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Crisis sanitaria

Vecinos que vigilan a vecinos en Ibiza

Las policías locales reciben numerosas llamadas de personas que denuncian fiestas en casas con grupos de no convivientes y aglomeraciones de excursionistas en algunos de los parajes naturales más visitados de la isla

Multas de 3.001 euros para trece personas por un pícnic en Cala Tarida. ASI

Los agentes de las policías locales tienen la sensación de que este año, durante la tercera ola de la pandemia, se ha generado una mayor concienciación entre los residentes en Ibiza acerca de la necesidad de respetar las reglas impuestas para evitar contagios por el SARS-CoV-2. Aunque por ahora no se ven los desmanes del año pasado, cada fin de semana la policía irrumpe en fiestas y botellones.

Este año, por ahora, en Ibiza se están respetando más y mejor que en 2020 las restricciones impuestas para prevenir los contagios de covid, o al menos ésa es la sensación que tienen las policías locales, cuyos agentes son quienes tienen un trato más cercano con los ciudadanos. Aunque prácticamente cada fin de semana las policías y la Guardia Civil tienen que intervenir en fiestas en alguna casa particular, o en algún botellón, los ayuntamientos de la isla aseguran que, lejos de ir en aumento, estos comportamientos van a la baja.

Policía de Sant Antoni aborta una fiesta con 40 personas. Asa

En algunos municipios se ha notado un incremento de la vigilancia vecinal, es decir, de las denuncias telefónicas. Vecinos que vigilan a vecinos y denuncian fiestas en casas o aglomeraciones en algunas zonas, ya que lo que sí aumenta, ante la falta de bares y discotecas, son las excursiones a lugares emblemáticos de la isla, como es Broll, los miradores de es Vedrà o el faro de Portinatx, por citar algunos de los lugares más habituales.

Tanto Sant Josep como Santa Eulària dicen que reciben llamadas de vecinos que advierten de aglomeraciones en parques y otras zonas públicas que, después, al menos en algunas ocasiones, una vez que la Policía Local se presenta en el lugar, se comprueba que no son para tanto, sino que se trata de grupos de convivientes de seis personas máximo que mantienen la distancia de seguridad.

Este año no hay noticias de que se estén organizando grandes fiestas en casas alquiladas

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La diferencia con el año pasado, por ejemplo, es que, que se sepa, a día de hoy no hay noticias de que se estén organizando grandes fiestas en casas alquiladas. Desde que una empresa de seguridad expulsó a un grupo de personas de nacionalidad italiana que se dedicaba a preparar fiestas en una casa de Ca na Negreta, no han vuelto a producirse eventos de este tipo.

«Aquello era muy grave», recordó ayer un vecino de la zona. A finales del año pasado los vecinos ya estaban escandalizados por la «poca vergüenza» que mostraban los organizadores y participantes de las fiestas, que se hacían en una gran casa de Ca na Negreta, y del nulo resultado de sus denuncias, ya que ni la Guardia Civil ni la Policía Local lograban frenar el problema. 

Impunidad total

La impunidad era tal que los organizadores incluso publicaban los vídeos de las fiestas en las redes sociales. Eran fiestas en lugares cerrados de la casa, más o menos ocultos, como el garaje, con discjockeys y decenas de personas bailando sin mascarillas ni distancia de seguridad.

«La Policía y la Guardia Civil se limitaban a hacer controles de alcoholemia, y tuvo que ser una empresa privada la que acabara con el problema y echara a esta gente de la casa, que quedó en muy mal estado después de tanta juerga», recuerda un residente de la zona de Ca na Negreta.

«Yo creo que el año pasado la gente estaba menos concienciada», piensa un veterano agente de la Policía Local, que recuerda las aglomeraciones en los acantilados de es Vedrà, o las concentraciones de más de 200 personas (hasta 500 según algunas fuentes) del 31 de mayo en una imprudente fiesta de los tambores de Benirràs cuyas imágenes se hicieron virales en redes sociales. Esta fiesta obligó al Ayuntamiento a cerrar la playa el siguiente domingo, de manera que la Guardia Civil tuvo que cortar los accesos.

En una de estas fiestas, en la puerta de la casa había quince coches aparcados y al menos 18 personas en el interior de la finca

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El año pasado hubo fiestas que generaron gran indignación entre los residentes, algunas de ellas organizadas en mansiones por extranjeros que decidieron pasar en Ibiza los primeros meses de pandemia.

Una de estas fiestas fue organizada por un belga que, tras las denuncias de los vecinos, acabó detenido por la Guardia Civil y podría enfrentarse a penas de prisión. Según fuentes policiales y municipales, en la puerta de la casa había quince coches aparcados y al menos 18 personas en el interior de la finca, alrededor de la piscina y en el jardín, en una fiesta para la que se contrató catering y disc-jockey.

Con la excepción del organizador, estas personas, todas extranjeras, no fueron arrestadas, pero los agentes iniciaron el procedimiento para que puedan ser sancionadas por vulnerar la orden de confinamiento incluida en el decreto que el año pasado declaró el estado de alarma. 

Entre los participantes en esta fiesta, que fue denunciada por los vecinos, asustados por la posibilidad de propagación del coronavirus cerca de sus casas, había gente de Francia, Rusia, Reino Unido, Argelia, Estados Unidos, Argentina, Kazajistán e Italia, además del belga dueño de la casa.

Mínimo 3.001 euros

Las sanciones por organizar y participar en este tipo de fiestas que vulneran las medidas sanitarias de prevención de los contagios oscilan entre los 3.001 y los 60.000 euros, y son uno de los motivos que «ayudan a concienciar a la gente», dice con ironía un agente de la Policía Nacional.

Pese a este incremento de la concienciación de la población ibicenca durante la tercera ola de la pandemia, cada semana las policías irrumpen en fiestas e imponen multas

El penúltimo fin de semana de febrero fue en el municipio de Sant Antoni. El sábado por la noche, la Policía Local intervino en una fiesta en una casa, situada en la carretera de Sant Rafel a Santa Agnès, en la que había 40 personas que incumplían las restricciones. Ninguna llevaba mascarilla. Contaban con un equipo de música con altavoces de grandes dimensiones, ordenador portátil, mesa de mezclas y accesorios lumínicos. Los agentes pararon la fiesta, identificaron al organizador y a sus participantes. 

En Cala Tarida, el pasado miércoles, la Policía de Sant Josep multó a trece personas que estaban de pícnic en una caseta varadero.

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