Tras la entrada en vigor del cierre perimetral de Ibiza el sábado, la terminal de aviación comercial cuenta con estrictos controles en las llegadas para comprobar que todos los pasajeros cumplen con los tests de detección de covid, así como para verificar que son residentes o cuentan con un motivo justificado para viajar a la isla. La medida no ha afectado a los siete vuelos privados procedentes del espacio Schenguen que, desde el sábado, han llegado a la terminal ejecutiva de Ibiza, porque el Govern balear no tiene las competencias sobre las fronteras y estas siguen abiertas para los países de este área.

Salidas

SalidasEn el exterior de la terminal comercial, salvo una quincena de taxistas que esperan dentro de sus coches, solo se ve a una pasajera con maletas a las once de la mañana. Es Graciela Iglesias, que aprovecha para fumar un cigarro antes de embarcarse para Madrid. Allí le espera una escala de nueve horas antes de volar a Buenos Aires, que afrontará surtida de sudokus y crucigramas.

Su hija, que reside en Ibiza, ha sido madre y ella la ha acompañado durante los tres últimos meses. «Para volver a Argentina me piden una PCR de 72 horas, pero cuando vine solo tenía que hacer una declaración jurada por internet», recuerda.

Dos guardias civiles y una vigilante de seguridad comprueban que solo entre gente autorizada al interior del aeropuerto. Hay tres mostradores para el único vuelo que se encuentra en facturación, con destino a Madrid. Ricardo, un joven italiano, debe tomar en Barajas su conexión con Milán, en un trayecto que tenía previsto llevar a cabo el día anterior.

«No sabía nada de que necesitaba un test para entrar en Italia. Ayer no pude coger el avión y me lo he hecho esta mañana», lamenta. Su país exige o bien una prueba PCR, realizada un máximo de 48 horas antes de su llegada, o bien una de antígenos, que se realiza en unos quince minutos.

Perla, Sergio y Hugo son tres paraguayos residentes en Ibiza que van a visitar a sus respectivas familias. No viajan juntos. Han coincidido de casualidad y, de hecho, solo los dos hombres se conocían anteriormente. Están concentrados en sus móviles para cumplimentar el formulario que exigen las autoridades de su país. «Se genera un código QR para poder entrar, pero es complicado rellenar esto», lamentan. La PCR es el otro requisito. Ellos han pagado 110 euros por el test, mientras que Perla aprovechó el bono de la aerolínea y le ha costado 78.

Controles de acceso

Controles de accesoLa zona de llegadas es la que, desde el sábado, aplica las nuevas restricciones decretadas por el Govern balear con el cierre perimetral de la isla de Ibiza. Aquí se encuentra el personal sanitario y administrativo que garantiza los tests de detección de covid para los vuelos procedentes de otras comunidades autónomas, que ya era obligatorio desde el pasado 20 de diciembre.

Además, la Guardia Civil vela para que solo entren las personas residentes en la isla [o en Formentera si van de regreso a su casa] o aquellas que cuenten con una causa autorizada [profesionales, médicas, por estudios o cuidado de personas dependientes]. En el vestíbulo de llegadas hay cinco agentes pidiendo el certificado de residencia o el documento justificante cuando llega el vuelo de las 11.25 procedente de Madrid. En estos momentos, no hay vuelos regulares internacionales en la terminal comercial de Ibiza, así que esta medida solo afecta a los viajeros que llegan de la Península o de Palma. En cambio, los vuelos procedentes de Son Sant Joan quedan exentos del test de coronavirus, ya que solo se pide a las personas que aterrizan desde otras autonomías.

Fernando Reyes traía la PCR de Madrid, que ha presentado al acceder al recinto de recogida de equipajes. «Vengo cuatro días para unas jornadas de formación con una empresa que se dedica a la salud ambiental». «Anoche tuve que rellenar un cuestionario para asegurar que venía por un tema esencial», detalla.

Justificantes de empresa

Justificantes de empresa

Además, ha entregado a la Guardia Civil el itinerario que le envió la empresa, con los horarios de los vuelos de ida y vuelta y la reserva del alojamiento. «Ha sido todo muy rápido y veo que se está dedicando mucha atención a estos controles», destaca.

Evaristo Lobo es técnico de construcción y también viene por motivos profesionales. Él ha optado por someterse al test de antígenos al aterrizar. En este caso, tras presentar el justificante de viaje a los agentes, se dirige a la zona habilitada para los sanitarios.

Katherine Monterrosa, auxiliar administrativa de la conselleria de Salud, detalla que, desde el sábado, están pasando por estas pruebas más pasajeros por motivos profesionales que residentes. «Les hacemos rellenar un formulario y les registramos con un código QR», precisa.

Alejandro García ha tardado 20 minutos en recibir el negativo en el test del aeropuerto. «He preferido hacerme la prueba aquí porque es más rápida, ya que la PCR tarda 48 horas y, para la de antígenos, también debería perder toda una mañana en una clínica».

García, que es ingeniero de instalaciones, viene a trabajar durante dos semanas para una empresa constructora. «Este último año estoy viniendo cada dos meses, alguna vez para estancias de un mes o mes y medio», explica. Sin embargo, hasta ahora no había tenido que presentar prueba de coronavirus ni justificante.

Vuelos privados

Vuelos privados

En el caso de la terminal ejecutiva, las cuatro compañías de handling que operan los vuelos privados deben avisar a la Guardia Civil cuando estos van a salir o aterrizar. Si se trata de un trayecto nacional [apenas existentes en estos momentos], los pasajeros deben justificar su viaje, pero no así si proceden del espacio Schengen, en cuyo caso solo deben presentar el test del covid.

Esto es debido a que el Govern balar no tiene potestad para cerrar fronteras y solo puede regular las entradas desde el resto del territorio nacional. Este fin de semana llegaron tres vuelos privados el sábado, tres el domingo y otro estaba previsto ayer, según detalló AENA.

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