- Multimedia
- Servicios
- Clasificados
Ver más galerías relacionadas
Vicent Mari
Ver galería >En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
En pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasEn pandemia. En cuanto llega el fin de semana, los ibicencos salen en tromba al campo para practicar senderismo, quizás para liberarse de la mascarilla. Más aún este, a 24 horas de que se puedan ocupar de nuevo las terrazas de las cafeterías. Es posible que, tras esa apertura, no se vuelva a ver a tanta gente paseando por los caminos de ses Salines. O no, como cree uno de los vigilantes de ese parque natural, que considera que esta pandemia ha servido para descubrir la naturaleza y cada rincón de la isla: «Muchos no vuelven a los bares», afirma.