La Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa y Formentera es toda una institución en las Pitiusas y su sección de restauración es una de las más importantes de esta patronal. ¿Por qué nace la Associació de Bars i Restaurants de l'Illa d'Eivissa (ABRE)?

Son tiempos convulsos para la hostelería balear y sentíamos que no había ninguna asociación que nos representara con una actitud crítica con ciertas medidas del Govern que no compartíamos muchos. Las asociaciones existentes buscaban salvar la temporada, sin contemplar el resto del año. Dejaron abandonados el Eixample y Vila cuando se aplicaron unas restricciones que fueron contraproducentes y sirvieron para aumentar los casos. Ante esa actitud, un grupo de hosteleros se juntó hasta crear ABRE. Habrá muchas propuestas de las dos asociaciones que serán muy parecidas, porque tenemos intereses comunes, pero nos sentimos abandonados.

¿Cuánta gente hay en ABRE?

Para agilizar el proceso, hemos presentado un documento al Govern con 12 restaurantes. Detrás tenemos unos 50 más que están preparando los papeles para adherirse y hay otros 200 que han mostrado su interés, pero no podemos tener la certeza de que se vayan a sumar.

¿El impulso inicial de la asociación ha surgido en Vila?

Sí, cuando se nos diferenció al Eixample y después a toda Vila del resto de la isla en el horario de cierre, sin cortar la movilidad solo sirvió para concentrar a más personas a la vez en menos establecimientos, porque la gente se juntaba en los barrios periféricos de la ciudad. Si hubiesen cortado la movilidad, quizás esas medidas hubiesen tenido más sentido. Otros establecimientos de fuera del municipio nos fueron mostrando su solidaridad, porque veían que esto les iba a llegar y que había moverse para reclamar medidas compensatorias. No estamos pidiendo que nos den dinero, la paguita, como dicen algunos. A nosotros nos restringen nuestra economía y cambian las reglas del juego por el beneficio común que es la salud y que, por supuesto, es la prioridad. Pero no se compensa con los suministros, que nos siguen cobrando al 100% o con los alquileres, en los que sacan una medida para que sea el propio rentista el que acceda a renegociar el precio, sin obligarle. Lo único que pedimos es que, si solo nos dejan trabajar a un 20%, nosotros paguemos esa misma parte proporcional del alquiler, los suministros o los impuestos.

Esta semana, ABRE ha presentado un amplio listado de propuestas. ¿Cuáles son las más urgentes que reclaman?

Lo primero son las moratorias en el pago de los impuestos anteriores. Ya la han puesto para el primer trimestre del IVA de 2021, pero deberían aplicarla para el último trimestre de 2020 que nos viene ahora, así como con las retenciones de los alquileres. No queremos una subvención del Estado para pagar a las energéticas, sino que ellas deban renunciar a la parte proporcional que nosotros nos vemos obligados a perder. Este mes sube la luz un 27%, cuando tenemos la ola de frío más importante de los últimos 50 años y con toda la economía al borde de la quiebra. Instamos al Govern y al Estado a que tomen todas las medidas que estén en sus manos para salvaguardar la economía. También a los ayuntamientos, porque muchos han terminado el ejercicio con superávit. En las pocas ayudas que han dado, se han estado peleando los autónomos por ellas y no han llegado ni a un 10%. Solo se conceden a quien no tenga deudas con las instituciones, cuando eso hoy en día es prácticamente imposible. Si no pueden dar estas ayudas a las empresas, que las deduzcan de sus deudas con la administración.

¿Está empezando a tirar la toalla gente de su sector?

Una persona nos acaba de comentar que ha tenido que cerrar. Quería hacer delivery, pero le han cortado la luz al no poder pagar la última factura. Por una factura ni siquiera va a poder ofrecer delivery para intentar comer estos meses. Como él, muchos más.

¿Está funcionando el reparto y la comida para llevar?

Es una manera de conseguir que las pérdidas sean un poco más leves en vez de quedarte en el sofá. Significa pasar ocho horas en tu local para vender 100 euros en un día, si llegas, y por lo menos pagar algunas facturas. No nos rendimos pronto, pero habrá muchos locales que, como no es su concepto gastronómico o por dificultades con el personal no podrán hacer delivery. Hay que hacer una gestión muy buena del producto, porque al final puedes llegar a perder aún más dinero con el material perecedero. Es una situación pura de supervivencia.

¿Cómo se apaña en su caso, con dos restaurantes?

Es Mercat está cerrado con ocho personas en ERTE, mientras que en Can Tina hay cinco trabajadores en ERTE y seguimos solo los tres socios con el servicio de delivery, porque uno es el cocinero.

¿Están abocados a sufrir pérdidas?

No es que vayamos a tener pérdidas ahora, es que las hemos arrastrado a lo largo de todo 2020. Con el confinamiento, las restricciones de aforo y los horarios, habremos podido trabajar al 50% de un año normal. Por el concepto de estas empresas, eso significa ser deficitario sistemáticamente. Después de arrastrar un año entero de crisis, la gente está tan hundida en el pozo que va a ser muy complicado salir sin ayudas y tardaremos muchos años, eso esperando que la próxima campaña de verano sea más o menos decente y lleguemos a un 50 o 60% de la actividad. Hace falta mayor agilidad en el proceso de vacunación y que los PCR se hagan en origen. Somos una isla y es más fácil contener el virus si hay controles exhaustivos de la administración. Si no, no sirven de nada todos los esfuerzos que hagamos el resto.

¿Mantienen la manifestación que han convocado para el próximo día 20?

El lunes presentamos todos los papeles y estamos a la espera de la comunicación de la Delegación del Gobierno. Si finalmente la autorizan, hago un llamamiento a quien venga a participar para que sea un acto cívico. Tenemos que demostrar que los hosteleros somos las personas más indicadas para controlar el ocio, por eso debemos respetar las distancias, ir con mascarilla y cumplir escrupulosamente los protocolos.

En Palma el sector de la hostelería salió a protestar pese a que no se autorizó la convocatoria. ¿Pasará lo mismo en Ibiza?

No hemos barajado todavía qué pasaría si la Delegación del Gobierno la prohibiese. Hemos presentado un itinerario con las medidas de seguridad para que sea lo más cívica y controlada posible.

Al margen de las reivindicaciones del sector, ¿es oportuno salir a la calle con la actual situación sanitaria?

Salir a la calle para socializarse no, pero estamos hablando de respetar las distancias. La gente no puede más, está con el agua el cuello, hay gente a la que se le acumulan facturas y facturas y que, después de este cierre, no va a poder abrir. Esas personas, ahora mismo, están pensando solo en su plato de comida y su familia. Es muy difícil decirles que no salgan a luchar por sus derechos.