La isla más popular de la televisión está en República Dominicana, escenario de ‘La isla de las tentaciones’, donde cinco parejas ponen a prueba su relación encerrándose, por separado, en dos mansiones rodeadas de diez hombres (ellas) y mujeres (ellos) dispuestos a conquistarles. Antes de llegar al Caribe, algunos de los protagonistas de esta edición descubrieron la auténtica isla de las tentaciones, Ibiza.
Antes de llegar a la ínsula más famosa (y fogosa) de Mediaset, seductores y seducidos de ‘La isla de las tentaciones’ ya habían practicado posando entre olas de la forma más sugerente posible en la auténtica isla de las tentaciones: Ibiza. Marina, una de las protagonistas indiscutibles de esta edición por lanzarse a la pasión con Isaac ‘Lobo’ para disgusto de su novio, Jesús, estuvo en la isla en agosto de 2019. En su Instagram no faltan fotos posando en la orilla de la playa y en la terraza de algún establecimiento durante aquellas vacaciones. Por poco no coincidió en tiempo y espacio en la isla con Stefany y Lara, las dos mujeres que han seducido a su novio durante el reality.
La primera se quedó «sin palabras» con la puesta de sol en es Vedrà, disfrutó de Ibiza «con calma y sin prisa» y hasta descubrió un «rinconcito inolvidable»: el multifotografiado columpio de Cala Xarraca. Lara, que parece haber sustituido a Stefany en el corazón y la cama de Jesús, lamentó irse de la isla después de remojarse en la «¡Agüita!» y bailar en Ushuaïa, por donde también pasó Alba, una de las primeras tentadoras expulsadas del programa porque no tenía feeling con ninguno de los chicos.
La última en marcharse del programa por el mismo motivo, Nahia, también deja constancia de su paso por Ibiza en su Instagram, lo mismo que Fiama, la única que, hasta el momento, se ha ido de la televisiva isla por presunto amor, de la mano de Manuel, que no tardó más que unos días de olvidarse de su novia, Lucía. Fiama posa con una amiga en Cala d’Hort.
De los chicos, sólo el italiano Simone tiene en su perfil imágenes tomadas en las Pitiusas, en Formentera, antes de zambullirse en sus cristalinas aguas.
