Xisco Sobrado (Palma, 1983) es graduado en Ciencias del Mar con un máster en conservación marina y desde hace unos años trabaja como técnico de medio ambiente para el GEN-GOB, investigando el medio marino y desarrollando proyectos de conservación de los bienes naturales, especialmente de la posidonia.

Acaban de hacer público el informe científico sobre el estado de las pradera de posidonia de Talamanca. ¿Cómo han realizado el trabajo?

Se trata, en este caso, de un estudio de seguimiento que hacemos desde 2019 y el objetivo es diagnosticar el estado actual de la pradera de posidonia y su evolución temporal. Para eso hemos instalado en la bahía de Talamanca cuatro estaciones de seguimiento y otra más en Cala Rotja, que está al lado y es la de control. En esas estaciones tomamos los parámetros de densidad de la pradera, de la dinámica de población y de cobertura. Con todos esos datos podemos evaluar si la pradera está en buen estado o en mal estado de conservación comparando con el año anterior y con lo que te marca la literatura de referencia.

¿Y cómo se encuentra?

En la zona de Talamanca estaría en muy mal estado de conservación y en mal estado según las zonas. Pero los datos de evolución temporal nos indican que la pradera no se está recuperando e incluso hay zonas donde se degrada más. Esa es la situación de ahora en Talamanca.

¿Esa situación es extrapolable a otras zonas del litoral con presencia de posidonia?

Talamanca es un lugar muy particular. Es un puerto natural que funciona como zona de fondeo durante el verano. En 2016, en los meses punta, julio y agosto, calculamos un pico de entre 150 y 200 embarcaciones fondeadas y entre el 70 y 80% sobre pradera de posidonia. Luego está el emisario submarino que estuvo funcionando hasta 2017 y la salida del vertido de salmuera por la zona de s'Illa Plana, que también afecta negativamente. Sería extrapolable a zonas de fondeo muy masivo, como por ejemplo la zona de ses Figueretes que, desde hace unos diez años, se ha convertido en espacio para el fondeo de grandes esloras. Otra zona que podría ser conflictiva es Porroig y todo es Xarco y es Jondal. Sin olvidar toda la bahía de Sant Antoni. En las zonas con fondeo y emisarios, la pradera siempre sufre.

Pues son muchas zonas.

Si miramos la cartografía de la posidonia de Ibiza y Formentera, vemos que las islas están prácticamente envueltas de posidonia. Y en las zonas donde se localizan los fondeos y los vertidos a través de emisarios vemos que la pradera sufre. Pero si miramos tiempo atrás, 20 o 40 años, la pradera ha retrocedido considerablemente.

¿Soluciones?

Lo que se está haciendo en la zona del Parque Natural y en la zona de Formentera parece que está dando resultado con la vigilancia y el control de los fondeos, lo que ocurre que esto ha creado como un efecto diáspora. Quiero decir que en zonas donde antes el fondeo no era muy habitual ahora sí lo es, ya que muchos barcos evitan las zonas vigiladas. Por eso es importante una vigilancia integral en todo el litoral. Luego está la implementación del decreto balear de posidonia. Dentro de esa normativa hay marcada una zona de pradera, en Talamanca, que es 'a regular' y otra zona de 'alto interés'. Aquí hay una iniciativa que sería colocar boyas de bajo impacto, que se conocen como boyas ecológicas, aunque no lo sean en el sentido estricto. Eso sería una acción que mejoraría la situación en zonas muy concretas. Luego hay que abordar la problemática de los vertidos.

¿El problema es el mal funcionamiento de las estaciones depuradoras?

Claro. En Talamanca, hasta 2017 vertía ese emisario y se ha hecho otro que vierte por otra zona, pero esa depuradora sigue funcionando incorrectamente. La nueva estación depuradora lleva un retraso considerable, por lo que sería importante que esa nueva instalación funcionase lo antes posible. Tampoco debemos olvidar los vertidos de salmuera que también afectan muy negativamente en Talamanca. En el decreto posidonia se incluía realizar un estudio para ver la viabilidad de mezclar agua depurada con la salmuera para disminuir el grado de salinidad para permitir conservar la pradera en esa zona. Pero está claro que el agua depurada que se vierta tiene que ser de calidad. En la cartografía que publicó el Consell de Ibiza se puede ver que en la zona cercana a la salida del emisario de la salmuera la pradera está totalmente muerta, aunque es verdad que es una zona muy localizada.

