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Cine

Günter Schwaiger, Ibizacinefest: «Hacen falta más películas sobre violencia de género»

Schwaiger presenta en Ibiza, en el festival de cine independiente Ibizacinefest, su primer largometraje de ficción, ‘El buzo’, un drama rodado en la isla que aborda la violencia sobre la mujer

El director austriaco, ayer en el barrio de la Marina de Ibiza. Vicent Marí

El director austriaco Günter Schwaiger, que lleva 25 años residiendo en España, está estos días en Ibiza para presentar ‘El buzo’, un filme rodado enteramente en la isla que habla de la violencia de género. La película, protagonizada por Franziska Weisz, Julia Franz Richter, Dominic Marcus Singer y Àlex Brendemühl, se pudo ver ayer en pantalla grande en Can Jeroni, en Sant Josep, en el marco del Ibizacinefest y está previsto, según adelantó su director, Xavi Herrero, que se vuelva a pasar en el mismo auditorio el próximo 1 de abril. Horas antes de su estreno en la isla, Schwaiger habló con Diario de Ibiza de la realidad que retrata el que es su primer largometraje de ficción.

«Hacen falta más películas sobre violencia de género»

-En el ‘El buzo’ aborda el tema de la violencia de género, que ya trató en su documental ‘La maleta de Marta’…

-Sí. Con ‘La maleta de Marta’ me sumergí por primera vez en la temática de la violencia de género contando la historia de Marta, que es una mujer que sobrevivió al intento de asesinato de su exmarido. Haciendo este documental me encontré con el tema de los hijos. Aunque no podíamos exponer a los de Marta, para protegerlos, sí me di cuenta de cómo afecta la violencia de género a los hijos, que tienen que hacer sus vidas con el legado terrible que es convivir y hacerse mayor con esa experiencia traumática. Son víctimas también y se habla muy poco de ellos. Ese fue el propósito y punto de inicio del guion de ‘El buzo’, centrarme en los efectos de la violencia de género sobre los hijos. Es un punto importante, pero no es el único porque la película habla de la violencia de género desde cuatro perspectivas, la de la mujer afectada, la del agresor y la de los hijos de ambos, que son el eje central.

-¿Por qué escogió Ibiza para situar esta historia?

-Conozco Ibiza desde hace mucho tiempo, es una isla que aprecio mucho y a la que me siento muy cercano. La he escogido, aparte de por la fuerza visual que tiene, porque para mí es una metáfora: Ibiza puede ser un paraíso, pero también se puede convertir en una prisión. Es igual que el amor, puede ser maravilloso o todo lo contrario. Emplear la isla en la película es mostrar que incluso en el lugar más bello pueden ocurrir cosas terribles. En mis trabajos yo siempre intento romper clichés, cuestionar ideas fijas. Cuando hablo de violencia de género quiero transmitir el mensaje de que nos afecta a todos y que no solo es un problema de las clases sociales desfavorecidas o un tema de emigración o cosas de los países del sur.

"Para mí la isla es una metáfora: Ibiza puede ser un paraíso, pero también se puede convertir en una prisión"

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-Es por eso, entiendo, que los protagonistas son de clase acomodada y pertenecen a la comunidad germanohablante.

-Sí. Según la experiencia que he adquirido hablando con expertos, cuanto más alto es el estrato social más se oculta la violencia de género. No es que ocurra menos, es solo que se habla menos, muchas veces por las influencias y el poder económico del maltratador. Es muy importante hablar de que también en las clases altas ocurre este problema.

-Llama la atención, en ese sentido, que el agresor, que interpreta el actor catalán de origen alemán Àlex Brendemühl, sea compositor de música clásica.

-En mi país, Austria, el compositor de música clásica se considera un semidiós, es una figura muy idealizada. En este caso, detrás de la gran sensibilidad artística del protagonista, se esconde un hombre muy manipulador. Ahí, de nuevo, se rompe el cliché. La belleza está en la fachada y detrás está la manipulación.

-Hay una frase que emplea en la promoción de ‘El buzo’ que lo dice todo: ‘Cuanto más quieto el mar, más oscuro el abismo’.

-Sí. Muchas veces cuanto más silencio hay más oscuro es lo que se oculta. Esa frase habla sobre todo del tabú que existe en torno a la violencia de género. Es fácil hablar del asunto cuando ocurre en la calle a gente que no tiene dinero para ocultar lo que les pasa, pero el gran problema de la violencia de género y, sobre todo en países como Austria o Alemania, es que se oculta muchísimo. Aparentemente se consideran sociedades muy desarrolladas, socialmente muy avanzadas, pero justamente por esa autocomplacencia no entra en la imagen que quieren proyectar el hacer visible la violencia de género. En vez de afrontar el tema, que es un problema cada vez más grave, se oculta muchísimo, también en los medios. Austria, por ejemplo, es el país con más mujeres asesinadas de toda la Unión Europea con gran diferencia, la cifra es cinco veces superior a la de España y es un dato que se ha ocultado durante mucho tiempo y en Alemania también tienen cifras que duplican a las de España y tampoco se publica porque no entra en la imagen que quieren dar de sí mismos. España, sin embargo, ofrece desde hace muchos años las cifras, discute el tema de la violencia de género en primera plana de los periódicos y lo convierte en un asunto social y es por eso que se avanza.

