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Nina Parrón: «El que no ejerce violencia sobre la mujer es porque no quiere»

La feminista Nina Parrón (Sevilla, 1956) emigró a Perú, llegó a Mallorca en 2000, se afilió a Podemos pero ya no, fue directora insular de Igualdad del Consell de Mallorca en la pasada legislatura sin rehuir la polémica, y se encuentra actualmente en paro sin descuidar su activismo.

Nina Parrón, activista, feminista, directora insular del Consell (2015-19), en paro.

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: ¿La situación ha mejorado?

¿Con respecto a cuando yo estaba? Los cambios siempre son lentos, los bruscos no me los creo porque hay que sedimentar. Lo más preocupante es la consolidación de la extrema derecha en las instituciones.

Con Vox lo hubiera tenido todavía más difícil.

Mucho más. La columna de sus políticas es que se note que van en contra de las mujeres en general y del feminismo en particular. El PP nos mira con suspicacia, Vox quiere recortar los derechos.

La entrevisto porque ya no está metida en política.

A ver, todo el mundo hace política continuamente. Otra cosa es dedicarse intelectualmente, en mi caso desde que tengo uso de razón, a los 16 años. Y ahí sigo.

En su Podemos están de duelo.

Ya no estoy afiliada a Podemos. Me creí que sería algo alternativo y diferente, pero no ha cumplido esa expectativa.

¿Hubiera dado usted el voto por Pablo Iglesias?

Soy votante de Podemos, porque por ahora no veo otra cosa, pero tampoco me caso con nadie y he votado a Més. Creo en la colaboración con el espectro progresista, incluido el PSOE. No entiendo el sectarismo.

La violencia de género ocurre en pareja, ¿hay que repensar la pareja?

La gente joven ya se la replantea, desde el momento en que conviven y no se casan, o en que están juntos sin convivir, a mí eso me encanta. O en el poliamor, que está muy presente en la agenda de la gente joven.

¿Son aceptables los daños colaterales del #metoo por el daño previo que han causado los hombres?

Vivimos, y al vivir nos equivocamos. A veces escribimos titulares gordos, otras perfilamos y matizamos. En ocasiones digo un trazo demasiado gordo y burdo, pero no me preocupa cuando se sale un poco del tiesto. Como decía Hipatia de Alejandría, es mejor pensar y equivocarse a no pensar en absoluto.

Una novelista sostiene que la vida es una película de terror para la mujer.

Lo comparto, porque la violencia contra las mujeres es tan variada, que para vivir con esto el poder patriarcal lo parcela. Dicen que una cosa es la violencia de la pareja, otra cosa es la trata, otra cosa son las violaciones, otra cosa es el matrimonio precoz, otra cosa es la mutilación genital... Y dices, tío, hay tantas formas de agredir a las mujeres que es una película de terror. Decía otra escritora que «las mujeres podemos vivir una guerra en un país en paz».

Muchas mujeres no quieren que se generalice con el comportamiento de sus hijos varones.

En el caso de una amiga mía, conocí antes a su madre, porque la hija me dijo que «soy madre de dos hijos y para criarlos igualitarios y respetuosos con las mujeres se necesita mucho tiempo». Y se puede, lo han logrado mis dos sobrinos, aunque antes me daban mucha pereza aquellos hombres de «queremos ayudaros».

Usted es menos exigente con el machismo islámico.

No, apoyo a las compañeras del mundo árabe. El hombre que no ejerce la violencia contra la mujer es porque no quiere, ya sean los brokers de Wall Street que le quitan su trabajo, los musulmanes o los gitanos.

Francamente, Gwyneth Paltrow no es una víctima.

Vive en una sociedad patriarcal, aunque con una situación mejor que implica recibir menos golpes. Todas las mujeres están discriminadas, aunque yo soy una absoluta privilegiada respecto a una mujer de Nigeria.

¿El feminismo ha espoleado el renacer del fascismo?

Dicho así parece que son la consecuencia de algo chungo, aunque en este tablero político se produce una reacción para cada acción. Hay mucho machista rebotado con la fuerza del feminismo, y con la gran cantidad de mujeres reunidas a su alrededor.

Pasará a la historia como la promotora de «Desmontant Sant Valentí».

No se puede desaprovechar ninguna oportunidad de denunciar la violencia de género. El primer año fue una bomba, algunos comercios se quejaban de que «nos estáis arruinando», pero otros decían al contrario que el revulsivo había puesto el día de moda. Tuvo lugar un debate, que desapareció en los años siguientes.

Usted enterró a Simone de Beauvoir.

Sí, literalmente. Nos fuimos 54 mujeres a París, las que cabían en un autobús. En Montparnasse hicimos la pancarta «Contigo, Simone, Movimiento Feminista de Madrid». Y la arrojamos a la tumba, De Beauvoir está envuelta literalmente en nuestro homenaje.

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