La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, el hospital privado de la isla, está «bastante cargada», según explica su propietario Francisco Vilás, aunque de momento «no preocupa» una eventual falta de camas ni en la unidad de críticos ni en planta.

Vilás apunta que se está produciendo «un goteo» de ingresos por casos covid y no se espera que pueda haber un problema de falta de espacio ni en planta ni en la UCI. «La clínica nunca se ha quedado sin camas», indica Vilás, que destaca «la extraordinaria» relación con la conselleria de Salud y que, por ello, el traslado de enfermos de un hospital a otro puede producirse en caso de que sea necesario con «naturalidad».

Actualmente, hay seis personas con covid en la UCI, que dispone de nueve plazas, aunque se ha habilitado la zona de reanimación con cuatro camas más (donde se ubicarían ahora los enfermos no covid), con la posibilidad de contar con otras cuatro plazas más en cuidados intermedios (17 en total), tal como prevé el plan de contingencia. En función de cómo evolucione esta tercera ola de contagios, la zona de reanimación se podría destinar también solo a pacientes críticos covid.

Aparte, la Policlínica cuenta con seis enfermos covid ingresados en planta, cuando la ocupación actual del hospital, que es de 75 camas, se sitúa ahora entre el 50 y el 60%, según Vilás, que recuerda que «la situación es cambiante». Los seis pacientes covid ocupan una zona reservada para este tipo de pacientes con 14 camas (un ala del hospital) que también se puede ampliar en caso de necesidad.

Hay que tener en cuenta, además, que actualmente hay 26 camas del hospital reservadas (sin utilizar) porque, por un lado, no hacen falta y, por otro, las bajas de personal impiden su atención.

Francisco Vilás destaca que por el momento no se han tenido que reprogramar intervenciones quirúrgicas. Sólo se ha pospuesto alguna operación, en casos no urgentes, tras verificar que el paciente es positivo en covid.

Personal en vigilancia

Personal en vigilancia

Vilás apunta que lo que sí causa cierta precaución son las algo más de una veintena de bajas del personal de la Policlínica por el covid (positivos o bien obligados a estar en cuarentena), que obligan a hacer un esfuerzo para cubrir los servicios. Ante las dificultades actuales para contratar sanitarios, para sustituir algunas bajas algunos profesionales han de doblar turnos o cambiar de servicio.

Desde que se inició la pandemia, la Policlínica ha hecho continuos cribados entre el personal para detectar posibles positivos asintomáticos. Ahora, desde hace unas semanas, se ha optado por someter a toda la plantilla, que supera el medio millar de personas, a una prueba PCR cada 15 días. Es decir, todos los profesionales sanitarios y no sanitarios pasarán el test dos veces cada mes. «Antes era aleatorio, pero ahora se hace a todo el personal», destaca Vilás.

A todos los pacientes que ingresan en el centro sanitario se les somete a una PCR. A partir de ahora también se repetirá esta prueba a las personas que estén en planta más de una semana.

El propietario de la Policlínica considera que sería «un error» causar «alarma social». «Las cosas están funcionando bien», apunta Vilás, en referencia también a la atención de los pacientes no covid, no sólo en el pico actual, el más alto de toda la pandemia, sino en los casi 11 meses acumulados desde que empezó la crisis sanitaria.

La conselleria balear de Salud ha cerrado un acuerdo con la Policlínica para desviar pacientes de Can Misses en caso de necesidad. En este sentido, Vilás destaca la buena relación de las dos partes y recuerda por ejemplo que, pese a que la sanidad pública ha puesto en marcha un servicio de hemodinámica (anteriormente estaba concertado con la privada), «sigue habiendo una colaboración diaria» en la prestación de este servicio.

Además, la Policlínica ya ha ofrecido a la conselleria el servicio del TAC PET que acaba de adquirir y cuya tecnología permite diagnosticar un cáncer «con una alta fiabilidad».