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El millonario italiano acusado de violación en Ibiza voló a la isla con su propio 'camello'

Alberto Genovese ha contado al juez que en Ibiza, cuando se cometió la presunta violación, estuvo cuatro días sin dormir bajo los efectos de las drogas

Alberto Genovese en una foto de sus redes sociales.

El caso Alberto Genovese sigue generando titulares. El millonario empresario italiano de 43 años, en prisión preventiva en Italia acusado de tráfico de drogas, lesiones y abusos sexuales a, de momento, dos mujeres (una de ellas en Ibiza), ha relatado ante el juez su versión de los hechos ocurridos en la isla en julio de 2020, cuando presuntamente el día 10 violó a una joven de 23 años, modelo e italiana también.

La versión de la víctima es que fue invitada a una fiesta en la casa que Genovese alquiló en Ibiza, 'Casa Lolita'. Allí, denuncia, fue drogada, golpeada y violada por Genovese y en la agresión él habría sido ayudado por quien por aquél entonces era su novia, Sarah Borruso, acusada también de participar en las dos violaciones cometidas por el empresario.

Genovese cuenta su versión

El pasado domingo el millonario italiano fue interrogado por el juez de Instrucción de Milán y la Fiscalía sobre las agresiones sexuales y poco a poco van saliendo a la luz las respuestas del acusado.

"Consumí una gran cantidad de alcohol y estupefacientes, tanto que nada más llegar -a Ibiza- estuvimos despiertos durante cuatro días consecutivos"

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Alberto Genovese, respecto a la violación en Ibiza del 10 de julio de 2020, explicó que pasó un un tiempo en la isla y que se habían programado estas vacaciones como de "un mes de desfase y despilfarro". Algunos de sus acompañantes viajaron con el empresario en avión privado a la isla. En la isla, apunta, la fiesta no conocía límites.

Genovese aseguró al juez de Instrucción, Tommaso Perna:  "Consumí una gran cantidad de alcohol y estupefacientes, tanto que nada más llegar -a Ibiza- estuvimos despiertos durante cuatro días consecutivos". Incluso habían traído con ellos desde Italia al narcotraficante Sam, que "era capaz de enviar droga a cualquier parte del mundo" y del que se abastecían todos en la "corte de los milagros" que giraba en torno a Alberto Genovese. Pero también fueron suministrados por un traficante loca, informa la prensa italiana.

La noche de la violación

La noche de la violación, que según Genovese no habría sido tal, pero que la Fiscalía y el juez de Instrucción definen como una "violación feroz" en base a las declaraciones de la joven de 23 años y otros muchos testimonios y pruebas, la chica estaba tan "podrida", en el sentido de que había tomado tantas drogas, que no entendía nada. En la fiesta de ese 10 de julio de 2020 "sólo había gente drogada", señala Genovese, que durante 24 horas consecutivas bailó, bebió y consumió estupefacientes.

En un momento dado, la modelo de 23 años y su novia Sarah, supuestamente comenzaron a "coquetear y tocarse", según Genovese. Entonces él las llevó a su habitación a las dos. "Nos metimos en la cama y tuvimos relaciones sexuales", dice. Sin embargo, en un momento dado, la chica supuestamente se sintió mal y comenzó a vomitar. Sin embargo, según la acusación, tras ser drogada con una sustancia que la dejó inconsciente, la joven de 23 años fue abusada durante horas hasta el día siguiente, cuando Genovese y otra persona la sacaron del dormitorio sujetándola en brazos. Su estado era tan lamentable que durmió durante casi tres días completos.

"En estas fiestas, que la gente esté enferma es casi lo normal", declara Genovese. Normalmente, añade, los que están así vomitan y luego duermen durante mucho tiempo. En cambio, según Genovese, la chica habría empezado a agitarse histéricamente, contoneándose como si estuviera en pleno ataque epiléptico, mientras intentaban sujetarla para que no se hiciera daño. Esto es lo que argumenta para dar una explicación a los moratones y arañazos que la chica encontró en su cuerpo, que para la fiscalía son los signos de violencia. "Si hubiera estado sola, le habrían hecho mucho más daño", afirma el hombre. "Dejé que Sarah la ayudara, pero cuando vi que no podía hacer nada, la ayudamos a salir de la habitación hacia la piscina haciéndola tumbarse en un catre".

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