"La violencia de género se utiliza mucho en el cine para caracterizar a los hombres malos, pero no se analiza realmente, porque es un tema tabú, es muy incómodo y difícil"

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-¿En ‘El buzo’ el maltrato es explícito o solo se entrevé?

-La violencia que se muestra es, en buena parte, psicológica. Esta clase de violencia es siempre la que precede a la física, que es la punta del iceberg después de un largo maltrato psíquico. Muestro la manipulación y las dependencias que se crean. La violencia física en esta película se intuye, lo que creo que es mucho más fuerte, a veces, que mostrarlo explícitamente.

-¿Considera que faltan todavía películas que aborden la violencia género?

-Totalmente. ‘Te doy mis ojos’ tiene casi veinte años y sigue siendo una gran referencia. Cuando hice el documental ‘La maleta de Marta’ pensaba que siendo un tema muy importante sería fácil financiarlo y habría muchas películas, pero fue todo lo contrario. Me di cuenta de que hay muy pocos largometrajes de ficción que realmente se centren en esto. La violencia de género se utiliza mucho en el cine para caracterizar a los hombres malos, pero no se analiza realmente, porque es un tema tabú, es muy incómodo y difícil. En la vida real no gusta hablar de ello y en el cine pasa lo mismo. Por supuesto que hacen falta más películas sobre esta temática. Intenta hacer un ciclo de cine sobre violencia de género y verás que no es fácil porque no vas a encontrar muchas películas, tendrás que centrarte en los últimos 30 años. Reportajes y documentales también hay pocos. Yo todavía viajo por el mundo con ‘La maleta de Marta’, porque hay pocas producciones.

-¿Que opina de ‘Rocío: Contar la verdad para seguir viva’, la serie documental sobre Rocío Carrasco, la hija de Rocío Jurado, de la que tanto se está hablando en los últimos días.

-He escuchado un poco acerca de esta serie documental, pero no la he visto. Creo que es importante que se hable en público del tema. Es fundamental quitar el tabú en todos los estratos. Lo que no se debería hacer es negocio con ello, no se debe convertir en un show porque es algo muy serio, muy delicado, que hay que tratar con mucho respeto. Si hay un delito y una mujer tiene el valor de hablar sobre ello es fundamental, porque cualquier mujer que lo haga en público puede dar valor a la siguiente para explicar lo que le ocurre. Hay que tener en cuenta que gran parte de los casos que se dan de violencia de género no se hablan, nunca llegan a juicio, ni siquiera, en muchos casos, se comentan en la familia. Así que hablar en público siempre es bueno, lo que es malo es frivolizar con este tema y hacer negocio porque este asunto es demasiado serio e importante para ganar dinero con ello.

"Vengo del mundo de la antropología y con esa mirada analizo este fenómeno que atrae a millones de personas y que no se debe a que hay muchas discotecas y ya está"

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-¿En qué fechas estuvieron rodando en Ibiza y qué localizaciones escogieron para su largometraje ‘El buzo’?

-Rodamos en febrero y marzo de 2018 en Santa Gertrudis y en el municipio de Sant Josep, en sa Talaia, sa Caleta y es Xarcu. También en el Hotel Simbad, de Talamanca, que nos apoyó muchísimo.

-No es la primera vez que la isla aparece en sus producciones. También fue la protagonista del documental ‘Ibiza Occidente’.

-En ese trabajo abordé Ibiza como fenómeno cultural partiendo de que todo el mundo conoce la isla por la fiesta. Me planteo qué es realmente ese Hollywood de la música electrónica. Yo vengo del mundo de la antropología y con esa mirada analizo este fenómeno que atrae a millones de personas y que no se debe a que hay muchas discotecas y ya está. Yo voy a las raíces, a explicar por qué la isla está dispuesta a abrirse a esta celebración y tiene la capacidad de atraer tanta gente y explico qué significa en todo esto la música electrónica, tratándolo no solo como un fenómeno de discoteca sino como un fenómeno cultural popular con mucha fuerza.

-¿’El buzo’ se ha podido estrenar en salas?

-En España no porque con la pandemia no se dan las condiciones. Por eso hemos preferido presentarla a través de la plataforma Filmin. En Austria sí la hemos estrenado. También ha ido a muchos festivales como el BCN Film Fest, el Atlántida Film Fest o el Ibizacinefest, en el que estamos.

-¿Qué le parece que en Ibiza se promuevan festivales de cine como el Ibizacinefest, dedicado al cine independiente?

-Es fundamental apoyar festivales como éste, que es un referente. Creo que tienen un gran futuro este tipo de certámenes. La pandemia nos tiene que hacer reflexionar, es el momento de aprender. Hemos visto que, si solo apuestas por una cosa, puedes quedar totalmente anclado. Ibiza no puede ser solo un lugar de sol, playa y discotecas, la isla está hecha para el encuentro cultural y de esta manera puede atraer a mucha más gente. Ibiza apostando por la cultura tiene mucho futuro.

-¿En qué otros proyectos está trabajando?

-Ahora estoy trabajando en otra película de ficción que también trata un tema social importante, el abuso sexual, y además estoy con el rodaje de un documental que nos llevará varios años sobre el pueblo natal de Adolf Hitler (Braunau am Inn), en Austria, que es un lugar muy estigmatizado por el hecho de que él naciera allí.

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