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Rubén J. Palomo
Ver galería >La zona turística de Platja d’en Bossa, en Ibiza, permanece en letargo desde hace 16 meses. El otrora epicentro de la diversión y el goce vacacional vive atrapado en un invierno eterno a consecuencia de la pandemia. Los signos de la falta de civilización comienzan a ser evidentes, mientras los empresarios y comerciantes ponen todas sus esperanzas en la vacunación para regresar a la actividad este verano.
J. A. Riera
La zona turística de Platja d’en Bossa, en Ibiza, permanece en letargo desde hace 16 meses. El otrora epicentro de la diversión y el goce vacacional vive atrapado en un invierno eterno a consecuencia de la pandemia. Los signos de la falta de civilización comienzan a ser evidentes, mientras los empresarios y comerciantes ponen todas sus esperanzas en la vacunación para regresar a la actividad este verano.
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La zona turística de Platja d’en Bossa, en Ibiza, permanece en letargo desde hace 16 meses. El otrora epicentro de la diversión y el goce vacacional vive atrapado en un invierno eterno a consecuencia de la pandemia. Los signos de la falta de civilización comienzan a ser evidentes, mientras los empresarios y comerciantes ponen todas sus esperanzas en la vacunación para regresar a la actividad este verano.
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