La pandemia gripó en 2012 las ventas de turismos y motocicletas en las Pitiusas. Los efectos perniciosos del coronavirus se contagiaron a un sector en el que se matricularon 2.129 vehículos menos en Ibiza antes (-38,4%), y 470 menos en Formentera (-73,5%), lo nunca visto, porcentualmente, en la historia de estas dos islas, según los datos que acaba de publicar el Ibestat a partir de la información suministrada por la Dirección General de Tráfico.

Para encontrar un desplome parecido cuantitativamente hay que remontarse a 2008, cuando estalló la crisis económica: entonces se matricularon 2.638 menos (-28,5%), si bien en aquella época las ventas estaban disparadas y se llegó a cifras (9.242 vehículos en 2007) nunca más vistas en los 12 años posteriores, por ejemplo cuando, como mucho, se alcanzaron 6.348 unidades en 2016. En 2009 siguió la abrupta caída, con un -32,5% y 2.148 vehículos menos en Ibiza. En Formentera el descenso fue espectacular en 2009, con 1.338 matriculaciones menos (-65,8%).

En el caso de Ibiza, los turismos encabezan el desplome, con sólo 1.998 matriculados, 1.524 menos (-43,2%) que en 2019, mientras que las motos, con únicamente 818 altas, bajaron un 28,3%. En Formentera se dieron de alta sólo 43 vehículos sobre dos ruedas, un 88,5% menos que en 2019, mientras que el descenso en los automóviles fue del 54%. Hace una década, la crisis redujo las matriculaciones de motocicletas en esa isla hasta un 81%.

En Mallorca no fueron mejor las cosas. Las matriculaciones sufrieron un descenso del 43%, 46% en el caso de los turismos y 30,3% en el de las motos.

Por motorizaciones, los impulsados con gasolina fueron los peor parados en Ibiza (-42%), con casi 1.600 unidades menos en relación a 2019, seguidos de los de motor diesel (-31,2%), unas 300 menos. Pero no les fue nada mal a los híbridos, con 247 matriculados, un 17,6% por encima de las cifras del año anterior, y a los eléctricos, con 89 tramitados, un aumento del 229,6%, más del triple. En Formentera, tanto la gasolina (-79,4%), como el diesel (-36%) y los eléctricos (sólo tres unidades, un 70% menos) tuvieron un año desastroso. Los híbridos no tanto: hubo 18 nuevos, un 63,6% más que en 2019.

«La automoción es un termómetro de cómo va la economía. Estos datos reflejan cómo va la pitiusa», ilustra José Antonio Colomar, presidente de la Asociación Empresarial de Concesionarios o Distribuidores de Automoción de Ibiza y Formentera (AECA). «Hay mucha incertidumbre, de manera que ante una inversión importante como la compra de un coche, la gente se lo piensa. Ya antes había la incertidumbre de qué comprar, si un eléctrico, uno de gasolina o un híbrido. Ahora se suma la pandemia y sus consecuencias económicas. Esto es lo que ha tirado definitivamente las ventas», apunta el empresario. Aquí ha caído más que en el resto del Estado español «por nuestra dependencia del turismo. Y si no se recupera este verano, difícilmente lo hará este sector de la automoción».

El lastre de la Seguridad Social

El lastre de la Seguridad SocialEsta situación tendrá repercusión en el mercado laboral, advierte Colomar: «De momento estamos agotando los recursos de los ERTE. Pero debido a lo que está durando esta crisis sanitaria, no descarto que al final haya que reducir plantillas, pues no se podrá mantener a todos los trabajadores que tenemos».

En ese sentido, el presidente de AECA señala que hay un factor que castiga sus cuentas: «Nos está lastrando mucho que, aunque con ERTE haya un 30% o un 50% de la plantilla en casa, las cuotas de la Seguridad Social se paguen al 100%. Es un gasto muy importante, muy difícil de absorber cuando afrontamos reducciones de facturaciones por encima del 40%».

No sólo caen las ventas. También afecta esta crisis a los talleres de los concesionarios, como ya padecieron la de 2008: «Se está notando mucho. Los clientes están alargando las revisiones todo lo que puede. Si pueden tirar seis meses más con los neumáticos, lo hacen. Aunque hay ciudadanos que no están mal económicamente, está el factor psicológico: ven que esta situación se alarga mucho y, por lo que pueda pasar, escatiman». Y como se han producido diversos confinamientos, «se ha usado menos el vehículo y, por tanto, hay menos averías y desgaste, lo que se traduce en menos entradas al taller y en menos facturación».

El sector de venta y reparación de vehículos dio trabajo en diciembre a 1.083 ibicencos (57 menos que hace un año) y 35 formenterenses (cinco menos).