Los valencianos que están empadronados en Ibiza pero que mantienen lazos familiares con su lugar de origen no podrán pasar las fiestas en su comunidad de origen. El presidente de la autonomía, Ximo Puig, anunciaba anoche que desde el lunes y hasta el próximo 15 de enero la comunidad se cerrará perimetralmente para evitar una tercera ola de coronavirus.

Ni familiares, ni allegados podrán ir a Valencia a pasar las Navidades, por lo que los valencianos que viven en Ibiza se quedarán este año sin poder pasar las fiestas con los suyos porque sólo les está permitido regersar a quienes estén censados en la autonomía, como estudiantes o trabajadores que desarrollen su labor fuera.

A partir del próximo lunes las restricciones de Navidad y el toque de queda cambian en la Comunitad Valenciana. De hecho, la hora máxima para circular serán las 11 de la noche, una hora menos que en la actualidad, aunque contará con la excepción de las noches del 24 y del 31 (Nochebuena y Nochevieja) donde se permitirá circular por la calle hasta la medianoche.

Tampoco habrá mayor permisividad en las reuniones sociales en las cenas y comidas navideñas a fin de evitar un repunte en los casos de coronavirus. El máximo fijado será de 6 personas, «tanto en espacios públicos como privados», un límite que es el que se establece actualmente para este tipo de encuentros, aunque con un añadido para los festivos: la concentración de, como máximo, dos grupos de convivencia estable.

Estas medidas suponen una enmienda al plan de Navidad anunciado hace poco menos de dos semanas con el fin de frenar al máximo los contactos sociales y sitúan a la Comunidad Valenciana como la primera en ampliar las restricciones ante el crecimiento de los casos. En el caso valenciano, Puig indicó que ha sido «la velocidad de crecimiento de los últimos contagios» de coronavirus, que por cuarto día consecutivo han superado los 2.000, la que ha obligado al Consell a realizar estas modificaciones a una semana de Nochebuena, por las que pidió perdón.