Los vecinos de Sant Agustí celebran una excursión por estas fechas que se ha convertido en una tradición navideña para «hacer pueblo» y que, además, les sirve para divulgar su patrimonio hidráulico. Desde hace diez años, recorren los pozos de la parroquia que han recuperado con fondos propios y las subvenciones del programa 'Apadrina Patrimoni' del Consell de Ibiza. Ahora son tres, pero esperan sumar alguno más en los próximos años.

El punto de partida es el aparcamiento del pueblo, donde a las diez y media parten una cincuentena de personas. La primera parada se encuentra a menos de cien metros detrás de la iglesia, en el aljub de sa Quintana d'en Berri. Es el proyecto más reciente, restaurado en 2016 con poco más 6.700 euros.

A continuación, la comitiva cruza la carretera que une su pueblo con Sant Antoni y Sant Josep para pasear unos cinco kilómetros por caminos rurales y feixes emboscadas. El presidente de la asociación de Vecinos, Luis Ramos, y dos de sus antecesores, Bartomeu Ribas y Fanny Planells, recuerdan que la siguiente parada, el pou de Can Toni, fue el primer proyecto de recuperación que impulsaron con ayuda económica del Consell.

No obstante, unos años antes ya habían realizado algún arreglo, «no tan meticuloso», en el pou des Rafals, donde Sa Colla d'es Vedrà celebra su ballada el primer domingo después del patrón del pueblo.

En el pou Can Toni se observa cómo el brancal para sujetar la polea tiene grabado los años 1896 [cuando se cubrió con la cúpula], 1956 y 2009, cuando se acometieron otras dos obras de mantenimiento. En la última, los vecinos celebraron la inauguración con una torrada y una fiesta que fue el germen de la actual excursión navideña.

El brancal es uno de los elementos que tuvo que sustituirse para asegurar el pozo. «La sacamos de un acebuche que había en mi casa», detalla Luis Ramos. Los vecinos se apenan por el vandalismo que ha sufrido el pozo, pintado con grafitis azules años atrás, y confían en remediar el destrozo en breve.

Para que beban los animales

Aprovechando un breve avituallamiento, Fanny Planells explica a los presentes que el pou de Can Toni es comunitario e, históricamente, se usaba para dar de beber a los animales. A continuación, se retoma la ruta monte arriba en dirección al pou de s'Alqueria, en Can Xic, que ya figura documentado en los 'Llibres d'Entreviniments', en 1689.

Este fue el segundo pozo restaurado por los vecinos, solo un año después del de Can Toni. «Estaba completamente emboscado», recuerdan. Una vez arreglado el pou de s'Alqueria, los gustiners empezaron a visitar cada año los dos puntos para juntarse con un dinar de senalló que, por la crisis sanitaria, este año se ha limitado a la excursión.

Tanto en el pou de Can Toni como en el de s'Alqueria se celebraban ballades antiguamente, aunque los vecinos creen que ya no debe quedar nadie que las presenciara.