El consumo de agua desalada en IbizaDe hecho, la presión sobre los acuíferos de la isla se reduce a valores de la década de los 90, según destaca Juan Calvo, secretario general de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), empresa pública dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente.

Según los datos de consumo de agua de la dirección general de Recursos Hídricos, en 2019 (el último año del que se disponen los datos completos) el suministro de agua producida en las tres desaladoras de la isla (Vila, Sant Antoni y Santa Eulària) superó por primera vez a la de pozo.

En total, las tres plantas desalinizadoras produjeron 10,7 hectómetros cúbicos, un 22% más que en 2018 y la cifra más alta de la historia. En cambio, el consumo de agua de los acuíferos de la isla, que fue de 8,4 hectómetros cúbicos en 2019, el dato más bajo de los últimos 20 años, se redujo un 18% con respecto al año anterior.

Dos décadas atrás, en el año 2000, el consumo de agua de pozo era de 10,9 hectómetros cúbicos mientras que el de desaladora se situaba en sólo 3,8. Diez años después, en 2010, la explotación de los acuíferos seguía siendo prácticamente la misma (10,7 hectómetros cúbicos), pero la de las desaladoras (Vila y Sant Antoni entonces) se había disparado a algo más de seis hectómetros cúbicos. Con 12,4 hectómetros cúbicos, 2003 fue el año de los últimos 20 años en que se registró un mayor consumo de agua de los pozos de la isla.

La sustitución del consumo de agua de acuífero por agua desalada se debe a la puesta en marcha de la planta de Santa Eulària y a la conexión de las tres desaladoras con los cinco municipios de la isla, a mediados de 2018 a través del anillo de interconexión, lo que ha facilitado el incremento del consumo en Sant Josep y Santa Eulària.

Misma proporción en 2020

Pese a la crisis sanitaria, y el descenso en el consumo, se mantiene la misma tendencia en 2020: se consume más agua desalada que de pozo. Hasta diciembre, Sant Josep había consumido 3,28 hectómetros cúbicos de agua desalinizada (3,97 en todo 2019); Santa Eulària, 0,96 (0,97 en el año anterior); y Vila, el mayor consumidor de agua desalada en 2019 (con 4,25 hectómetros cúbicos), el año pasado acumulaba en los primeros 11 meses un total de 3,53. Así, Calvo apunta que se estima que los consumos de agua desalada en 2020 han sustituido a los de la subterránea «en la misma proporción que el año anterior, pero con una reducción generalizada por la pandemia».

Vila cierra los pozos en invierno

Hay que tener en cuenta, según apunta el secretario general de Abaqua, que en invierno Vila ha cerrado los pozos y consume sólo agua desalada para ayudar con ello a recuperar los acuíferos y utilizarlos como reserva, al objeto de cubrir las puntas de verano cuando no es suficiente la producción de las desaladoras. Las tres plantas desaladoras de Ibiza funcionan al 50% de media de su capacidad en los meses de invierno y sobre el 90% en verano. «Hay 15 días en agosto en los que los municipios demandan más agua desalada, pero no hay más y hay que tirar de los acuíferos», recuerda Calvo.

Por ello, la conselleria de Medio Ambiente se ha propuesto, y a tenor de los datos de los últimos dos años ya lo está logrando, aumentar el consumo de agua desalada en invierno para preservar los acuíferos. En este sentido, el coste del agua desalada es más bajo en invierno que en verano. «Es una oportunidad para recuperar los acuíferos», resalta el técnico de la conselleria de Medio Ambiente, que lo compara con «una póliza de seguros» para que en un plazo de «20-30 años» las venas subterráneas de la isla recuperen el caudal y la calidad suficiente para que «no sea necesario consumir tanta agua de las desaladoras».

Consumo por municipios

El cambio de tendencia que ha supuesto que ahora se consuma más agua desalada que de pozo se debe al salto que se ha producido en Sant Josep, donde el 72% de los 5,4 hectómetros cúbicos de agua que consumieron sus habitantes en 2019 fue desalada. Santa Eulària, el mayor consumidor de agua de la isla, suministró a su población en 2019 un total 6,2 hectómetros cúbicos, de los cuales sólo el 16% (el porcentaje más bajo de los cinco municipios) procedía de las desalinizadoras.

En cambio, los ciudadanos de Vila son los que más utilizan agua desalada: el 93% de las 4,6 hectómetros que consumieron en 2019. Sant Antoni fue el cuarto consumidor de agua de la isla, con 2,36 hectómetros cúbicos en 2019, de los cuales el 57% procedía de la producción de las desalinizadoras. Por último, el 38% de los 0,5 hectómetros cúbicos de agua que Sant Joan suministró a su población en 2019 era desalada.

Con estos datos, Calvo apunta que aún se puede consumir más agua desalada en invierno, sobre todo en Santa Eulària. La producción máxima de las desaladoras es de 15 hectómetros cúbicos al año, por lo que aún hay un margen del 27%. De hecho, Calvo avanza que Santa Eulària ha pedido más agua desalada para todo el año, pero sobre todo en verano. Abaqua les ha recomendado que incrementen sus consumos en invierno porque en verano ya hay un techo y, según el responsable de Abaqua, así lo va a hacer.