Consuelo Antúnez, la presidenta de la Asociación de la Construcción de la Pimeef, advierte de que su sector ya empieza a notar los efectos de la pandemia. Así lo corroboran los últimos datos publicados por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat) sobre proyectos visados en las Pitiüses hasta el mes de septiembre: son un total de 449, casi un 12% menos que en el mismo periodo de 2019, cuando se llegó a los 509.

También mengua un 9,3% el presupuesto total, que asciende a 134 millones de euros (casi 14 millones de euros menos), y se recorta la superficie que abarcan esas obras, pero levemente: suman un total de 224.084 metros cuadrados, unos 6.000 metros de diferencia respecto al año anterior.

De esa estadística se deduce que los trabajos vinculados a la construcción de viviendas residenciales son los que, de momento, mejor aguantan la crisis. Aún resisten, pero por la inercia del periodo expansivo previo. El gran problema, como avisa Antúnez, procede del sector turístico, que prácticamente ha ralentizado sus inversiones tras un año prácticamente en blanco.

Así, en nueve meses se tramitaron 326 visados de residencias (un 8,4% menos que en 2019) con un presupuesto de 110,6 millones de euros, 885.000 euros menos en comparación con el mismo periodo previo. Como señala la presidenta de la Asociación de la Construcción, al menos se ha mantenido hasta octubre la actividad en esa rama del ladrillo, pero su futuro no es nada halagüeño.

El turismo, parado

El descenso es mucho más importante en el área que afecta a las tareas constructivas relacionadas con el turismo, donde el número de visados (18) cayó un 30,7%, y el presupuesto de esas obras ascendió a 17,5 millones de euros, 15,7 millones de euros menos que en 2019, es decir, ha sufrido una reducción de nada menos que del 47,3%, casi la mitad.

También disminuye la superficie afectada en las intervenciones en hoteles o apartamentos, que de los 83.561 metros cuadrados de 2019 cae a los 62.226 de este año, es decir, un 25,5% menos (o, visto de otra manera, una cuarta parte menos). Como explica Antúnez, no se puede esperar que la industria turística invierta cuando muchas de sus empresas ni siquiera abrieron el pasado verano.

Toca resistir, atrincherarse hasta que el mundo se recomponga. De los 18 visados relacionados con el turismo, en agosto se tramitaron cuatro por un valor total de 13,5 millones, pero hubo meses, como abril, en los que no se contabilizó ninguno.

Lo que se aprecia en los datos relacionados con los visados residenciales es un ligero descenso del presupuesto de los inmuebles. Los 326 expedientes abiertos hasta septiembre son para un total de 494 viviendas, 112 más que las previstas en 2019 (+29%). Y como son más, la superficie afectada (154.617 metros cuadrados) aumenta un 10,1% respecto a la visada hace un año. Lo curioso es que, pese a haber más pisos y más metros cuadrados, el presupuesto sea de 109,7 millones, un 0,8% inferior al de 2019. ¿Bajarán también los precios?

Donde se registra un incremento sustancial es en las obras de carácter «cultural y religioso», cuyo presupuesto se eleva a 1,56 millones de euros, un 42,2% más que los 1,1 millones de euros de 2019. En septiembre hubo dos visados por un valor total de 1,36 millones de euros, el grueso del año.

Las obras industriales también mejoran, aunque su peso en el total es escaso. Hasta ahora hay cuatro visados por un valor total de 343.600 euros, casi el doble que en 2019, aunque entonces hubo más proyectos. Ese notable incremento (+93%) se debe a un solo visado que asciende a 290.000 euros y que fue presentado en el mes de enero. Además se incrementan sustancialmente las tramitaciones para «oficinas y comercios», 13 (dos más) con un presupuesto de 2,2 millones de euros, un 309% más que en 2019. Sólo cuatro de ellos suman 1,7 millones de euros.