¿Ante esta situación, las administraciones afectadas están tomando medidas?

Sí, se están tomando medidas aunque puede ser que no sean lo suficientemente rápidas. El decreto de posidonia es una base muy importante, es una herramienta pionera y desde el GEN-GOB lo vemos de forma positiva, pero hay zonas donde se está implementando y funcionando bien y otras zonas donde todavía falta desarrollarlo. En el informe indicamos que aunque la pradera se degrade rápidamente, que es verdad, si se actúa aún estamos a tiempo de revertir esta situación. Ahora Ports de Balears va a instalar campos de boyas de bajo impacto en la zona de Cala Vedella y Cala d'Hort. Eso mejorará la situación pero también es necesario hacer una actuación en Talamanca porque en el ámbito pitiuso es el lugar de mayor presión de fondeo y de otros impactos. Hay una legislación que es muy importante pero es necesario actuar ya.

¿Cómo ve la situación en el Parque Natural de ses Salines?

En el Parque Natural tenemos un problema de sobrecapacidad y de sobredimensión. Cuando uno se pasea en verano por el Parque Natural no tiene la sensación de estar en un espacio protegido. Solo hace falta ver el nivel de actividad que hay y el nivel de presión e impactos. Si intentamos ser ambiciosos, con una perspectiva a medio y largo plazo, es una zona donde tendría que haber un límite a la presión humana, fijando una capacidad de carga ambiental bien establecida, con regulaciones que permitieran limitar el número de personas que puedan acceder. Esto ya pasa un poco en Cabrera, para disfrutar de ese entorno. Es cierto que ahora esto lo vemos difícil de implementar pero sería una de las cosas importantes a plantearse a medio y largo plazo.

Aquí entraríamos en el debate de compatibilizar turismo con medio ambiente.

Sí, es compatible hasta un cierto punto. Ahora mismo en el Parque Natural de ses Salines se ha pasado bastante de ese punto de equilibrio. Hay ejemplos: en Galicia, en la playa de las Catedrales, te tienes que apuntar para visitarla y hay lista de espera y un cupo máximo de personas diarias y es un espacio natural bastante amplio. Quizá habría que empezar a trabajar medidas similares en el Parque Natural, igual no en toda su extensión pero sí en zonas concretas muy saturadas.

Muchas veces, en materia de conservación se pone como ejemplo Formentera.

La isla tiene una ventaja muy grande y es que todo su litoral está en la Red Natura 2000, parte del mismo está en el Parque Natural y también cuenta con reservas marinas. Esas figuras de protección ofrecen unos instrumentos de conservación muy buenos. En cuanto a la regulación del fondeo prácticamente todos los sitios están regulados. Al ser una isla más pequeña resulta más factible hacer una vigilancia de las principales zonas de fondeo. En Formentera también se puede controlar el flujo de entrada de visitantes y aquí el Consell ha trabajado bien y ha puesto en marcha la iniciativa de la regulación de entrada de vehículos, Formentera.eco.

¿Sería trasladable a Ibiza la regulación de entrada de vehículos que se aplica en Formentera?

Pienso que es trasladable a toda Balears pero obviamente requeriría de un mayor control y de medios para hacerlo. Yo creo que sí se podría trasladar a Ibiza, se trata de ver lo que ha funcionado en Formentera. Al final es un poco lo de siempre: tenemos unas islas limitadas en recursos y no podemos crecer indefinidamente porque no hay recursos para atender tanta demanda. Tenemos que empezar a poner límites con criterios de carga ambiental. No son límites para impedir las actividades, al contrario, es justamente para garantizar su desarrollo. Si agotamos nuestras playas, nuestros recursos, nuestra aguas, al final no tendremos atractivo turístico.

¿Y las algas invasoras?.

Las algas invasoras son un efecto acumulativo sobre la pradera. Si está degradada por los fondeos, por vertidos de emisarios y contando con el cambio climático, las algas se instalan con más facilidad en las zonas que ocupaban las praderas de posidonia. Pero si la pradera no sufriera esos impactos, tendría resiliencia y podría aguantar esas algas invasoras.