El movimiento de pasaje entre Ibiza y Formentera cayó de forma importante el pasado fin de semana debido al cierre perimetral decretado el sábado por el Govern balear, a petición del Consell de Formentera, con el objetivo de frenar el aumento de contagios por covid en la isla.

La naviera Trasmapi, que opera entre Ibiza y Formentera con barcos de pasaje, calculó que el pasado fin de semana cayó el número de viajeros alrededor de un 90%. Su representante, Rafa Cardona, estimó ayer que este fin de semana la bajada de pasajeros, especialmente de Ibiza a Formentera, ha sido sustancial: «Si un fin de semana normal movemos unas 300 personas cada día, el pasado fueron 30 personas el sábado y otras tantas el domingo».

El delegado de Baleària, Joan Serra, aún no tenía ayer las cifras exactas, pero confirmó que la bajada en el movimiento de personas de Ibiza a Formentera «ha sido importante. Y en el otro sentido también, ya que mucha gente de Formentera se desplazaba para hacer la cesta de la compra y ahora no lo pueden hacer», señaló.

Los ciudadanos

Los ciudadanos

Los controles que se establecen desde el cierre de Formentera se realizan, por ahora, en el puerto de Ibiza. Dos guardias civiles preguntan sobre el motivo del viaje, tanto a los pasajeros que desembarcan como a los que embarcan. En caso de que no puedan justificar su viaje, si son de Formentera tienen que regresar en el siguiente barco y a los de Ibiza no se les deja embarcar. Estas situaciones por el momento no se han producido.

Al contrario, los pasajeros se muestran colaboradores y concienciados. Todos los consultados por Diario de Ibiza no solo aprueban la medida de cierre de la isla, sino que aseguran que tienen toda la información necesaria para poder realizar el viaje. De la decena de personas preguntadas por este diario solo una de ellas tenía dudas.

Marcos Ribas, empresario local, esperaba ayer a media mañana en la estación marítima de la Savina, cuando estaba a punto de embarcar hacia Ibiza: «El cierre de la isla es una buena opción, tenemos que parar esto antes de que llegue la temporada, si no no habrá temporada». En su caso, se trasladaba a la isla vecina para una cita médica que ya tenía concertada y estaba perfectamente informado de cómo debía justificar su viaje.

Esperando en la misma bancada de asientos, a unos metros de distancia, estaba Francesc Torres: «Me parece bien el cierre, si hay tantos contagios es lo mejor para todos, voy al dentista y llevo mi justificante. Ya estoy informado».

En el exterior de la estación marítima, un grupo de trabajadores comentaba la nueva situación y los controles por los que tendrán que pasar cada día hasta por lo menos el 30 de enero. Uno de ellos, Francisco Violán, carpintero autónomo que reside en Ibiza en invierno y trabaja en Formentera, opinó: «El cierre de Formentera me parece bien, es una manera de que se vaya acabando la cosa, que parece que no acaba nunca».

Carlos Buendía estaba en ese grupo a punto de embarcar hacia Ibiza para ir al médico. En su caso se estaba enterando con más precisión de los permisos necesarios: «Llevo la cita en el móvil, con eso espero que me sirva».

Alberto Santacruz, productor de audiovisuales, se iba a Ibiza a buscar localizaciones: «Llevo mi papel de empresa y mi alta de autónomo, no creo que tenga problemas, no tiene por qué haber, mi empresa está en Formentera y me muevo, veremos sobre la marcha si el cierre es bueno o malo».