más camas UCI», responde apoyada en su intuición la presidenta de Pimeef Restauració, antes de precisar que «el Govern ya avisó de que iban a ser muy conservadores en esto».

Asimismo, tanto Verónica Juan como Joan Roig sostienen que la norma «discrimina» entre los propios establecimientos, beneficiando a los que gozan de amplias terrazas y hundiendo a los que están enfocados a las cenas y aquellos que no disponen de espacio exterior.

Cerrar las terrazas a las cinco de la tarde y no poder servir alcohol para llevar desde esa hora, dicen, no evita que muchos se monten su propia fiesta

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«El tema de los contadores de CO2 y los purificadores de aire lo aprobamos porque entendíamos que era una solución a un problema para permitir una actividad económica segura, y estaba todo el mundo de acuerdo, incluso se subvencionó la compra de los equipos. Pero ahora no quieren que abramos interiores», puntualiza resignada la representante de Pimeef.

La limitación horaria impuesta a bares y restaurantes de Ibiza para evitar el «tardeo», según las propias palabras de la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, podría estar provocando un efecto secundario en forma de fiestas ilegales y botellones. Según denuncian las patronales del sector hostelero, cerrar las terrazas a las cinco de la tarde y no poder servir alcohol para llevar desde esa hora no evita que muchos se monten su propia fiesta.

«Pasamos de tener un ocio controlado a un ocio descontrolado», afirma Joan Roig. El directivo de ABRE y responsable de los restaurantes Can Guillemís y Can Mosson recuerda que en sus negocios «se cumplen las distancias, el número máximo de cuatro personas por mesa, el uso de mascarilla y el lavado de manos», algo que no ocurre a partir de las cinco de la tarde.

Cerrar a las cinco es "discriminatorio" y "demencial"

Roig no comprende que en Ibiza, «con una de las incidencias más bajas de España», no se «revisen» las medidas para «flexibilizarlas». «Y más ahora con el cambio horario, porque tener más horas de luz nos influye», subraya. Según el empresario ibicenco, prohibir los interiores y cerrar a las cinco es «discriminatorio» y «demencial», teniendo en cuenta el volumen de contagios activos (91) que presenta la isla.

Desde Pimeef, Verónica Juan no ve «lógico» que ellos no puedan servir bebidas pero en los supermercados se pueda adquirir alcohol. «Al Govern le preocupa el tardeo, pero el virus funciona igual a las nueve de la mañana que a las siete de la tarde. Botellones y ‘torradas’ hay todos los fines de semana», añade.

Las patronales de bares y restaurantes también valoraron las ayudas directas del Gobierno. Desde su anuncio, el pasado día 11, se calculan 40 días para realizar las transferencias a las comunidades autónomas. En Pimeef prevén que «antes de dos meses no se empezará a pagar», aunque garantizan que «presionarán para que vaya lo más rápido posible». «Tu retraso, mi ruina», concluye Joan Roig con una expresión que se ha popularizado entre los afectados.

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