La presidenta del Govern balear, Francina Armengol, garantiza que «en tres meses» se puede vacunar a toda la población de Balears en el momento en que se produzca un envío masivo de dosis, lo cual considera que no tardará porque las industrias farmacéuticas «espabilarán muy pronto». En una comparecencia en el Parlament para dar cuenta de la gestión de la pandemia, Armengol fijó ya una fecha para «normalizar la situación: a mediados de este año».

La jefa del Ejecutivo autónomo explicó que ya se cuenta con un plan para administrar 80.000 dosis cada semana a través de siete «grandes puntos de distribución: cuatro en Mallorca y uno en cada una de las islas restantes». Todo esto pasa, advirtió, eso sí, por que Balears cuente con «dosis suficientes». Ahora mismo, subrayó, la capacidad de producción de vacunas es «claramente insuficiente» para cubrir toda la demanda europea pero «a medida que se incorporen proveedores [en unas semanas se aprobará una tercera vacuna, la de Oxford] cada día irá creciendo el número de personas vacunadas». La previsión de Armengol es que las personas vulnerables y los sanitarios estén inmunizados «en marzo».

Hasta ahora, un total de 20.267 personas han sido vacunadas en Balears, de las cuales 2.769, con la segunda dosis, ya han sido inmunizadas. Se han utilizado, destacó Armengol, el 99,3% de las vacunas recibidas, sin contar el envío del lunes, de 4.785 dosis.

La presidenta dijo ser «moderadamente optimista respecto a las restricciones y la situación económica a partir de la primavera». También dijo que el Govern «defenderá» ante el Estado que cuando toque vacunar a la población en general, Balears, cuya reactivación económica depende del turismo, «sea compensada en el reparto de vacunas»; es decir, que el envío de dosis a las islas sea prioritaria, tal como ya pidió la consellera balear de Salud, Patricia Gómez, al ministro Salvador Illa en la última reunión del Consejo interterritorial insular de Salud.

Posibilidad de confinar

Posibilidad de confinar

Armengol también se comprometió a reivindicar al Estado que facilite a las comunidades autónomas todas las herramientas necesarias para bajar la curva de contagios, como la posibilidad de «adelantar el toque de queda o incluso aplicar confinamientos domiciliarios si fuese necesario en algún momento o en algún territorio».

Frente a las críticas no sólo de la oposición sino también de algunos de los grupos políticos que forman parte del Govern balear, Armengol defendió las ayudas que ha dado el Estado a Balears, en referencia a los ERTE y las ayudas a los fijos discontinuos de las islas hasta finales de mayo, que supondrán «un total de 2.200 millones de prestaciones en un año».

De todos modos, acto seguido, Armengol reivindicó más recursos del Estado para compensar las consecuencias del coronavirus en las islas: «Ayudas directas a los sectores afectados o que nos dé fondos suficientes para mantener vivas nuestras empresas mientras tenemos que aplicar las restricciones sanitarias que el virus exige. Hay que tener la capacidad de cerrar lo que sea necesario sin que signifique el final de nuestros empresarios, autónomos y trabajadores». «Se ha hecho un esfuerzo sin precedentes, pero no basta. Sabemos que tenemos que ser más ágiles», reconoció también.

Además, el Govern reivindicará al Estado que «aplace, elimine o bonifique los tributos o cargas que ahora mismo no pueden afrontar los negocios que tienen la persiana bajada». «Por ello, exigimos al Estado que suspenda el pago de alquileres cuando los comercios se ven abocados al cierre y que dé ayudas directas a los sectores afectados», reiteró, al tiempo que reconoció que para el Gobierno de España «no es fácil entender la lrealidad de las islas».

Por otra parte, Armengol arrancó su discurso recordando las 563 muertes que ha dejado por ahora la pandemia en las islas, 93 este año. Se refirió a la «dramática» incidencia epidemiológica en las islas, especialmente en Ibiza, aunque dijo que con «el endurecimiento de las restricciones», también en Formentera, la situación mejorará como ha sucedido desde Navidad en Mallorca, cuya tendencia es «claramente a la baja». «Las restricciones son difíciles, pero funcionan. Es el camino a seguir», resaltó, y defendió que ahora la actividad se debe limitar a lo estrictamente necesario, como la escuela.

«Es culpa del virus»

«Es culpa del virus»

Armengol dijo que el Govern entiende «la frustración y decepción de los ciudadanos» y justificó la decisión de cerrar bares y restaurantes porque en estos espacios la gente se quita la mascarilla para comer y beber y se produce «un ambiente de relajación». «¿Es culpa de los restauradores? No, es del virus», dijo, al tiempo que agregó que «la desescalada» se deberá hacer «poco a poco y pactada con el sector». «Cuando nos relajamos, cuando abrimos demasiado pronto se dispara la ola», justificó.

Armengol cerró su discurso con otro mensaje de optimismo: «La recuperación de la normalidad que anhelamos casi la tocamos». Posteriormente, la diputada de Gent per Formentera, Silvia Tur, echó un jarro de agua fría a la presidenta al afirmar que «decir que casi la tocamos [la normalidad] roza la fantasía».