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Sanidad

El primer trasplante de hígado de Baleares podría realizarse este verano

Un convenio suscrito con el Clínic de Barcelona ha permitido formar en el hospital barcelonés a hepatólogos, cirujanos y enfermeras

Una imagen de una intervención compleja llevada a cabo en el hospital de Son Espases. HUSE

Si la evolución de la pandemia de covid lo permite, el primer trasplante hepático realizado en Balears podría ser una realidad este mismo verano, confirmaron a este diario fuentes conocedoras del proceso.

Y hepatólogas de Son Espases que han sido formadas en el Clínic barcelonés para seleccionar a los pacientes baleares tributarios de someterse a esta compleja intervención y de realizar su seguimiento una vez trasplantados ya habrían escogido a varios candidatos a someterse al primer trasplante de hígado de esta comunidad.

Las citadas fuentes detallaron que gracias a un convenio suscrito con el hospital barcelonés se ha estado formando en él una hepatóloga de Son Espases mientras que otra especialista, procedente del propio Clínic, habría sido «fichada» por el Servei de Salut para poner en marcha este programa de trasplantes, el segundo que se hace en esta comunidad tras el de riñón.

Expertos en estos procesos asistenciales explicaron que la labor de estas profesionales pasa por «seleccionar» a las personas que van a ser trasplantadas cuando aparezca un hígado compatible así como de realizar el seguimiento de los pacientes que ya viven con un órgano ajeno.

Evitar revisiones en Barcelona

Estas especialistas serán fundamentales también para evitar que los aproximadamente 400 trasplantados hepáticos que viven en las islas se tengan que desplazar de forma periódica a la Ciudad Condal para someterse a estas revisiones de control.

Respecto a los baleares que cada año podrían ser trasplantados sin necesidad de trasladarse a otras comunidades, expertos consultados señalaron que el promedio de España es de 24 trasplantes hepáticos por millón de habitantes y que en Balears la situación no es diferente.

Y si hasta ahora no ha habido ese volumen de candidatos a recibir un hígado ajeno lo ha sido por las negativas cosechadas por algunos de ellos al saber que esa intervención les supondría abandonar su vida en las islas durante varios meses para desplazarse hasta Barcelona y esperar en una lista a que aparezca un órgano compatible con el paciente, estiman los especialistas consultados.

Aparte de estas dos hepatólogas, en el Clínic también habrían incrementado su pericia para acometer con mayores garantías estas intervenciones cuatro cirujanos del servicio de Cirugía General y Digestiva así como varias profesionales de enfermería, tanto de quirófano como de sala.

Un programa de trasplantes implica un trabajo en equipo, multidisciplinar, y la pandemia de covid-19 ha impedido que todos los especialistas necesarios para ponerlo en marcha se prepararan al mismo ritmo.

Así, las fuentes conocedores de este proceso señalaron que el servicio de Anestesia, al haber estado ocupadas las unidades de Reanimación por pacientes covid-19 en los momentos asistenciales más duros, sería uno de los que más retraso acumularía.

Pese a que la reciente aparición de fármacos para tratar la hepatitis C ha restado potenciales pacientes a ser trasplantados de hígado, los expertos consultados señalan que hay muchas otras patologías que se podrían beneficiar de estas transferencias de órganos como los hepatocarcinomas (tumores hepáticos) o el hígado graso, pandemia encubierta que se estima ya afecta al 25% de la población mundial.

Una solución para la enfermedad de Andrade

El trasplante hepático, hasta hace muy poco el único tratamiento para la enfermedad de Andrade (amiloidosis ATTR hereditaria), podría convertirse en una eficaz herramienta de esta patología traída a Mallorca por navegantes portugueses en el siglo XVI y de la que esta isla es el quinto foco mundial y donde se estima que afecta a 11 personas por cada cien mil habitantes. Los expertos explican que el hígado de un paciente con esta patología, que no funciona bien por la falta de una enzima, tarda entre 20 y 30 años en degenerarse, tiempo más que suficiente para poder trasplantarlo a otro paciente más acuciado por el tiempo y que el donante de Andrade ocupe su lugar en la espera. Se llama trasplante dominó.

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