Bares, cafeterías, restaurantes, gimnasios y grandes comercios de Ibiza. La medida, acordada ayer entre el Govern balear, el Consell de Ibiza y los ayuntamientos de la isla, pretende reducir de forma drástica la movilidad y las posibles aglomeraciones en un intento desesperado de frenar el avance del coronavirus en Ibiza, calificado de «alarmante» por el presidente insular, Vicent Marí, ayer tras toda una mañana de reuniones.

«Los datos son preocupantes y estas medidas tratan de evitar que el sistema sanitario colapse», apuntó Marí, que hizo hincapié en el incremento de hospitalizaciones que supondrán los casi 500 nuevos casos diagnosticados en las Pitiusas los tres últimos días: 40 en plantas Covid y cinco en unidades de críticos.

El presidente del Consell detalló que la isla tiene una incidencia a catorce días de 648 casos por cien mil habitantes y de 439 a siete días. De mantenerse esta tendencia, Ibiza se plantaría la próxima semana en cerca de 900 casos. «La tasa de positividad se ha situado en el 19%, la más elevada alcanzada hasta ahora», apuntó la consellera de Presidencia, Pilar Costa, que afirmó que la situación epidemiológica de la isla es de «riesgo extremo», por lo que mañana se aprobará un endurecimiento de las medidas de prevención en la isla, que pasará del nivel 3 actual al 4 reforzado.

Las restricciones entrarán en vigor la medianoche del martes al miércoles y se prologarán, en principio, durante quince días. Esto no implica que no puedan revisarse antes de esas dos semanas en función de la situación epidemiológica. «Son medidas duras que afectan a un sector de forma especial», reconoció el presidente del Consell tras reunirse primero de forma telemática con la presidenta del Govern y la consellera de Salud, más tarde con los cinco alcaldes de la isla y, por último, con sindicatos y agrupaciones empresariales. «Son necesarias e implican sacrificios para salvar vidas», abundó Marí.

Costa reconoció que las nuevas restricciones suponen un «esfuerzo» para una población que lleva «más de diez meses» soportando una situación complicada. La consellera matizó que bares y restaurantes, aunque estén cerrados, podrán servir comida a domicilio hasta la medianoche y sus clientes podrán pasar a recoger pedidos por los locales hasta las diez de la noche, cuando comienza el toque de queda.

Los comercios que superen los 400 metros cuadrados deberán cerrar a excepción de los supermercados, farmacias y los que vendan otros productos esenciales, como suministros. Todos los demás comercios tendrán que bajar la persiana a las ocho de la tarde y reducir sus aforos al 30%. Gimnasios y spas quedarán clausurados y se prohibirá el público en competiciones deportivas, indicó la consellera, que reconoció que aún quedan algunos flecos por concretar.

Uno de ellos, indicó Costa, es si cerrar o no la feria instalada en Vila, algo que ayer aún estaba pendiente de analizar con el alcalde.

Precisamente fue él quien, según la consellera, planteó esta cuestión en el encuentro con los primeros ediles, tras el que se generó cierto malestar después de que el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, difundiera un audio que se hizo viral detallando las medidas acordadas en la reunión antes de que el presidente del Consell y la conselleria de Presidencia pudieran anunciarlo, ya que estaban reunidos con los agentes sociales.